jueves, 29 de abril de 2010

El cuento: origen y desarrollo (23) por Roberto Brey

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Turguénev (1818-1883)


Iván Turguénev es otro de los grandes escritores realistas del siglo XIX. Se destacó por sus novelas, pero también escribió varios cuentos, aunque algunos, por sus características y longitud, se acercan a la novela corta.

De familia de terratenientes, Turguénev estudió durante un año en la Universidad de Moscú y luego en la Universidad de San Petersburgo, especializándose en los clásicos, literatura rusa y filología.

A los veinte años en Berlín, en cuya Universidad estudia historia y filosofía, particularmente a Hegel, se siente impresionado con la sociedad alemana, y vuelve, como muchos otros escritores e intelectuales, con la idea de que Rusia podía progresar imitando a Europa, en oposición a la tendencia eslavista que era fuerte en esa época en su país.

Como muchos intelectuales nobles de la época, se mostró contrario al sistema de servidumbre imperante en su país, que recién se aboliría en 1861.

Justamente, gracias a uno de los vasallos de su familia conoce la poesía de Mijaíl Jeraskov (un popular poeta del siglo XVIII) e inicia su actividad literaria, con poemas y esbozos, que recibieron comentarios favorables de Belinski.

En el final de su vida, Turgénev residió poco en Rusia, prefiriendo Baden-Baden o París, desde que conoció en el teatro Mariinski de San Petersburgo a la cantante Paulina García de Viardot, por quien abandonaría Rusia para establecerse en Francia.

Turguénev nunca contrajo matrimonio, si bien tuvo un hijo con una de las siervas de su familia. Alto y robusto, su carácter se destacó por su timidez, introspección y hablar suave. Su amigo literario más cercano fue Gustave Flaubert. Sus relaciones con Tolstoi y Dostoievski fueron a menudo tensas, considerando la tendencia proeslavista de ambos.

Se dice que en su lecho de muerte, cerca de París, exclamó, refiriéndose a Tolstoi; "Amigo, vuelve a la literatura", y que luego de ello, Tolstoi escribió obras como La muerte de Iván Ilich y Sonata Kreutzer. Por su parte, Dostoievski lo satirizó, en el personaje del escritor Karamazinov en su obra “Los endemoniados”.

El primer éxito literario de Turguénev fue “Diario de un cazador” o “Apuntes de un cazador”. Basada en las observaciones del autor mientras cazaba pájaros o liebres en la región natal de su madre; la obra apareció en forma de colección en 1852, y describía críticamente la vida de los campesinos rusos. En ese mismo año, entre el Diario... y su primera novela importante, Turguénev escribió para su ídolo Gogol en la Gazeta de San Petersburgo: "¡Gogol ha muerto!... ¿qué corazón ruso no se conmociona por estas tres palabras?...Se ha ido, el hombre que ahora tiene el derecho, el amargo derecho que nos da la muerte, de ser llamado grande..."
Censura, cárcel y destierro le valieron sus escritos en una época de despotismo zarista
De este período son varias novelas cortas, como “Diario de un hombre superfluo”, “Viaje del quinto caballo”, “Fausto” o “La tregua”. En todas ellas, Turguénev expresa las ansiedades y esperanzas de su generación. En 1858 escribe su novela “Nido de nobles”, historia de la nostalgia por lo perdido, que contiene a uno de sus personajes femeninos más memorables, Elena.

En 1859 con el zar Alejandro II y un clima político más relajado, escribe la novela “En vísperas”, retrato del revolucionario búlgaro Dimitri.

En 1862 se publica “Padres e hijos”, su trabajo más reconocido. La crítica de aquel momento no toma a la novela en serio, y -desilusionado- Turguénev comienza a producir menos.
Su siguiente obra, “Humo”, se publica en 1867 y -de nuevo- la recepción en su propio país es poco entusiasta. Durante esta época escribe también cuentos largos como "Aguas de primavera", "Primer amor" y "Asia", que posteriormente se reúnen en un volumen.

Sus últimas obras fueron Poesía y prosa y Clara Milich (cuentos), publicados en el European Messenger.

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