jueves, 26 de noviembre de 2009

Cuentos para todos: desde los orígenes hasta la actualidad (3)

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Los primeros cuentistas

Más allá de los estudios formales y de los análisis estructurales que se fueron dando a través del tiempo, debidos a innumerables teóricos, el origen de las técnicas narrativas modernas reconoce la narración oral como antecedente primero –y necesario- para que la sociedad pudiera desarrollarse. Conviene recordar que la única biblioteca, el único archivo del que el hombre pudo valerse durante miles de años (por lo menos hasta el desarrollo de la escritura) fue la memoria personal, transmitida en forma oral hasta convertirla en memoria colectiva, en instintos básicos para sostener la estructura social durante todo ese período de desarrollo humano. Tal como lo hacen los seres vivos no humanos con sus diferencias y sus distintos hábitos, ritos, forma de relacionarse, de trabajar, preservar la especie, etc.

Esa memoria en un momento se vertió en el papel, primero en forma muy lenta y costosa y, finalmente con el desarrollo actual de la técnica, de forma mucho más sencilla y con espacio casi ilimitado para abarcar la suma del conocimiento.

Pero resulta innegable la importancia que tuvo, incluso para el desarrollo de los estudios teóricos del siglo XX, el trabajo de recopilación escrita realizado por diferentes escritores a lo largo de los siglos.

El crítico y escritor Anibal Ford (1934-2009), en un trabajo realizado para el mítico sello editorial Centro Editor de América Latina, reconoce el aporte fundamental realizado entre los siglos XIII y XVI por quienes “sintetizan variadas y antiguas corrientes cuentísticas”. Allí comienza para Ford un nuevo ciclo literario, que de alguna manera deja de lado la magia y el cuento de hadas moralizante e inicia el realismo. “En las colecciones de este período convergen y se transforman, hasta dar paso a la observación de la realidad contemporánea, líneas diversas: la tradición grecolatina, el saber eclesiástico y las leyendas hagiográficas, la literatura oral de los pueblos europeos, los diversos ciclos de las literaturas cortesanas y caballerescas y muy especialmente la cuentística oriental traída por los cruzados o llegada a Europa por Bizancio o por España”.

Dejando de lado los relatos orales, verdadero origen del cuento, y conservados a través del relato folclórico, en la Europa Medieval se distinguen algunas formas primitivas, como los relatos religiosos, con enseñanzas morales, de la que se distingue la Disciplina Clericales de Pedro Alfonso (alrededor de 1100), o El conde Lucanor del Infante Juan Manuel (siglo XIII y XIV), volcado más a la aventura y a los amores reales.

También se destacan dos autores: Giovanni Bocaccio (1313-1375), el italiano que produce los célebres cuentos del Decameron (diez jóvenes aislados en una villa escapando de la peste de Florencia), donde se dejan de lado las convenciones religiosas y se expresa la vida de seres de diferentes orígenes y condición social, que van mostrando, de alguna manera en sus relatos, el fin del feudalismo y el crecimiento de la incipiente burguesía. Esos cuentos guardan similitudes con los del inglés Geoffrey Chaucer (1340-1400), que en sus Cuentos de Canterbury recala en lo humorístico y en cierta picaresca que instaura el principio del relato realista.

Para Ford, es importante también el trabajo de Margarita de Navarra (1492-1549) en su Heptamerón, setenta y dos cuentos con influencia de Boccacio, pero con esfuerzo por la enseñanza ética o religiosa. “A pesar de las diferencias –marca Ford-, son justamente Juan Manuel y Margarita, nobles con poder, agentes del proyecto político de la aristocracia, los que hacen un uso didáctico de la narración breve, frente al uso puro, no didáctico, que hace de ella los escritores provenientes de una burguesía que se afirma, pero que no ejerce un rol importante en el poder.” A partir de allí, según Ford, el relato breve “entra en un período de oscuridad”, del que saldrá con los románticos alemanes, el realismo de Gogol “y con la búsqueda de un nuevo lector que realiza Poe en medio de la revolución industrial”.

Aquí les dejo las direcciones donde podrán leer algunos de los cuentos de estos autores representativos de la época.

“Anastasio” de Boccaccio, se puede leer en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/anastasi.htm

Los tres anillos” de Boccaccio, en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/tres.htm

“Cuentos de Canterbury” de Chaucer: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/chaucer/canter.htm

“El clérigo incestuoso” de Margarita de Navarra: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/fran/navarra/clerigo.htm

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