jueves, 26 de noviembre de 2009

Cuentos para todos: desde los orígenes hasta la actualidad (3)

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Los primeros cuentistas

Más allá de los estudios formales y de los análisis estructurales que se fueron dando a través del tiempo, debidos a innumerables teóricos, el origen de las técnicas narrativas modernas reconoce la narración oral como antecedente primero –y necesario- para que la sociedad pudiera desarrollarse. Conviene recordar que la única biblioteca, el único archivo del que el hombre pudo valerse durante miles de años (por lo menos hasta el desarrollo de la escritura) fue la memoria personal, transmitida en forma oral hasta convertirla en memoria colectiva, en instintos básicos para sostener la estructura social durante todo ese período de desarrollo humano. Tal como lo hacen los seres vivos no humanos con sus diferencias y sus distintos hábitos, ritos, forma de relacionarse, de trabajar, preservar la especie, etc.

Esa memoria en un momento se vertió en el papel, primero en forma muy lenta y costosa y, finalmente con el desarrollo actual de la técnica, de forma mucho más sencilla y con espacio casi ilimitado para abarcar la suma del conocimiento.

Pero resulta innegable la importancia que tuvo, incluso para el desarrollo de los estudios teóricos del siglo XX, el trabajo de recopilación escrita realizado por diferentes escritores a lo largo de los siglos.

El crítico y escritor Anibal Ford (1934-2009), en un trabajo realizado para el mítico sello editorial Centro Editor de América Latina, reconoce el aporte fundamental realizado entre los siglos XIII y XVI por quienes “sintetizan variadas y antiguas corrientes cuentísticas”. Allí comienza para Ford un nuevo ciclo literario, que de alguna manera deja de lado la magia y el cuento de hadas moralizante e inicia el realismo. “En las colecciones de este período convergen y se transforman, hasta dar paso a la observación de la realidad contemporánea, líneas diversas: la tradición grecolatina, el saber eclesiástico y las leyendas hagiográficas, la literatura oral de los pueblos europeos, los diversos ciclos de las literaturas cortesanas y caballerescas y muy especialmente la cuentística oriental traída por los cruzados o llegada a Europa por Bizancio o por España”.

Dejando de lado los relatos orales, verdadero origen del cuento, y conservados a través del relato folclórico, en la Europa Medieval se distinguen algunas formas primitivas, como los relatos religiosos, con enseñanzas morales, de la que se distingue la Disciplina Clericales de Pedro Alfonso (alrededor de 1100), o El conde Lucanor del Infante Juan Manuel (siglo XIII y XIV), volcado más a la aventura y a los amores reales.

También se destacan dos autores: Giovanni Bocaccio (1313-1375), el italiano que produce los célebres cuentos del Decameron (diez jóvenes aislados en una villa escapando de la peste de Florencia), donde se dejan de lado las convenciones religiosas y se expresa la vida de seres de diferentes orígenes y condición social, que van mostrando, de alguna manera en sus relatos, el fin del feudalismo y el crecimiento de la incipiente burguesía. Esos cuentos guardan similitudes con los del inglés Geoffrey Chaucer (1340-1400), que en sus Cuentos de Canterbury recala en lo humorístico y en cierta picaresca que instaura el principio del relato realista.

Para Ford, es importante también el trabajo de Margarita de Navarra (1492-1549) en su Heptamerón, setenta y dos cuentos con influencia de Boccacio, pero con esfuerzo por la enseñanza ética o religiosa. “A pesar de las diferencias –marca Ford-, son justamente Juan Manuel y Margarita, nobles con poder, agentes del proyecto político de la aristocracia, los que hacen un uso didáctico de la narración breve, frente al uso puro, no didáctico, que hace de ella los escritores provenientes de una burguesía que se afirma, pero que no ejerce un rol importante en el poder.” A partir de allí, según Ford, el relato breve “entra en un período de oscuridad”, del que saldrá con los románticos alemanes, el realismo de Gogol “y con la búsqueda de un nuevo lector que realiza Poe en medio de la revolución industrial”.

Aquí les dejo las direcciones donde podrán leer algunos de los cuentos de estos autores representativos de la época.

