sábado, 28 de febrero de 2009

Las novelas y nouvelles de Irène Némirovsky

La autora de marras, nacida en Kiev en 1903 y asesinada en Auschwitz en 1942, eligió a Francia como patria de adopción y al francés como su lengua de escritura, a pesar de hablar siete idiomas. Sus obras traducidas por el momento son las nouvelles o novelas cortas «David Golder», «El baile» y «El ardor de la noche». Su obra mayor «Suite francesa» merece que contemos su prehistoria: el manuscrito de Irène, dentro de una valija que contenía el testamento y otros papeles de la escritora, viajaron por Francia en manos de sus hijas Denise, en ese momento de 13 años, y Elizabeth, con sólo 5. Acompañadas por su tutora, escondidas, tapadas, hasta cambiaron sus nombres para que no las encontraran. Cuando la guerra terminó, las chicas siguieron esperando que sus padres volvieran (Michael Epstein, el padre, corrió la misma suerte de su mujer unos meses después en el mismo campo de exterminio) hasta que no hubo más esperanzas.
Pasaron muchos años, y las heridas no cicatrizaban. Denise quería enfrentarse a la lectura de los papeles de su madre pero era demasiado doloroso. Finalmente, junto con su hermana dan el manuscrito (terminado por Iréne y que contenía además preciosas notas de ella, comentarios e ideas) al IMEC (Institut Mémoire de l’Édition) para su publicación definitiva. Las traducciones disponibles llegan todas de la mano de editorial Salamandra, quien también ha rescatado del olvido al húngaro Sandor Marai. ¡Pero ésta ya sería otra recomendación!
Sugiero comenzar por «El ardor de la noche» o «David Golder» para ir entrando en calor con el estilo, sutil e implacable, de una mujer que entendió su época con mucho dolor pero también con una gran claridad mental. Lectores en busca de liviandades, por esta vez abstenerse.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
www.tierradelibros.fibertel.com.ar

Sobre el personaje

por Juan Disante

El autor se alimenta de su primera memoria: las influencias. Y la influencia es vivencial o/y visceral: lo experimentado y lo sentido. Y es la imaginación quien combina las dos influencias. Es su mejor instrumento.
El escritor se inclina siempre a producir hacia dos polos: la razón o la imaginación. A veces usa uno, a veces otro. A veces los dos términos de sus cualidades personales. Pero es la imaginación quien da cuenta de su arte para combinar las ideas.
El personaje siempre encarna y proyecta todo lo que el escritor quiere decir.
Y siempre, en narrativa, existe un personaje (como definición amplia). Real o fantástico. Humano o animal. Explícito o implícito.
Hay una gama que va desde el personaje corporizado como tal hasta el personaje oculto detrás del texto. El personaje desplegado en toda su acción (vena y carácter), hasta aquel que es todo pensamiento. El personaje puede ser una entidad singular e inexistente en la realidad (pero explícito), puede aparecer en la narración sin forma totalmente definida (implícito), o puede estar plasmado sólo en la ideas que está plasmando el escritor.
Se puede decir que el personaje es el sujeto y conjurar el mundo (en todas sus formas), el objeto.
"El arte no sólo crea un objeto para un sujeto, sino un sujeto para el objeto". C. Marx.
De lo que se trata es de depurar lo escrito de la influencia originaria y dotarlo de un discurso propio o diferente.
Su personalidad se construye creando juegos fantásticos o realistas.
Esto implica copiar, eliminar, sustituir, agregar, etc.
De algún modo El Personaje es el centro de interés. Él debería empujar el mensaje. Y hay que insistir que no puede ser un oficio que se centre sobre la atención única y exclusiva del "mensaje", olvidándose de la vivencia de los otros medios del personaje: la palabra, el gesto, las acciones, las pasiones, etc.

