viernes, 31 de agosto de 2012

El cuento: origen y desarrollo (135) por Roberto Brey


135

Literatura japonesa

Literatura antigua de Japón

Muchos investigadores de la historia del Japón consideran que su aislamiento geográfico contribuyó al mantenimiento de una sociedad primitiva, es decir, sin una estructura de poder, por miles de años, hasta casi el siglo VI d. C, con la creación del Estado Imperial. Existió además en Japón una gran preponderancia de la cultura china, que se acentuó entre los siglos III y II a. C., con la introducción de la cultura del metal, altamente desarrollada por los chinos, y la aparición de utensilios de madera tales como cucharones, martillos, arados y morteros; también artículos de bronce, que incluían espadas, lanzas y objetos diversos para rituales.

Como parte de esa penetración cultural aparece, previo paso por Corea, la escritura china, que durante siglos sería utilizada, con adaptaciones, como propia por los japoneses. Es, como ya se mencionó, a través del budismo que se afianza esa escritura china, pese a las diferencias entre la lengua china y japonesa. Por mucho tiempo coexistieron varios alfabetos en Japón, algunos más simples, utilizados por el pueblo y los más complejos de uso en las cortes. En el caso de los eruditos, podían leer perfectamente los textos chinos, pero la pronunciación era diferente. Y la escritura, similar a la china, era de arriba abajo y de derecha a izquierda.

En el siglo cuarto, cuando se estableció la dinastía Yamato (hasta el año 710, momento en que se traslada la capital a Nara, y da comienzo la era Nara), el sintoísmo fue la religión principal en Japón, y se caracterizaba por el respeto hacia la naturaleza, los antepasados y los héroes nacionales.

Durante los siguientes siglos, el budismo desempeñaría un importante papel en la creación de la cultura única del Japón. Hoy coexisten ambas creencias, aunque los japoneses suelen preferir el Shinto para los rituales de nacimiento y matrimonio, y el budismo para los ritos funerarios.
Según algunas fuentes, antes de contar con escritura, los habitantes del Japón primitivo se tatuaban el cuerpo. Así lo señalan las “Crónicas del país de Wa”, una antigua crónica imperial china, considerada el primer texto que se refiere a Japón.

Wa era una forma en que los chinos llamaban al Japón y como se denominaban a sí mismos y a su país los antiguos pobladores.
En la foto, la descripción del ideograma, de acuerdo a Wikipedia: “Ideograma de Wa, formado por el radical de "persona" (a la izquierda) y el elemento fonético "Wa" a la derecha (que se representa por una planta de arroz en la parte superior y una mujer en la parte inferior)”.

Amalia Sato, en su ensayo “Escrituras de mujeres en el este de Asia” también considera que en esas crónicas se hace referencia al tatuaje de los habitantes del reino de Himiko (en el norte de la isla de Kyushu). El tatuaje corporal fue entonces la primera modalidad de escritura en Japón. Algunos estudios creen que existía una primitiva escritura antes de la introducción de los caracteres chinos. Lo cierto es que se considera que la escritura japonesa nace a partir de la fonetización de los caracteres chinos y el desarrollo de una sintaxis propia.

A partir del desarrollo de la escritura se abren en Japón las puertas a la creación literaria: las crónicas Kojiki (Memorias de los sucesos de la humanidad) y Nihonshoki (Anales o crónicas de Japón), así como las poesías Manyoshu (Colección de diez mil hojas 4.500 poemas) que serían recopiladas alrededor del año 760 y que fueron compuestas por personas de diferentes sectores sociales. (Periodo Nara) Todos estos serían una forma de transición de la antigua poesía oral a la nueva literatura escrita. Estas obras constituyeron empresas oficiales, vinculadas al objetivo político de constituir un poder central y de entroncar las familias imperiales con las deidades del Japón antiguo, reuniendo datos históricos y tradicionales del linaje imperial y dejar una única historia para los descendientes. El Kojiki surgió del esfuerzo del Emperador Tenmu (673-686) por compilar las narraciones orales del kataribe Hieda no Are, mientras que Nihonshoki fue encargado por la emperatriz Gensho, un intento de historia del Japón en treinta tomos (712).