“Anastasio” de Boccaccio, se puede leer en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/anastasi.htm

Los tres anillos” de Boccaccio, en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/tres.htm

“Cuentos de Canterbury” de Chaucer: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/chaucer/canter.htm

“El clérigo incestuoso” de Margarita de Navarra: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/fran/navarra/clerigo.htm

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

El factor dios, por José Saramago

En algún lugar de la India. Una fila de piezas de artillería en posición. Atado a la boca de cada una de ellas hay un hombre. En primer plano de la fotografía, un oficial británico levanta la espada y va a dar orden de disparar. No disponemos de imágenes del efecto de los disparos, pero hasta la más obtusa de las imaginaciones podrá 'ver' cabezas y troncos dispersos por el campo de tiro, restos sanguinolentos, vísceras, miembros amputados. Los hombres eran rebeldes.

En algún lugar de Angola. Dos soldados portugueses levantan por los brazos a un negro que quizá no esté muerto, otro soldado empuña un machete y se prepara para separar la cabeza del cuerpo. Esta es la primera fotografía. En la segunda, esta vez hay una segunda fotografía, la cabeza ya ha sido cortada, está clavada en un palo, y los soldados se ríen. El negro era un guerrillero.

En algún lugar de Israel. Mientras algunos soldados israelíes inmovilizan a un palestino, otro militar le parte a martillazos los huesos de la mano derecha. El palestino había tirado piedras.

Estados Unidos de América del Norte, ciudad de Nueva York. Dos aviones comerciales norteamericanos, secuestrados por terroristas relacionados con el integrismo islámico, se lanzan contra las torres del World Trade Center y las derriban. Por el mismo procedimiento un tercer avión causa daños enormes en el edificio del Pentágono, sede del poder bélico de Estados Unidos. Los muertos, enterrados entre los escombros, reducidos a migajas, volatilizados, se cuentan por millares.

Las fotografías de India, de Angola y de Israel nos lanzan el horror a la cara, las víctimas se nos muestran en el mismo momento de la tortura, de la agónica expectativa, de la muerte abyecta. En Nueva York, todo pareció irreal al principio, un episodio repetido y sin novedad de una catástrofe cinematográfica más, realmente arrebatadora por el grado de ilusión conseguido por el técnico de efectos especiales, pero limpio de estertores, de chorros de sangre, de carnes aplastadas, de huesos triturados, de mierda. El horror, escondido como un animal inmundo, esperó a que saliésemos de la estupefacción para saltarnos a la garganta. El horror dijo por primera vez 'aquí estoy' cuando aquellas personas se lanzaron al vacío como si acabasen de escoger una muerte que fuese suya. Ahora, el horror aparecerá a cada instante al remover una piedra, un trozo de pared, una chapa de aluminio retorcida, y será una cabeza irreconocible, un brazo, una pierna, un abdomen deshecho, un tórax aplastado. Pero hasta esto mismo es repetitivo y monótono, en cierto modo ya conocido por las imágenes que nos llegaron de aquella Ruanda- de-un-millón-de-muertos, de aquel Vietnam cocido a napalm, de aquellas ejecuciones en estadios llenos de gente, de aquellos linchamientos y apaleamientos, de aquellos soldados iraquíes sepultados vivos bajo toneladas de arena, de aquellas bombas atómicas que arrasaron y calcinaron Hiroshima y Nagasaki, de aquellos crematorios nazis vomitando cenizas, de aquellos camiones para retirar cadáveres como si se tratase de basura.

Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios.

Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana.

Al menos en señal de respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real. A cambio nos prometía paraísos y nos amenazaba con infiernos, tan falsos los unos como los otros, insultos descarados a una inteligencia y a un sentido común que tanto trabajo nos costó conseguir. Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel. Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la Religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa.

Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria, mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de terror y sangre las páginas de la Historia.

Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el `factor Dios´, ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella. No es un dios, sino el `factor Dios´ el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados Unidos, no la otra...) la bendición divina. Y fue en el `factor Dios´ en lo que se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra las humillaciones.

Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos, pobres dioses sin culpa, ha sido el `factor Dios´, ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia.

Publicado en Argenpress: http://cultural.argenpress.info:80/2009/11/el-factor-dios.html

martes, 24 de noviembre de 2009

Devaneos idiomáticos 5

por el Prof. Francisco Vázquez

¿Por qué el calefón se llama calefón?

