viernes, 1 de junio de 2012

El cuento: origen y desarrollo (123) por Roberto Brey


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Literatura árabe (continuación)

Bagdag: centro literario
A finales del siglo IX, Ibn al-Nadim, un librero de Bagdad, compiló una obra crucial para el estudio de la literatura árabe: Kitab al-Fihrist, un catálogo de todos los libros a la venta en Bagdad. Esto, más allá del significado que haya tenido en su momento, visto hoy ofrece al estudioso un panorama imprescindible sobre el estado de la literatura en la época.
Durante el Califato Abbasí, se utilizó mucho la compilación. Hechos, ideas, historias instructivas y poemas, fueron objeto de colecciones que trataban sobre un tema en particular. Y como con la poesía, los temas iban desde los referidos a la casa, el jardín, o los animales, hasta las que trataban de las mujeres, los ciegos, la envidia, la avaricia y toda clase de inquietudes del momento. Las compilaciones escritas por al-Jahiz, reconocido maestro del género, fueron de gran importancia para todo nadim (palabra con que se designaba a todo buen conversador), una especie de  asistente de los  nobles, que tenía por misión acompañarlo con historias ilustrativas y variada información, útil tanto  para entretenerlos como para aconsejarles.
Es conocido que la literatura árabe abordó en forma frecuente el tema del sexo. El ghazal, o poema de amor, tiene una larga historia, en la que el sexo aparece tanto en su vertiente tierna y amorosa, como en otra, abiertamente explícito. En la tradición Sufi el poema de amor podía tener una importancia mayor, entrando en lo místico y religioso. Se escribieron también manuales de sexo, como es el caso de El jardín perfumado, Tawq al-hamamah de ibn Hazm (1535) y Nuzhat al-albab fi-ma la yujad fi kitab (Placer de los corazones que nunca se hallará en los libros) de Ahmad al-Tifashi. Entre estas obras, se encuentra también una como Rawdat al-muhibbin wa-nuzhat al-mushtaqin (El prado de los amantes y de la distracción de los encaprichados) de ibn Qayyim al-Jawziyyah, que advierte cómo separar el amor de la lujuria y evitar el pecado.

Las mil y una noches
Aquellas compilaciones iniciales del siglo IX, fueron puliéndose, perfeccionándose con el correr de los años, en especial en la escritura. Aquí hay que distinguir entre la lengua común (al-ammiyyah) y la lengua culta (al-fusha). Esta última utilizaba la escritura y mantenía aquellos objetivos ya mencionados sobre la mejora y educación de la persona, antes que el entretenimiento. Pero esto no restringió el papel del hakawati o contador de historias, que retendría las partes más ligeras de las obras serias o algunas de las muchas fábulas o cuentos populares árabes que normalmente no se ponían por escrito.
La culminación de esos procesos daría lugar a la literatura de ficción árabe, representada en Las mil y una noches, que no solo es la obra más conocida sino la que aún ejerce más influencia hasta hoy en la representación de la cultura árabe, para los que están fuera de ese mundo.

(El motivo central de la obra es la historia de un rey de Persia, que mataba a sus esposas tras la noche de bodas. La ingeniosa Sherazade consigue demorar su muerte durante mil y una noches, en el transcurso de las cuales le cuenta al soberano una infinidad de relatos y así salva, al final, su vida).

Aunque en un principio fue considerada en Occidente como árabe, la obra tiene un origen persa y las historias, por su parte, pueden tener sus raíces en la India. Un buen ajemplo de las carencias en ficción de la prosa árabe es que las famosas historias de Aladino y Alí Babá, habitualmente conocidas como parte de Las mil y una noches, no lo fueron en realidad en origen. Se incluyeron por primera vez en la traducción francesa de la obra por Antoine Galland (1646-1715) quien las había oído contar por un cuentacuentos tradicional y que solo existían antes en manuscritos árabes incompletos. Simbad, por su parte, sí forma parte de la obra.

Es mucho lo que se dice de esta famosa obra: una es que todos hablan de ella pero que pocos la han leído. Por ejemplo, una leyenda del siglo XVIII señala que todo aquel que la leyera completa moriría. Tal vez tenga algo que ver que la obra completa se considera que consta de 3.000 páginas, escritas con letras pequeñas y apretadas.
Mar Gómez Renau, estudioso de la Universidad de Valladolid, explica que esta obra ‘es’ “y al mismo tiempo ‘no es’ árabe. Es árabe por la lengua, por el ambiente donde se desarrolla, pero no por su origen primitivo que es persa.”

Entre los distintos tipos de historias en estas colecciones se encuentran las fábulas de animales, los proverbios, las historias de jihad o propagación de la fe, cuentos humorísticos, cuentos morales, cuentos sobre el astuto estafador Ali Zaybaq y cuentos sobre el bromista Juha.

La Divina Comedia de Dante Alighieri, considerada la obra narrativa en verso más importante de la literatura italiana, contiene muchos rasgos y episodios sobre el futuro derivados de obras árabes sobre escatología islámica: el Hadith y el Kitab al-Miraj (traducido al latín en 1264, o poco después como Liber Scale Machometi, "The Book of Muhammad's Ladder") relativo a la ascensión de Mahoma al cielo, y los escritos espirituales de Ibn Arabi.

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