Los hombres son el resultado de sus condiciones sociales materiales, por lo tanto los personajes son también la consecuencia de estas condiciones.
Y de este modo en cada período histórico, con el cambio de las condiciones histórico-sociales, cambia la estructura de los personajes. Y, por ende, situar a cada personaje en sus momentos y coyunturas es hacerlos verosímiles. Y en 2° lugar, se crean complicidades con el lector. Siempre habría que buscar complicidades en literatura. La historia que se cuenta es de cómplices. El mundo es el mismo, los conflictos son los mismos, pero ¡atención!, los diálogos y la forma del relato son diferentes. Cada expresión del Personaje debe poseer un continente de significaciones y responde a sus intenciones y al medio en el cual se desenvuelve.
Hay una puja, una lucha permanente entre el escritor y la realidad. Porque la aparición de un personaje de ficción siempre es una modificación de la realidad. A veces un cuestionamiento del mundo.
La conciencia de un determinado personaje puede universalizarse y convertirse en la "conciencia de todos" (como los protagonistas de "Los miserables"). Cosa de por sí transgresora. Incluso cuando desesperadamente busca dirigir su texto, se encuentra que quien lo enfrenta no es él, sino el lector, la realidad.
Pero, el lector, es una conciencia amorfa, no es objetiva por su amontonamiento de subjetividades. Los lectores pueden rechazar textos extraordinarios y aceptar textos condenados a morir por su anacronismo.
"El público" no es más que una abstracción. Peligrosa. Implica para desgracia del escritor la debilidad de querer gustarle a todo el mundo. Y en la vida, ya se sabe, querer gustar a todos es siempre tener que traicionar a alguien. No escribir para nadie.
No es extraño que lo bueno sea rechazado en su comienzo. Una historia puede anunciar una tempestad y nadie está dispuesto a enfrentarlas. Pero, paradójicamente, quien salva una buena historia es la llegada de la tempestad.
Dialéctica compleja y difícil para quien escribe una historia.
No existe un personaje puro. Vivimos en un mundo de contradicciones y los personajes son los contrarios. El Personaje no se asume por sí mismo, necesita de la confrontación con los otros personajes. Ahí aparece el conflicto.


Coincidiremos en considerar al conflicto como el choque entre dos o más fuerzas, y no simplemente, como una situación afligente o dolorosa.
Todo autor trabaja con el tema y los personajes que le corresponden.
La propiedad de ellos es una variante que está sujeta a la obsesión o a la posesión de la que es presa el autor. Un tema o personaje puede no pertenecerles a un autor, pero, desde el mismo momento en que el autor los incorpora, es que lo hace propio y eso es lo importante. Se entabla una relación de propiedad subterránea entre ambos. El autor no busca al personaje y al tema. Estos buscan al autor. El autor los encuentra.
Hay algo extraño, cuando el autor comienza a detenerse sobre los personajes, no se vuelca a aquellos ajenos a su tiempo social y a los que movieron sus afectos.
Se inclina primeramente por la suya, por esa oscura memoria de su infancia, de su pasado glorioso o fatal, de su miedo y valor, de su amor y odio, de su dolor.
Sin embargo, no necesariamente los personajes deben rememorar para ser creíbles. No es la única posibilidad la de construir la psicología de los Personajes. Sobre la palabra que recuerda. Se puede vivenciar el pasado a partir del desdoblamiento del Personaje, de la fractura de su tiempo. Hay un lugar para el Personaje en su multiplicidad temporal: pasado, presente y futuro.
Rayuela contradice las leyes de su género. Cortázar nos ofrece un texto que se lee a los saltos. Mientras que Ia novela tradicional gira alrededor de un tema, unos personajes y motivos que desaparecen y vuelven a aparecer. Es un todo organizado en episodios encadenados y construidos con elementos muy trabados.
Generalmente hay un héroe novelesco (fuerte).
Hay una idea principal e ideas secundarias. Hay un hilo conductor. Hay un argumento.
El destinatario de la novela en general es pasivo, a pesar de que la recree a su manera.
Hay fragmentos narrativos, hay situaciones, hay episodios y hay capítulos. Se ensamblan todos estos elementos:
Los fragmentos se aglutinan en torno a uno más intenso, creando una situación. Las situaciones se organizan en torno a un mismo hecho, para constituir un episodio.
Los episodios se organizan en torno a un núcleo temático
Una novela es una continuidad narrativa.
Tiene una tensión interna, más o menos pronunciada.
Hay una curva dramática.
El conflicto es el punto máximo de tensión.
En torno al conflicto se agrupan un número de escenas. Puede haber una primera, segunda y tercera parte escalonada.
Se puede destacar la acción, el personaje o el ambiente (espacio).
Se dice que Los Personajes son un elemento más en el edificio de la ficción.
"son seres ficticios, no de carne y hueso"
Todo Personaje, aunque ficticio, es tomado de la realidad. Más que creíbles, deben ser verosímiles.
Los Personajes se mueven siempre en coordenadas de espacio-tiempo.
Se consigue una mayor intensidad a través de un narrador protagonista y de monólogo interior que de un narrador omnisciente.
Si hay un giro hacia la primera persona, hay menos ataduras a moldes.
El Personaje es una síntesis de muy diversos elementos.