Por décadas me intrigó. Los diccionarios me informaban de algo que ya sabía: . Pero, ¿y la etimología? ¿De dónde había nacido la palabra tan rara, acá, en la Argentina?

Salía un día de la emisora tras irradiar un programa que conducía con mi mujer, cuando nos detuvimos frente a un escaparate. El lector habrá visto cómo los comerciantes suelen adornar sus vidrieras con antigüedades: palos de golf en desuso, raquetas de tenis viejas, teléfonos antiguos, y otras antiguallas, que generalmente nada tienen que ver con el género de la tienda.
Aquella tarde, en el escaparate de aquella ropería, el mercader había puesto de adorno un antiguo, aparatoso y solemne calentador de agua para baño. Por la pinta debía ser de los primeros que habían llegado de Europa a la Argentina, presumiblemente a fines del siglo XIX, o comienzos del XX. Una chapita de bronce hacía las veces de fe de nacimiento. En ella leí:

El lector habrá visto que en el texto que acabo de transcribir puse puntos suspensivos. ¿Por qué?

Pues porque allí omití, de propósito, algo: la marca. ¿Y cuál era esa marca?: “Califont”, nombre de fantasía que el ínclito fabricante hubo de formar con la raíz de la voz latina caldarius, o la de caldus, o la de calefacio, o calefactus, o algo por el estilo, y la palabra font, que, sin duda, se refiere a una fuente. Es decir, nos quiso expresar con el nombre el destino del objeto: ser fuente de agua caliente.

Me imagino el proceso posterior: Ledesma le dice a Vega: -Fernández se compró un “Califont”. Vega le cuenta a Quiroga: - Fernández se compró un “Califón”. Quiroga le dice a su mujer: - Fernández se compró un calefón. Y cátate a Periquito hecho fraile.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Cuentos para todos: desde los orígenes a la actualidad (2)

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La tradición
La sociedad como tal, para sobrevivir, necesita conservar sus tradiciones. Por algo el reconocido antropólogo norteamericano Franz Boas, alguna vez señaló: “el individuo es prácticamente esclavo de la tradición.”

Porque, según este autor, el proceso de socialización lleva a cierta automatización de las pautas culturales, que el individuo hace suyas en forma casi inconsciente. De esa manera se genera un arraigo tan grande, que también implica un rechazo de conductas ajenas al propio grupo social.
Boas se remite al cuento folclórico para afirmar: “...por lo general se manejan con sucesos que pueden ocurrir en la sociedad humana, con virtudes y vicios propios del hombre”. Pero también señala que a veces “revisten un aspecto fantástico y una índole que no pudo tener origen en la experiencia, sino que debe interpretarse como consecuencia de la relación existente entre la imaginación y el hecho cotidiano”. Los productos de la imaginación -asegura- son resultado de ensueños que juegan con las experiencias “y que se apropian de su tono emotivo”.

“Un suceso nos produce asombro, y en la imaginación los elementos que suscitaron nuestra sorpresa son exagerados. Nos amenaza un peligro, y su causa asume el aspecto de tener poderes extraordinarios. En todas estas situaciones, la experiencia real puede resultar exagerada o transformada en su opuesto, y de tal modo lo imposible llega a concretarse”.

Folclore
Para el ya mencionado Jaime Rest, el cuento fue sostenido y continuado por el relato folclórico, “que conserva las características básicas que debió de poseer el cuento en su estadio más primitivo y remoto: es una creación anónima, popular, tradicional y oral.”

Si anónimas porque la paternidad ha sido olvidada por el tiempo, a medida que iba transmitiéndose de generación en generación, para Rest, esos relatos son testimonio “de que el hombre desde tiempo inmemorial ha poseído una disposición ideológica muy honda y espontánea que lo lleva a referir cuentos, del mismo modo como lo impulsa a estructurar los ritmos del verso, del canto y de la danza”.

