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Heine y la Joven Alemania
1830 es el comienzo de una nueva época en Europa Central. Luego del final de las guerras de liberación contra napoleón (1813-1815), se extiende la desilusión hacia la política restauradora. En muchos sectores intelectuales se ve a Francia y a las ideas que de allá provienen como el último refugio de la libertad. Algo similar sucedería en América Latina (con Esteban Echeverría y José María Gutiérrez en el Río de la Plata).
Las ideas liberales de la revolución del ‘30 en Francia se propagan en Alemania y la reacción controla a los sospechosos, que aparecen en todos los ámbitos.
En literatura surge el grupo de escritores de la Joven Alemania cuyos precursores serían Ludwig Börne (1786-1837), poeta y periodista que vive un tiempo en París y desde allí transmite el espíritu revolucionario previo a 1848. Por esos años publica sus “Cartas parisienses” (1830/33), donde documenta ese estado. El otro precursor, que guardaría sin embargo una eterna rivalidad con Börne, sería el gran poeta Heinrich Heine (1798-1856).
Por entonces, como vimos que ocurría en la Rusia zarista, al decir del crítico Alfredo Dorheim: “La literatura se transformó entonces en medio de renovación espiritual, luchando contra la reacción política, el romanticismo demasiado alejado de la vida real, y las convenciones morales rígidas mediante una orientación social reformista y una política revolucionaria y progresista liberal.” Ese movimiento fue madurando hacia 1848, cuando fracasó una nueva revolución democrática.
Heine, nacido en Dusseldorf, en una familia judía, entró pronto en contacto con el espíritu francés. En 1821 interrumpió los estudios y se radicó en Berlín para relacionarse con importantes figuras de la intelectualidad alemana. Estudió con los principales pensadores de su época, hasta con el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel en su juventud. Su carrera literaria lo convirtió en una de las figuras más brillantes de la poesía alemana. Su primer libro, "Poemas", se publicó en 1822. De esa época es su famoso "Libro de canciones" , desarrolla también el género de los relatos de viaje (desde 1826); con un agudo sentido de la observación, con humorismo e ironía crítica, revela los abusos y la actitud moral y social de sus contemporáneos. En 1827 viajó a Inglaterra e Italia y finalmente, en 1831 se instala en París como corresponsal de la Gaceta de Augsburgo, y se convierte en el poeta lírico más grande de su época. Después de la prohibición de sus obras en Alemania, escribe sus mejores obras en Francia y se transforma en un ídolo para muchos de los jóvenes intelectuales de su patria. Allí escribió sus poemas satíricos, "Alemania, un cuento de invierno" y "Romancero" en 1851.
Cuadros de viaje (fragmento) "La vida y el mundo son el sueño de un dios ebrio, que escapa silencioso del banquete divino y se va a dormir a una estrella solitaria, ignorando que crea cuanto sueña... Y las imágenes de ese sueño se presentan, ahora con una abigarrada extravagancia, ahora armoniosas y razonables... La Ilíada, Platón, la batalla de Maratón, la Venus de Médicis, el Munster de Estrasburgo, la Revolución Francesa, Hegel, los barcos de vapor, son pensamientos desprendidos de ese largo sueño. Pero un día el dios despertará frotándose los ojos adormilados y sonreirá, y nuestro mundo se hundirá en la nada sin haber existido jamás." (¿Algo de esto tomó Borges?)
En la década del treinta y adelante, llegó a ser tan popular que su editor enriqueció gracias a la venta de sus libros. Pero, como suele ocurrir en el ámbito del arte, los ingresos del creador fueron exiguos y debió recurrir al auxilio de su familia, y en cierto período del gobierno francés, para poder sobrevivir.
Fue simpatizante del saintsimonismo, y sus ideales socialistas le valieron múltiples persecuciones. Sus últimos ocho años de vida los pasó medio ciego y casi paralítico. Cuentan que poco antes de morir pronunció una de las más famosas frases que se le atribuyen: “Dios me perdonará: es su oficio.”
Heine “creó el lenguaje, el estilo y la técnica del moderno reportaje, abierto a la atmósfera del instante y a las impresiones subjetivas, elocuente con facilidad, tensión, ingenio y movimiento… La vivacidad y actualidad del reportaje lo hacían muy adecuado para una época en que la literatura aspiraba a seguir de cerca el movimiento del día, los conflictos de ideologías y partidos, la discontinua formación de una nueva forma del mundo… En Heine, incluso la polémica se convertía en obra de arte”. Esto opina el mencionado Fritz Martini en su “Historia de la literatura alemana”.
Como poeta que vivía la situación política y social de su época, frecuentó a los filósofos e intelectuales de su entorno. También escribió sobre literatura, y una “Historia de la literatura alemana” en 1833. Allí hace comentarios sobre algunos de sus contemporáneos.
De la fantasía de Tieck diría Heine: “…es una linda amazona que cabalga por el bosque encantado persiguiendo animales mitológicos, quién sabe si persiguiendo al singular unicornio, que solo se deja cazar por una doncella pura.” Advierte luego que en sus cuentos la fantasía va cediendo a la razón, sin dejar de lado la ironía, y elogia esa nueva actitud, aunque es crítico con ciertas vacilaciones y con lo que él considera su permanente imitación de Goethe.
Otro de sus elogiados es von Chamizo, de quien dice que le favorecen los cambios que observa, y lo reconoce como un hombre ligado a lo que él llama La nueva Alemania.
Se puede leer “Alemania, cuento de invierno y otras poesías”, con prólogo de Jorge Luis Borges y Alfredo Bauer en: http://www.elaleph.com/presenta_datos_pago.cfm?id=537422&identifica=970849&wgratuito=1
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