Los cables que fueron hechos público por Wikileaks, se
refieren al gobierno que hoy domina el mundo y su relación con gobernantes,
políticos y periodistas de los demás países. Lo que cuentan en la intimidad,
las confesiones a los funcionarios norteamericanos, las opiniones de estos
sobre los dichos y las personas que les informan, les piden y alaban sin pudor.
Normalmente estas cosas son secretas, pero hubo una
filtración, y el sitio Wikileaks hizo público documentos que no se tenían que
dar a conocer a la gente común, a nosotros, los mortales, que somos manejados
diariamente por los medios de comunicación.
Esto le costó la amenaza de cárcel al titular de Wikileaks,
Julian Assange, y el peligro de caer en las redes judiciales de los EE.UU.,
reconocidamente crueles con quienes desbaratan sus juegos o dan a conocer sus
inmoralidades y las de sus informantes. Hasta la pena de muerte puede caberle a
este hombre que entregó la información a los principales diarios del mundo que,
sin embargo, seleccionaron muy bien lo que debían publicar: aquello que
molestara a gobiernos de segunda categoría o que fuera más escandaloso, pero
sin mayores detalles y que no los involucrara a ellos mismos.
Por eso, ahora es tan importante que periodistas como
Santiago O’Donnell, que han podido tomar en sus manos la información, nos
cuenten algunos detalles, en especial aquellos que se refieren a nuestro país.
Como cuenta el investigador Martín Becerra en el prólogo,
“Santiago O´Donnell es el único periodista argentino que ha tenido contacto
personal con Julian Assange y es uno de los pocos que tuvo acceso directo a los
2.150 cables de la mega filtración que hablan de la Argentina. Estos 2.510
cables representan solo el 1% de la base de datos del escándalo…”
Los cables fueron divulgados a fines de 2010, pero la
alianza de los grandes medios que los difundieron con Assange, quedó rota en
febrero de 2011, cuando cada medio empezó a utilizar la información según como
convenía a sus intereses, y también a dejar de lado aquella que no le traía
algún beneficio. Por eso es importante esta publicación, que tiene información
inédita o que fue publicada parcialmente, sólo en algunos medios.
Por supuesto que esta información es parcial, pero muchas
veces es única. Nosotros publicamos parte de esa información (dice Santiago
O’Donnell), también somos parciales, pero es la que consideramos que puede ser
de mayor interés para nuestros lectores, por haber sido menos difundida o más
relegada.
El hombre acusado de haberse apropiado de los cables, el
soldado Bradley Manning, hoy está preso y no le pueden sacar a quién se los
dio. Pero son millones los empleados públicos que podían haber tenido acceso a
esa información. Lo que la Justicia norteamericana tratará de probar es que
algunos de los cables que se dieron a conocer podrían poner en peligro la vida
de algún norteamericano (¿espía, militar?) en el mundo. Si prueban lo primero y
ocurre lo segundo, pobre soldado, hasta la pena de muerte puede caberle como
venganza por haber puesto en descubierto algunas de las maniobras de que se
valen los yanquis para ejercer su dominio mundial.
Pormenores del
atentado a la AMIA, el vicepresidente Amado Bodou, empresarios y
empresas, el Grupo Clarín, Joaquín Morales Solá, Jorge Lanata, Mauricio Macri,
Sergio Massa, Monsanto y muchos hechos y personajes más son citados en esos
cables… Tengan la absoluta seguridad de que si no los leen en el libro, no habrá
ninguna revista, diario o programa de televisión que se anime a publicarlos.
Auto censura que le dicen…
R.B.
ArgenLeaks
Santiago
O’Donnell
Ed.
Sudamericana
360 pág. - $85
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