Juan Disante

Lecturas para aprovechar el Verano

Es una especie de tradición; en la misma valija donde ponemos la malla, los shorts y algún abrigo, va una novela, un libro de superación , una biografía o por qué no un libro sobre historia. Posiblemente todo en versión “liviana”, para acompañar el tiempo de ocio…¿O no? Tal vez es un buen momento, el del solaz y esparcimiento, para emprender desafíos mayores.
Para aquellos que no quieren meterse en honduras, recomiendo “La apelación”, uno más de abogados de John Grisham, o bien con ánimo de innovar, “África, hombres como dioses” del cordobés Hernán Lanvers, un médico fanático de Wilbur Smith que viajó a Sudáfrica para empaparse del tema y terminó escribiendo una novela que ya es un éxito de ventas. Para los que no se enganchan con la ficción ”El Combustible espiritual” del periodista Ari Paluch o “Gente tóxica” y el último “Autoboicot” de Stamateas pueden ser alternativas válidas. Para los fanáticos de la historia, voy con “La logia de Cádiz” del amigo Fernández Díaz o “Caudillos federales” de Pacho O’Donnell, algo de lo que realmente pasó se encuentra en ambos libros. No olvidemos tampoco las cuartas partes de dos ya clásicos “Mitos de la historia argentina 4” de Pigna y “Matemática ¿estás ahí? Episodio 100” de Paenza.
Para los que no se amilanan ni en vacaciones, recomiendo “Chesil Beach” de Ian Mc Ewan o “El juego del ángel” de Carlos Ruíz Zafón (no esperen encontrar “La sombra del viento”, pero vale la pena).

¿Y para los chicos? Ellos ya saben que salió Gaturro 12, con una tapa flúo que se ilumina al apagar las luces, pero quizás no tienen presente que tienen dos opciones más en mini novelas, “Gaturro y el misterio de las cinco Ágathas” y el más reciente “Gaturro y la mansión del terror”, obviamente todos por Nik. Si los papás fueron quinianos de la primera hora, vayan por Mafalda del 1 al 10, no se van a equivocar.
Para adolescentes, hay mucha tela para cortar, la seguimos la próxima.

Silvina Rodríguez
Librería Tierra de Libros
tierradelibros@fibertel.com.ar

La autora de Harry Potter ataca de nuevo

En lo que se podría considerar un hecho de relevancia sólo para fanáticos, el 4 de diciembre pasado llegó a nuestras librerías (y a las del resto del mundo, ya que el lanzamiento fue en simultáneo) “Los cuentos de Beedle el Bardo”, el último libro escrito por J. K. Rowling, el cual podría considerarse una secuela del séptimo volumen sobre el famoso mago.
Según se puede leer en “Harry Potter y las reliquias de la muerte”, Dumbledore le deja como legado a Hermione un libro de relatos, pero sólo se menciona el cuento de los Tres Hermanos. La edición que llega ahora contiene además “La fuente de la buena fortuna”, “El corazón peludo del hechicero”, “El mago y el cazo saltarín” y “Babbitty Rabbity y su cepa carcajeante”. Al final de cada uno tenemos los comentarios del mismo Dumbledore y las ilustraciones son de la autora.
Lo que sí es necesario destacar es que el 20% del precio de tapa del libro se dona a una organización que protege los derechos de niños que no tienen un hogar propio (Children’s High Level Group), y aun cuando han comenzado por algunos países de Europa (República Checa y Rumania, y algunos de los ex URSS –Georgia, Moldavia y Armenia), planean expandir su labor en un futuro al mundo entero.
Más allá de la responsabilidad social mostrada por la Rowling, deberemos esperar el veredicto de sus lectores para ver si este compendio de historias breves consigue el éxito de sus antecesores. El tiempo dirá.

Silvina Rodríguez - Librería Tierra de Libros
tierradelibros@fibertel.com.ar

“El arte de leer o como ir de caza sin matar al pájaro”

“El arte de leer o como ir de caza sin matar al pájaro”, fue el título de la charla que presentó la Asociación Amici della Cultura Italiana el pasado 14 de noviembre, a cargo de la profesora Graciela Amadío.
“A quién puede interesar la literatura, en un época de tanto discurso, tantas palabras ‘que muchas veces no dicen nada’; qué valor puede tener como un acto de resistencia o de presencia hablar de literatura”.
Así inició la charla la profesora, que invitó a todos los presentes a pararse en la literatura como lectores, por eso el acto de leer sería como el eje “pensar la lectura”, dijo, como ese lugar, como ese paseo que solemos hacer cada vez que abrimos un libro, ese recorrido que va desde la primera hasta la última página de ese acto revelador en el que se puede convertir al acto de leer.
El título de la charla, explicó, surgió de una afirmación que hace Umberto Eco, y que dice que la felicidad es pura incertidumbre, es pura inquietud, es ese movimiento que no alcanza el objetivo, sino que es en tanto se mueve y es en tanto se logra y que ahí está, si existe; la felicidad, es como ir de caza sin matar al pájaro, es salir pero no para conseguir el objetivo de matar, justamente lo que hace la literatura es generar, nacer, dar vida y justamente la metáfora o la imagen tenía que ver con el paseo, revitalizar el lenguaje, y nuestra relación con el libro.
El bosque como metáfora de la literatura, cada árbol es un libro y cada libro conforma el bosque y uno no puede ser sin el otro.
Con la guía de autores como Italo Calvino y Umberto Eco, mencionando algunos de sus escritos, fue desarrollándose el encuentro haciendo de la lectura un viaje por la fantasía y el juego literario.
Para que haya literatura tiene que haber cambio, movimiento, transformación y esto lleva tiempo, paciencia para recorrer, es un viaje, no forzar la lectura cuando no hay deseo, es un acto de independencia, de elección.
“Si yo leo, por ejemplo leo a Calvino que hoy está muerto, vuelve a estar vivo en aquello que se lee, en realidad no vamos a ser felices leyendo, pero quizás es recordar que alguna vez lo fuimos o lo quisimos ser, esto de ir al bosque para cazar pero no matar al pájaro”, concluyó.
Informes: 4711-6080. http://www.amici.org.ar/