Un paso para caracterizarlo
Los estudiosos han tratado desde siempre de explicar el fenómeno del cuento como una forma de entender también el comportamiento humano y sus particulares necesidades de transmisión cultural. Pero fueron los teóricos rusos de principios del siglo XX los que dieron el impulso más grande para analizar y comprender la estructura interna del cuento, en su intento de darle carácter científico a su investigación, hasta entonces dominada por elementos externos a lo narrativo en sí. El más popular entre los estudiosos fue el formalista ruso Vladimir Propp (1895-1970). (Morfología del cuento, publicado en 1928, es uno de los libros más conocidos y apreciados en el mundo de los estudios folclóricos.)
Vladimir Propp, estudió los cuentos rusos en su forma y descubrió una serie de similitudes: “Los cuentos fantásticos reconocen treinta y un funciones. No todos los cuentos presentan todas las funciones, pero la ausencia de algunas no influyen en el orden en que aparecen las demás”. En las funciones Propp distingue un protagonista que se aleja de su casa trasgrediendo tal vez una prohibición y por momentos es víctima y héroe. Se encuentra con otros personajes que con ardides lo engañan, hasta que por fin, resuelve los problemas planteados después de una serie de peripecias y la situación vuelve a la normalidad, con el agregado de la experiencia y un posible matrimonio, final feliz y todo lo imaginable.

Además de estas funciones, que Propp advierte en cuentos de diferentes procedencias y que pueden tener diferentes combinaciones, también definió siete personajes básicos (el villano o antagonista, el proveedor, el ayudante u objeto mágico, la princesa a la que busca, el mandatario, el héroe y el falso héroe) y una innumerable cantidad de elementos. Todas estas partes constitutivas que establece, las compara con las formaciones orgánicas, diferenciándolas del cuento: “Mientras que en aquellas el cambio de una parte o de un rasgo implica el cambio de otro rasgo, en el cuento cada parte puede cambiar independientemente de las demás”.
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Un Siglo de Literatura Sanfernandina por Murcho y Boulocq

Alejandra Murcho y Hugo Boulocq presentaron la obra: “Un Siglo de Literatura Sanfernandina – Diccionario Comentado de Escritores de San Fernando 1900-2004 – 2ª edición ampliada y revisada hasta 2009”, el que reúne la biografía y la producción literaria de alrededor de 310 escritores del Partido de San Fernando.

Relataron los escritores que “se trata del primero en su género en la región y significa un singular esfuerzo por compendiar a autores, nativos o residentes en San Fernando que publicaron sus obras en diarios, periódicos, antologías o volúmenes individuales. Y se hizo gracias a una minuciosa tarea de investigación”.

Según la información, la obra abarca más de cien años de vida literaria sanfernandina e incluye a escritores con distintas trayectorias que acrecentaron la vida cultural de San Fernando en distintas épocas y circunstancias. Durante el evento también se presentó “Textos Escogidos de la Literatura Sanfernandina – Cuentos”.

Los escritores señalaron que esta obra muestra la producción cuentística de trece escritores de San Fernando. “Sin ningún afán académico, los autores pretenden dejar documentado que los cuentistas de San Fernando pueden leerse con tanta admiración y deleite, como la que despiertan los maestros del género”, explicaron.

martes, 17 de noviembre de 2009

"Nosotras, la trata de mujeres y niñas..."

El movimiento de mujeres, Juana Azurduy, presentó el libro Se trata de Nosotras, la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, en la Asociación Judicial Bonaerense, seccional San Isidro, con la presencia de las compiladoras Cecilia Merchán y Mercedes de Isla, y la especialista local Lucía Heredia.

Con gran cantidad de público, en su mayoría del género femenino, el Movimiento Juana Azurduy, presentó el libro, Se trata de Nosotras. La trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, una compilación de distintos autores y visiones sobre el tema elaborada por la diputada nacional Cecilia Merchán y la especialista Mercedes de Isla.

Juana Azurduy es un colectivo de mujeres que produce y lleva a la práctica estrategias de diversa índole para incidir y encontrar soluciones a las diferentes problemática de género. El libro fue editado por el sello editorial del agrupamiento, Las Juanas Editoras, con el objetivo de instalar el tema de la explotación sexual en la discusión pública.

La idea de presentar el libro nació en marzo del actual, recordó la referente zonal del Movimiento, Valería Rizzi. Un encuentro de género en el Escuela N° 1 de San Fernando con mujeres de este distrito, Tigre y San Isidro, reveló muchos temores de las mujeres de la zona sobre la trata y sobre la violencia familiar.

