viernes, 22 de octubre de 2010

El cuento: origen y desarrollo (48) por Roberto Brey

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El romanticismo e “il resurgimento”


Con la revolución francesa y la llegada de Napoleón a Italia, se reafirman las ideas revolucionarias; y con la posterior recaída bajo el domino de Austria, comienza el resurgimiento nacional en Italia, que es acompañado en la literatura por el Romanticismo.
La unidad y la independencia nacionales es el principal reclamo durante todo el siglo XIX hasta la unificación total alrededor de 1870.

El periódico milanés “Il conciliatore” (El conciliador), que entre otros literatos reunía a Silvio Pellico (1789-1854), “Mie Prigioni” (1816), Luigi Carrer (1801-1850) y Giovanni Berchet (1783-1851), fundado el 3 de septiembre de 1818, fue el mayor impulsor del primer romanticismo, tanto en lo poético como en lo político. De acuerdo a la doctora María Cristina Giambelluca, ellos “se rebelaban contra la preceptiva basada en la imitación clasicista y la tradición mitológica”. Clausurado al año siguiente, la figura más importante del grupo era Giovanni Berchet, que en su “Carta semiseria de Crisóstomo a su hijo” decía:
“la única poesía verdadera es la poesía popular… La poesía debe mejorar las costumbres de los hombres, cultivar las almas, satisfacer las necesidades de la fantasía y del corazón (…) Si la poesía es la expresión de la naturaleza viva, deberá ser tan viva como el objeto que muestra, tan libre como el pensamiento que la origina, tan audaz como el objetivo que quiere alcanzar…”
Todos ellos sufrieron cárcel y exilio por su actividad patriótica y literaria.

Pero las figuras de la época serían Alessandro Manzoni (1785-1873) y Giacomo Leopardi (1798-1837). El primero destacado por su novela “Los novios” (I promessi sposi-1848), considerada la más alta expresión del romanticismo italiano. Esa obra dio lugar a numerosas novelas históricas, como “Marco Visconti” de Tommaso Grossi (1790-1853) y “Memorias de un italiano” de Giuseppe Giusti (1809-1850).

Para el escritor contemporáneo Alberto Moravia (1907-1990), que Manzoni hubiera elegido una historia del siglo XVII se debió a la importancia que la religión tenía en la novela (totalmente diferente a la del siglo XIX). Y lo eligió “porque durante ese siglo el catolicismo alcanzó por última vez un aspecto de universalidad”. Para Moravia, “Los novios” refleja una Italia similar a la de su época: “El fracaso del Risorgimiento (también conocido como la unificación en el siglo XIX), junto con la catástrofe del fascismo, han eliminado muchas diferencias que podrían existir entre la Italia moderna y la de “Los novios”. Por eso los italianos no se colocan frente a Manzoni con una opinión destacada: siempre fue difícil juzgarse a sí mismos…”

Sobre Manzoni
Umberto Eco elogia desde la primera página a Los novios, y eso que la novela, y en particular su primera página, es considerada muy aburrida por los estudiantes italianos. Eco dice que Manzoni en realidad estaba ya en su tiempo haciendo cine y que esa famosa página hay que leerla imaginando que uno está con una cámara de cine y un mapa sobrevolando la región que describe Manzoni. Dice que esa página "está hecha por los ojos de Dios y no por los de los hombres", y agrega que desde niño leyó a Manzoni "a escondidas, como algo prohibido" cuando aún no lo habían puesto como "obligatorio" en las escuelas.
Otro escritor italiano, Leonardo Sciascia, lo valora y estudia, pero lo califica de "autor difícil". El historiador literario Carlos Muscella, considera que los personajes de I promessi sposi (Los novios) no pueden ser más actuales. Otros lo caracterizan como "católico progresista", y el experto en su vida y obra, Dante Isella, dice que fue "quien inventó la lengua italiana", cuando il risorgimiento se iniciaba. Para muchos, I promessi sposi hoy debería ser interpretada en clave ético-política en vez de religiosa.

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