Durante mucho tiempo, la literatura japonesa estuvo fuertemente influenciada por la literatura clásica china y no fue hasta el siglo XII cuando el Japón logró encontrar un estilo propio de calidad.

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martes, 28 de agosto de 2012

Los cables de Wikileaks sobre la Argentina de la A a la Z



Los cables que fueron hechos público por Wikileaks, se refieren al gobierno que hoy domina el mundo y su relación con gobernantes, políticos y periodistas de los demás países. Lo que cuentan en la intimidad, las confesiones a los funcionarios norteamericanos, las opiniones de estos sobre los dichos y las personas que les informan, les piden y alaban sin pudor.

Normalmente estas cosas son secretas, pero hubo una filtración, y el sitio Wikileaks hizo público documentos que no se tenían que dar a conocer a la gente común, a nosotros, los mortales, que somos manejados diariamente por los medios de comunicación.

Esto le costó la amenaza de cárcel al titular de Wikileaks, Julian Assange, y el peligro de caer en las redes judiciales de los EE.UU., reconocidamente crueles con quienes desbaratan sus juegos o dan a conocer sus inmoralidades y las de sus informantes. Hasta la pena de muerte puede caberle a este hombre que entregó la información a los principales diarios del mundo que, sin embargo, seleccionaron muy bien lo que debían publicar: aquello que molestara a gobiernos de segunda categoría o que fuera más escandaloso, pero sin mayores detalles y que no los involucrara a ellos mismos.

Por eso, ahora es tan importante que periodistas como Santiago O’Donnell, que han podido tomar en sus manos la información, nos cuenten algunos detalles, en especial aquellos que se refieren a nuestro país.
Como cuenta el investigador Martín Becerra en el prólogo, “Santiago O´Donnell es el único periodista argentino que ha tenido contacto personal con Julian Assange y es uno de los pocos que tuvo acceso directo a los 2.150 cables de la mega filtración que hablan de la Argentina. Estos 2.510 cables representan solo el 1% de la base de datos del escándalo…”

Los cables fueron divulgados a fines de 2010, pero la alianza de los grandes medios que los difundieron con Assange, quedó rota en febrero de 2011, cuando cada medio empezó a utilizar la información según como convenía a sus intereses, y también a dejar de lado aquella que no le traía algún beneficio. Por eso es importante esta publicación, que tiene información inédita o que fue publicada parcialmente, sólo en algunos medios.

Por supuesto que esta información es parcial, pero muchas veces es única. Nosotros publicamos parte de esa información (dice Santiago O’Donnell), también somos parciales, pero es la que consideramos que puede ser de mayor interés para nuestros lectores, por haber sido menos difundida o más relegada.

El hombre acusado de haberse apropiado de los cables, el soldado Bradley Manning, hoy está preso y no le pueden sacar a quién se los dio. Pero son millones los empleados públicos que podían haber tenido acceso a esa información. Lo que la Justicia norteamericana tratará de probar es que algunos de los cables que se dieron a conocer podrían poner en peligro la vida de algún norteamericano (¿espía, militar?) en el mundo. Si prueban lo primero y ocurre lo segundo, pobre soldado, hasta la pena de muerte puede caberle como venganza por haber puesto en descubierto algunas de las maniobras de que se valen los yanquis para ejercer su dominio mundial.

