viernes, 10 de septiembre de 2010

El cuento: origen y desarrollo (42) por Roberto Brey


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Del romanticismo al realismo

En los primeros años del siglo XIX el romanticismo estaba en su apogeo.
A fines del siglo anterior ya se vislumbraba un cambio en la literatura, cuando de las cortes y las academias pasa a las calles del pueblo, se nutre de las tradiciones populares y empieza a vivir más cerca de la vida real. La rebeldía que encara el romanticismo, pretende romper todas las barreras.

Uno de los más significativos fue el dramaturgo y filósofo Johann Gottfried Herder (1744-1803) que en su labor crítica resume la actividad de esos años. Aunque la figura dominante sería la de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) (foto), que es influido por su amistad con Herder, en particular por su obra Discursos a la nación alemana. Con su novela “Las tribulaciones del joven Werther”, Goethe se convierte en precursor del romanticismo (corriente que abandonaría más tarde para abrazar el clasicismo), mientras colabora con Herder en la redacción del manifiesto del movimiento Sturm und Drang («Tempestad y arrebato»), considerado el preludio del Romanticismo.

Pero no era el cuento el fuerte del romanticismo. La poesía, el drama teatral y la novela eran los géneros que se prestaban mejor a esta corriente, aunque hubo momentos, especialmente de paso hacia el realismo, donde aparecen cuentos en su formato más moderno, tal vez en parte con el influjo de los franceses y los rusos.

Joseph von Eichendorff (1788-1857) es una de las figuras más destacadas del último romanticismo alemán. Sin renunciar a la visión trascendental del mundo conquistada por sus compañeros de generación, Eichendorff plantea la necesidad de abrir nuevos caminos superando las limitaciones de la escuela romántica. Su irreductible individualismo, su acendrada religiosidad y su apasionada contemplación de la naturaleza hacen de este autor una figura inclasificable a la par que extraordinariamente popular.«De la vida de un haragán» es la más conocida novela de Eichendorff. Allí asume la perspectiva de un alma simple, un personaje sin otra ocupación que la de vagar por el mundo acompañado de su violín. El relato conjuga el tono liviano y jovial que conforma la mirada del protagonista con la formulación de un ambicioso desafío poético. El resultado final es un texto que ha ejercido, según algunos críticos, una notable influencia sobre autores como Robert Walser, Franz Kafka o Thomas Mann.
E.T.A. Hoffmann (1776-1822). Aunque se destacó y fue admirado en su tiempo como músico, Hoffmann es mucho más famoso como escritor y es reconocida su influencia sobre Edgar Allan Poe; lo sobrenatural y el realismo psicológico, se combinan en algunas de sus narraciones más notorias, que fueron inspiración en los músicos de la época.

Jacques Offenbach basó su ópera Los cuentos de Hoffmann (1880) en historias como “El hombre de la arena”, “La Noche de San Silvestre” y “El Puchero de oro”. El francés Léo Delibes, también utilizó “El hombre de arena” para su ballet Copelia (1870). Robert Schumann, Richard Wagner (en Los maestros cantores de Núremberg) Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti (Don Pasquale) utilizaron historias o ideas presentadas por el escritor, para sus obras. También Hoffmann (gran admirador de Mozart) se inspiró en la ópera Don Giovanni para su relato, “Don Juan”.

Adalbert Chamisso (1781-1838) fue otro de los precursores del romanticismo más evolucionado, con su cuento “La historia maravillosa de Meter Schlemihl” (1814, la historia de un hombre que vendió su sombra). También se destacaron sus poesías, baladas y su prosa de temas fantásticos. El crítico Alfredo Dornheim lo clasifica con “un estilo sereno y natural (que) anticipa precisamente las formas de representación del realismo”, y recuerda que en su poesía “La vieja lavandera” “presenta, por primera vez en las letras alemanas, un tema social.”

Johan Paul Friedrich Richter (1763-1825, conocido como Jean Paul), también escribió una novela corta en 1790, “La vida del alegre maestro de escuela Maria Wus en Anenthal”, donde se plantea que la felicidad consiste en desarrollar el propio universo interior, en una suerte de ensueño permanente que acaba por coincidir con la realidad. Esta interpretación del ensueño y la realidad marca las obras de Jean Paul.

Sortilegio de otoño de Joseph von Eichendorff se puede leer en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ale/eichen/sortile.htm

El hombre de arena de E.T.A. Hoffmann se lee en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ale/hoffmann/hombre.htm

La maravillosa historia de… (von Chamisso) se lee en:
http://66.240.239.19/3/2/0/32095.ZIP
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