Los dichos de las colegas de género pusieron en guardia a las organizadoras, pues había ocurrido un secuestro en Tigre y en el encuentro se denunciaban casos de violencia de género que tenían como víctimas a varias jóvenes de estos distritos, ya desde el momento del noviazgo.

La presentación se realizó mediante un panel donde estuvieron las recopiladoras y también participó, Lucia Heredia, una especialista que se ha desempeñado durante años en las comisarías de la mujer de la zona norte. La experta inició la charla y advirtió el error de que “lo dramático” del asunto impida preguntarse sobre la raíz del problema.

“¿Dónde lo ponemos al problema? Al tratar a las mujeres vulnerables podemos caer en el mero asistencialismo”, propuso la experta y en esta línea también indicó el error de “perseguir a la prostitución”cuando la cuestión abarca una serie de items como las redes delictivas, el poder, la legislación vigente y la que falta, entre otros.

Mercedes de Isla, a su turno, precisó que el hablar de “trata” incluye “la explotación sexual, laboral y para comercio de órganos”. Luego relató que el libro incluye adrede miradas diferentes y hasta encontradas sobre el tema para que las propias mujeres de acuerdo con sus propias experiencias tomen una posición.

En esta línea ejemplificó las opiniones encontradas de colectivos como AMMAR(Asociación de Meretrices) que caracteriza el trabajo sexual como elección, y otras visiones que ponen el acento en las mujeres y niñas que deben “optar” por la explotación sexual debido a la vulnerabilidad en la que se encuentran.

De Isla dio informaciones alarmantes sobre el tema. El 85 % de los explotados sexualmente son mujeres y niñas. La edad de iniciación es alrededor de los 13 años. La captación de las victimas es a través del engaño, ya por un trabajo de buen sueldo o el secuestro liso y llano, y por elenamoramiento por parte del proxeneta.

“Después del libro hemos podido elaborar un cuadernillo sobre prevención”, informó la experta y puso de relieve que en el traslado de las victimas siempre hay complicidades depolicías, funcionarios y transportistas. De Isla destacó el capítulo del reconocido psicoanalista, Juan Carlos Volnovich, sobre la visión masculina del tema.

La diputada Merchán caracterizó a las victimas de explotación sexual como “las desaparecidas de la democracia” y al flagelo como “el sistema de esclavitud del siglo XXI”. La diputada informó que la trata es el tercero de los negocios ilícitos a nivel mundial, luego del narcotráfico y las armas.

Luego calificó como “negativo” el rol de los medios masivos de comunicación cuando no utilizan un leguaje acorde o colocan a las mujeres en lugares degradantes. Merchán reveló que aunque existe una ley federal, que tipifica “la trata” como un delito federal, “no está reglamentada”.
La diputada llamó “a las mujeres, a ser parte de la solución” (a la trata) pues “todas podemos ser víctimas” e instó a abordar el tema también desde el punto de vista adolescente, como medida de prevención, y a involucrar a toda la sociedad “Hay que organizar redes sociales” amplias contra la trata, propuso.

A la hora de los comentarios del público se destacó el testimonio de una vecina de la zona norte, ya abuela, víctima de explotación en su juventud, en Bahía Blanca, y logró escapar. “Las mujeres hoy podemos ser escuchadas”, dijo la sobreviviente, pero advirtió que “es difícil denunciar” cuando la policía estáentre los cómplices de los explotadores.

La diputada Merchán informó que se puede denunciar directamente en las fiscalías, y a la vez en el número gratuito 0800-999-2345, del INADI, y en las redes de las organizaciones de la sociedad civil. Ante un secuestro“Las primeras 48 horas son fundamentales para determinar quienes fueron los apropiadores”, advirtió la diputada.

El libro, Se trata de Nosotras, La trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, tiene las visiones de 19 especialistas e involucrados en el tema. Salió a la venta en Noviembre de 2008 y va por su segunda edición. Hasta la fecha se vendieron unos 3.000 ejemplares y se presentó en ciudades de todo el país.

En la zona norte las actividades del Movimiento de Mujeres, Juana Azurduy, incluyen charlas, cursos y talleres sobre salud reproductiva y sexual, vida plena y violencia de género, donde participan mujeres de 13 a 60 años. Se realizan en barrios como La Cava y Bajo Boulogne, en San Isidro; Las Tunas y Esperanza, en Tigre.