Pormenores del  atentado a la AMIA, el vicepresidente Amado Bodou, empresarios y empresas, el Grupo Clarín, Joaquín Morales Solá, Jorge Lanata, Mauricio Macri, Sergio Massa, Monsanto y muchos hechos y personajes más son citados en esos cables… Tengan la absoluta seguridad de que si no los leen en el libro, no habrá ninguna revista, diario o programa de televisión que se anime a publicarlos. Auto censura que le dicen…
R.B.
ArgenLeaks
Santiago O’Donnell
Ed. Sudamericana
360 pág.  - $85

viernes, 24 de agosto de 2012

El cuento: origen y desarrollo (134) por Roberto Brey


134

China:
Rebeliones y desarrollo…

La rebelión campesina del siglo XVII según Chou Ku-cheng

“A la rehabilitación agrícola de los comienzos del período Ming siguió, en el siglo XVI, un apoderamiento general de tierras por parte de la clase gobernante (miembros de la familia real, altos funcionarios, cortesanos y el propio emperador). Causó indecible miseria a los campesinos. En la primera mitad del siglo XVII la economía rural se deterioraba rápidamente. Los impuestos eran más pesados que nunca, debido a los tributos extraordinarios para abastecimiento militar, que sumaban más de un tercio de los ingresos totales.
Estos fueron los años en que la provincia de Shensí fue azotada por el hambre, que causó la muerte de innumerables personas. Las tropas allí acantonadas, a quienes se les debían más de treinta meses de sueldo, se levantaron y saquearon la tesorería local, los correos; licenciados por el gobierno, debido a las dificultades financieras, quedaron cesantes.
Estos sucesos fueron la causa inmediata del estallido de una rebelión que se extendió por la mayor parte del país y duró veinte años.
Li Chi-cheng, un correo, y Chang Sian-chung, un simple soldado raso, fueron dos jefes notables de las fuerzas rebeldes. Desde 1628 a 1635 sus actividades se limitaron al noroeste, con base en Shensí. Lanzaban arremetidas hacia el este, a la provincia de Shansí; hacia el sur, a las provincias de Jonán y Jupei; o hacia el oeste, a la provincia de Sechuán. En 1635, trece jefes rebeldes se encontraron en el norte de Jonán y proyectaron un plan de ataque coordinado. Después de esto, las fuerzas de Li Chi-cheng combatieron en la zona del río Amarillo, y las de Chan Sian-chung, en la zona de Yangtsé, extendiéndose hacia el sur hasta la provincia de Kuangtung. Dondequiera que llegaban ganaban el apoyo popular. Eran intransigentes con los aristócratas, altos oficiales y terratenientes, a quienes quitaban la vida repartiendo sus propiedades entre los pobres.
En los primeros años del siglo XVII, los manchúes, una rama de los tártaros nüchen en el noreste, comenzaron a hacerse fuertes y a avanzar constantemente hacia el sur.
En 1644 Li Chi-cheng marchó a Pekín y derrocó a la dinastía Ming. Pero se vio obligado a retirarse ante el avance manchú. Ese mismo año los manchúes establecieron su dinastía Ching. Los jan continuaron la resistencia armada durante cuarenta años, especialmente en el sureste y en el suroeste. Después que estas rebeliones fueron sofocadas el gobierno Ching se dedicó a consolidar sus fronteras.
En la segunda mitad del siglo XVIII se había convertido en el imperio más grande de Asia Oriental. Su territorio llegaba al Pamir, por el oeste; a Siberia, por el norte; y al archipiélago de Nansha, por el sur. Durante casi doscientos años la agricultura, la artesanía, la industria y el comercio gozaron de un desarrollo constante.
Entonces, en 1840, se produjo la famosa Guerra del Opio, que señaló el comienzo de un siglo de dominación extranjera en China.”

Lo que queda todavía por explicar es por qué la máxima potencia del mundo, la primera en realizar los máximos avances tecnológicos; la primera en el fundido del hierro ya a comienzos de nuestra era; el arado de hierro, el torno de hilar manual, la adopción de la energía hidráulica, las invenciones (la pólvora, el papel, la imprenta, etc.); la utilización de la química, el desarrollo de la navegación con los navíos más rápidos y poderosos, los avances en la medicina. En fin, la potencia que había logrado llegar al principio de la industrialización antes que cualquier país del mundo (en el siglo XIV), quedaría posteriormente detrás del desarrollo europeo y al margen de la colonización que aportaría las riquezas necesarias a Europa para erigirse en las máxima potencia (a costa de la expoliación de América).