Por octavo año consecutivo una mujer se alzó con el premio Clarín Alfaguara de novela

Un dato anecdótico para muchos, una tendencia en franca subida para otros. La realidad es que no pasa lo mismo con otros concursos, y también es cierto que no existe para quien escribe estas líneas una literatura femenina.
Tal vez lo que resulta interesante es detenerse a pensar en las temáticas de las novelas que ganaron desde 2001, las cuales presentan un fino hilo conductor: todos los personajes sufren la pérdida de un ser muy querido, muy cercano y a partir de este dolor inician un aprendizaje en sus vidas. Atravesadas por los recuerdos de los años de militancia, o los de pizza con champagne en barrios cerrados, por la tortura, el exilio, la locura y en el caso de la ganadora de este año, la anomia (en el sentido más estricto y médico del término, la imposibilidad de ponerle nombre) de la pérdida de un hijo, las autoras recorren caminos literarios que jamás las dejan como en el punto de partida: el crecimiento en todos los casos es evidente y el conocimiento de sí mismas, notable.
Celebramos entonces el hecho de que los jurados elijan escrituras que muestran universos que nos tocan a todos, dejando de lado la incómoda cuestión de género, lo que importa es cómo se escribe y no el sexo de quien lo hace.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
tierradelibros@fibertel.com.ar

viernes, 27 de febrero de 2009

El locutor

Fue a las siete y media de la mañana. Un domingo. El teléfono había estado sonando hacía rato. Nadie llama un domingo a esa hora por una pelotudez. Se despertó. Se levantó de la cama para atender el llamado. –Hola –dijo, pero nada salió de su boca. El hola sonó sólo en su cabeza.–Hola –contestó una voz del otro lado. Era su voz. La había perdido. Ya nunca más le volvería a hablar.

Martín WilsonLa Lucila
mwilson@telefe.com.ar

Algunas reflexiones de la lectura-escritura como una unidad

por Juan Disante

Se suele preguntar qué idea ha querido encarar un autor. A este respecto, le decía Goethe a un amigo:"Me preguntaban cuál es la idea conla cual quise encarnar en Fausto, ¡como si yo mismo lo supiera y pudiese explicarlo!.
Buñuel decía: "La imaginación es un músculo que hay que estimular cada día".
Chandler decía que una de sus peculiaridades y dificultades como escritor era que no descartaba nada. A la vez, su razón para empezar a escribir era un sentimiento ineludible, decía que se habría hundido en la más terrible depresión si no se hubiera puesto a escribir cada vez que ese sentimiento lo atacaba
No descartar nada al comenzar un relato significa: 1) Escribir comienzos de relatos en el momento que se nos ocurre y sin prejuzgar su valor.2) Escribir tanto lo que se vive como lo que se imagina. Aunque imaginar es una manera de vivir.
Las imágenes suelen ser evocaciones imborrables.
Juan Marsé dice: "Mis novelas parten de imágenes. Existe una serie de imágenes básicas que me obsesionan, que arrastro del pasado, experiencias personales o cosas que te han contado, no distingo entre ambas. La suma de varias combinadas me proporciona no una idea sino la posibilidad de comenzar o continuar una historia."
Es conocido el hecho de que a muchos escritores lo persiguen sus obsesiones y logran liberarse de ellas transformándolas, convirtiéndolas en materia prima para un relato.
Así, Umberto Eco dice que escribió "El nombre de la Rosa" porque tenía ganas de envenenar a un monje.A partir de ese deseo desarrolló la idea según los siguientes pasos :
1) Encontró en un cuaderno una lista de monjes que vivían en un convento.
2) Investigó sobre venenos.
3) Investigó el Medioevo y situó el convento en esa época.
4) Eligió como primer narrador a un cronista de la época.
5) Se documentó e imaginó la mayor cantidad de detalles para construir el mundo en que transcurre la historia, como trama policial
Siempre conservó su problema inicial: ¿quién es el asesino? (Como motor principal).