Uno de sus objetivos más importantes es concienciar a las autoridades de los municipios de la zona norte en la creación de un refugio para mujeres en situación de violencia pues el único que existe en toda la región pertenece a Caritas. “Es bastante preocupante esta ausencia de los estados municipales”, sostuvo Rizzi, la coordinadora del Movimiento.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Cuentos para todos: desde los orígenes a la actualidad

Hoy inauguramos una sección, que quiere ser informativa por un lado, pero también desea compartir: tanto el placer de la lectura como los conocimientos que cada uno tiene sobre autores y obras. Hemos elaborado un panorama del cuento universal, algo arbitrario, es cierto, porque como todo recorrido amplio y diverso, se basa mucho en preferencias y conocimientos parciales.

Pero esto no termina acá, cada uno de los capítulos que presentaremos semana a semana, puede ser enriquecido y mejorado con la ayuda de todos los lectores de este blog. Sólo es necesario el deseo de participar, aportando conocimientos, gustos e ideas para mejorar esta reseña.
Una cosa más: junto con la visión particular sobre el cuento y la literatura, van incluidos los lugares donde se pueden leer los principales autores y los cuentos mencionados. Esperamos que les guste, que nos lo hagan saber y, por qué no, que nos señalen todo aquello que pueda ser corregido.
Hasta la próxima



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El cuento siempre fue una de las formas literarias más atractivas, por su efectismo, por su brevedad, por su sencillez o por su practicidad.
Por supuesto que esta afirmación es perfectamente refutable, si se tiene en cuenta el apasionamiento que provocaron ciertas novelas populares en determinadas épocas, o la importancia de la poesía en la expresión de los sentimientos de muchas personas.
Porque uno estaría tentado a decir que “todo es relativo”, cuando se nos muestran los efectos causados por largas obras en verso como el “Martín Fierro”, capaz de conmover a multitudes iletradas y de convertirse en el símbolo de todo un pueblo. O el valor que ejercieron poetas como Amado Nervo, Bécquer, García Lorca, Neruda o tantos otros, para los enamorados de todos los tiempos. El propio Pablo Neruda en una entrevista realizada en 1970, decía sobre el efecto causado por sus “Veinte poemas de amor…”

“…por qué ese libro, un libro de amor triste, de amor doloroso, sigue siendo leído por tanta gente (…) verdaderamente no lo comprendo. Tal vez represente el planteo de muchos enigmas para la juventud (...) Es un libro doloroso, pero su atracción no se ha desgastado”.

Y ni hablar de la poesía trasladada a la música, con efectos multiplicadores. Y si no que lo digan los seguidores de muchos cantantes que supieron popularizar poetas antiguos y modernos y llevarlos a una masividad impensada.

Y en el caso de la novela también se podría decir que tuvo efectos multiplicadores, cuando los diarios y revistas del siglo XIX y XX vendían millones de ejemplares para que sus lectores siguieran los novelones, despreciados por algunos, pero llevados adelante por escritores de la talla de Emilio Zola o Víctor Hugo.
Pero claro, a esta altura ya sabemos que existen notorias diferencias entre estos géneros mencionados con respecto al cuento, y más aún si a éste lo comparamos con los ensayos, las biografías, los textos de estudio y otros géneros.

Hacia una definición
Pero como aquí vamos a hablar de cuentos, intentaremos hallar una definición que pueda satisfacer a los cultores del género a sus fanáticos, y a los que recién se acercan a su encanto.

En un estudio sobre el cuento moderno, realizado por los setenta, Jaime Rest definía al cuento como “un ejercicio escrito de ficción que se haya compuesto en prosa y cuya extensión es comparativamente breve”. Pero el estudioso mismo reconoce como “estrecha e inexacta” esta definición, “pese a ofrecernos el esquema arquetípico del género”.

Muchos afirman que la aparición del cuento se da de manera espontánea, a través de la transmisión oral. Todavía hoy persiste como costumbre en algunos ámbitos el sentarse alrededor del fogón a contar relatos de todo tipo que saben atrapar al oyente y que suelen tener diversos expositores.