Manuel Castells (sociólogo español nacido en 1942), que dedicó tiempo a este tema, cuenta que Joseph Needham (historiador científico inglés 1900-1995) propone que China quiso mantener una relación armoniosa entre el hombre y la naturaleza, que la rápida innovación tecnológica pondría en peligro. Aunque, asegura Castells, no explica el desarrollo tecnológico anterior y el deterioro ecológico subsiguiente.
Toma luego la obra de Wen-yuan Qian (1936-2003), quien sugiere una vinculación más estrecha  entre el desarrollo de la ciencia china y las características de una civilización dominada por la dinámica del Estado. Y luego se detiene en Joel Mokyr (historiador económico holandés nacido en 1946), quien estima que el miedo de los gobernantes se debió al posible impacto sobre la estabilidad social; la pacificación y el orden –asegura- tuvieron primacía sobre el avance tecnológico.

Esa culpabilidad atribuida al Estado chino por ese supuesto retraso, que produjo la sumisión a las nuevas potencias en particular durante el siglo XIX, Castell la analiza desde el punto de vista de que si el Estado puede ser un factor dirigente de la innovación tecnológica, también puede conducir al estancamiento “debido a la esterilización de la energía innovadora autónoma  de la sociedad para crear y aplicar la tecnología”. Luego toma el crecimiento de la China actual a partir de la intervención del Estado como demostrativo de que “la misma cultura puede inducir trayectorias tecnológicas muy diferentes según el modelo de relación entre Estado y sociedad”.

Al cerrar este capítulo de China, es evidente que todavía queda mucho para estudiar y analizar antes de sacar conclusiones apresuradas.

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martes, 21 de agosto de 2012

Presentación del libro STAND UP de Guillermo Selci

Stand Up, el libro de Guillermo Selci, de editorial Galerna, se presenta el miércoles 22 de agosto a las 19, muy puntual, en la sala The Cavern del Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660, Ciudad de Buenos Aires).

Hablarán del libro: Gabriela AcherCabitoDalia Gutmann y Gabriel Schultz.

Música: Individúo.

Maestro de ceremonias: Fernando Sanjiao.

Entrada gratuita sujeta a la capacidad de la sala


jueves, 16 de agosto de 2012

El lenguaje de los ángeles y de los hombres


Quienes tuvieron el valor de seguir nuestra recomendación de hace un tiempo y leer La misma sangre y otros cuentos, del escritor norteamericano William Goyen (1915-1983), seguramente no se habrán sentido defraudados. Señalado como “uno de los mejores cuentistas norteamericanos de todos los tiempos” por The New York Times, por esta vez no le han mentido.

Por eso seguramente La Compañía, esa editorial que decimos que se especializa en rescatar obras valiosas pero escondidas –para nosotros- de escritores reconocidos, ofrece ahora otro regalo; una colección de cuentos bajo el título de Ángeles y hombres del mismo autor, que supo contar las historias del Sur de los Estados Unidos, tan bien como los más prestigios integrantes del llamado “gótico sureño”.

El hombre que desde su primera novela fue repudiado hasta por su familia por descubrir los horrores del KKK y una forma de vida casi primitiva y profundamente cruel, no puede dejar de contar sus vivencias dentro de la “naturaleza hostil, el conflicto racial, el puritanismo hipócrita, las conveniencias sociales y una violencia escondida, pero siempre presente…”, entre las que trascurre la vida.

Esta vez, los cuentos parecen más líricos, más extraños, pero siguen sentido tan conmovedores y tan sugerentes como antes con sus misterios por resolver, más allá del relato, con sus historias que sobrepasan el realismo, pero con una fuerza que obliga a conmoverse profundamente a quien las lee. Esta vez los mundos son más cambiantes, con imposibles retornos adultos a días de infancia, con el reconocimiento del amor por esa tierra amarga, que carga con las amarguras de su gente.

El embrujo y el misterio que Goyen intenta descubrir en sus personajes, en estos relatos imposibles de abandonar, atrapan como en la telaraña construida con todo el fervor del que teje sus historias con paciencia, y con el conocimiento necesario para que los oídos y los ojos no puedan apartarse de esa voz que remite  los relatos alrededor del fuego.

Imposible dejar pasar la experiencia de vivir esas historias únicas de Goyen, a los que se suma el posfacio de Marcelo Figueras, un regalo que acostumbra brindar La Compañía, para que los lectores puedan, además de vivir sus propias emociones, comprender mejor de dónde surge esa imaginación inacabable.

R.B.

Ángeles y hombres
William Goyen
Editorial La Compañía
170 pág. $65.

viernes, 10 de agosto de 2012

El cuento: origen y desarrollo (133) por Roberto Brey


133

Literatura,  filosofía, budismo, catolicismo, rebeliones… (II)

Influencia católica
A principios del siglo XVI llegaron a Pekín misioneros católicos que trajeron conocimientos científicos de occidente, en especial sobre astronomía, geografía y matemáticas. Fueron bien recibidos en la corte china, y algunos llegaron a ser empleados del gobierno en la Oficina de Asuntos Occidentales. Este primer impacto de occidente amplió el horizonte intelectual de la época.
Por otra parte, determinadas interpretaciones del credo católico, llevaron a nuevos levantamientos campesinos, ya a mediados del siglo XIX.

Similitudes y diferencias
Las variables y cambiantes relaciones sociales establecidas por los chinos, se reflejaron también en el pensamiento filosófico. Cuenta Ku-cheng:
“En la última época de la Edad Media predominó el estudio de li, que, a grandes rasgos, significa conducta humana. La doctrina de los letrados en Li consistía en «desarrollar el li celestial y eliminar los deseos humanos». Su aplicación política significaba que el pueblo debía ser obediente y soportar el dominio feudal. La voluntad individual no existía. La clase dominante veía esta filosofía como una herramienta útil para doblegar al pueblo; por eso la fomentó a través de toda la época. Sin embargo la protesta no fue, en ningún caso, silenciosa. El gran filósofo Dai Dung-yuan (1722-1777) condenó el estudio de li, calificándolo de ascetismo de la clase dominante.
Dijo: «Aquellos que mueren por castigo legal pueden aún merecer lástima, pero ¿quién compadecerá a aquellos que mueren de li. Un siglo antes, el gran historiador y letrado Juang Li-chou (1610-1695) puso en tela de juicio la autoridad del monarca y lo atacó por considerar el país como su propiedad privada, al entregarlo a sus descendientes. Dijo: «Hoy el monarca se comporta como si él fuera el anfitrión, y el pueblo como si fuera el huésped. Dondequiera que haya contiendas en el mundo, éstas provienen del monarca.»

Predominio comercial
Los terratenientes siguieron constituyendo la clase dominante, pero desde el fin del primer  milenio fueron los comerciantes los que empezaron a crecer. El desarrollo de la artesanía, en particular de la tejeduría de seda, con el avance de la minería, la fabricación y producción de porcelana; el impulso de cultivos comerciales, como algodón y té; y la expansión del comercio exterior, permitieron a los comerciantes asumir un papel cada vez más importante. Durante la dinastía Sung el impuesto al comercio fue una de las fuentes principales de ingresos del gobierno.

“Los comerciantes patrocinaban un gobierno central poderoso que fuera capaz de proteger sus intereses y fomentar las visitas de mercaderes extranjeros (relata Ku-cheng). El hecho de que la monarquía a fines de la Edad Media se hiciera más y más despótica puede considerarse como una consecuencia de esta demanda económica. Con el objeto de proteger el comercio exterior, bajo las dinastías Sung y Ming se establecieron administraciones navieras en los puertos comerciales. Y para facilitar el comercio interno se fijaron normas uniformes para la acuñación de moneda, para la aplicación de impuestos y para las medidas”.


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