Contar y escuchar historias fue y ¿es? una pasión del hombre en todos los rincones del planeta. Pero claro su origen tuvo diferentes razones y su estilo caracterizado por los distintos períodos por los que atravesó la historia humana.
Después de todo, como señala la docente Irene Klein: “Tomar la palabra no es una actividad ingenua… el lenguaje construye el mundo y lo evalúa… permite al sujeto incidir, a través de los sentimientos y las emociones que provoca, sobre las opiniones, valores y actitudes del que lee o escucha el relato…”
En algún momento ese relato cubrió una necesidad: la de reiterar los preceptos de una cultura para que quedara en la memoria de las generaciones sucesivas. Y justamente, no hay que olvidar que, antes de la invención de la escritura, toda la tradición de un pueblo, sus hábitos, sus costumbres, sus conocimientos, su cultura, se sostenía fundamentalmente sobre la memoria humana. Que cada generación recordara la experiencia de sus padres era vital para permitir su funcionamiento, facilitar su forma de vida y conseguir nuevos logros. Por lo menos esa fue la característica que adoptó el homo sapiens en su paso por la Tierra: aprovechar lo aprendido y seguir adelante.

Luego, la aparición de la escritura seis milenios antes de nuestra era, permitiría que esos conocimientos fueran guardados más allá de la memoria.
Y esa es otra historia.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ganadores del Certamen Literario "San Isidro 2009"

Ganadores del Certamen Literario "San Isidro 2009", organizado por la SADE-zona norte

PREMIADOS

Género Cuento

Primer premio: "Las herramientas diminutas", de Leandro J. Calíbrese.
Segundo premio: "Transmutación", de Gabriel Fernando Sarobe.
Tercer premio: "La base de la fortuna", de Luis Alberto Dal Bó.
Mención especial: "Las señales", de Ana Maria Arellano.

Género poesía:
Primer premio: "Nubes azules", de Pablo Hector Acuña.
Segundo premio: "La mirada", de Gustavo Nelson Schaller.
Tercer premio: "Duerme", de Edgardo J. Carignano.
Mención especial: "Cuarto de Costura", de Liliana Souza.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ganadores del concurso “Manuel Mujica Láinez”: Máximo Schein ganó el primer premio y Daniel Convertini el segundo.

Silvia Iparaguirre y Guillermo Martínez reciben de manos de Jaureguiberry la antología de cuentos del anterior certamen Mujica Láinez.

El primer premio del concurso literario fue para la obra “Último Círculo”, de Máximo Schein, de la ciudad de Buenos Aires, en tanto que el segundo lugar fue para “Veinticinco”, de Daniel Convertini, la ciudad de Buenos Aires.

Ayer, martes 3, se realizó en la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Isidro -Av. del Libertador 16.128- la apertura de los sobres con los datos de los ganadores de la tercera edición del Premio Municipal de Literatura “Manuel Mujica Láinez” en el que participaron un total 1.104 concursantes de todo el país y el exterior.

El acto contó con la presencia de la directora General de Cultura, Eleonora Jaureguiberry, y dos de los tres miembros del jurado, Silvia Iparaguirre y Guillermo Martínez (Abelardo Castillo no pudo estar presente), además de integrantes del prejurado.

La entrega de premios se realizará el viernes 13, a las 19, en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal “Dr. Horacio Beccar Varela”, en la calle Adrián Beccar Varela 774.

La menciones fueron para “Sobre la fabricación de ideas”, de Sabrina Celeste De Luca, de la ciudad de Buenos Aires; “El Secreto”, de Mónica Inés Cincinnatti, de Olivos; “Ideas Peligrosas”, de Marcelo Galliano, de la ciudad de Buenos Aires; “Tachaduras”, de Alejandro Cruz Tloupakis, de Carapachay; “De guerras y usurpaciones”, de Héctor Méndez, de la ciudad de Buenos Aires; “El Dibujante”, de Federico Romani, de la ciudad de Buenos Aires; “Delirium”, de Mónica Ernestina González, de Loma Hermosa y “Fausto”, de Gabriel Fernando Sarove, de la ciudad de Buenos Aires.

Asimismo, el jurado realizó una recomendación especial para que la obra “Vigilia”, de Abel Guillermo Cammi, de Martínez, forme parte de la antología.

El ganador del concurso recibirá un premio de $ 2000, en tanto que el segundo recibirá $ 1000, y tanto los premiados como aquellos que obtuvieron menciones serán incluidos en una antología.