jueves, 19 de noviembre de 2009

Cuentos para todos: desde los orígenes a la actualidad (2)

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La tradición
La sociedad como tal, para sobrevivir, necesita conservar sus tradiciones. Por algo el reconocido antropólogo norteamericano Franz Boas, alguna vez señaló: “el individuo es prácticamente esclavo de la tradición.”

Porque, según este autor, el proceso de socialización lleva a cierta automatización de las pautas culturales, que el individuo hace suyas en forma casi inconsciente. De esa manera se genera un arraigo tan grande, que también implica un rechazo de conductas ajenas al propio grupo social.
Boas se remite al cuento folclórico para afirmar: “...por lo general se manejan con sucesos que pueden ocurrir en la sociedad humana, con virtudes y vicios propios del hombre”. Pero también señala que a veces “revisten un aspecto fantástico y una índole que no pudo tener origen en la experiencia, sino que debe interpretarse como consecuencia de la relación existente entre la imaginación y el hecho cotidiano”. Los productos de la imaginación -asegura- son resultado de ensueños que juegan con las experiencias “y que se apropian de su tono emotivo”.

“Un suceso nos produce asombro, y en la imaginación los elementos que suscitaron nuestra sorpresa son exagerados. Nos amenaza un peligro, y su causa asume el aspecto de tener poderes extraordinarios. En todas estas situaciones, la experiencia real puede resultar exagerada o transformada en su opuesto, y de tal modo lo imposible llega a concretarse”.

Folclore
Para el ya mencionado Jaime Rest, el cuento fue sostenido y continuado por el relato folclórico, “que conserva las características básicas que debió de poseer el cuento en su estadio más primitivo y remoto: es una creación anónima, popular, tradicional y oral.”

Si anónimas porque la paternidad ha sido olvidada por el tiempo, a medida que iba transmitiéndose de generación en generación, para Rest, esos relatos son testimonio “de que el hombre desde tiempo inmemorial ha poseído una disposición ideológica muy honda y espontánea que lo lleva a referir cuentos, del mismo modo como lo impulsa a estructurar los ritmos del verso, del canto y de la danza”.

Un paso para caracterizarlo
Los estudiosos han tratado desde siempre de explicar el fenómeno del cuento como una forma de entender también el comportamiento humano y sus particulares necesidades de transmisión cultural. Pero fueron los teóricos rusos de principios del siglo XX los que dieron el impulso más grande para analizar y comprender la estructura interna del cuento, en su intento de darle carácter científico a su investigación, hasta entonces dominada por elementos externos a lo narrativo en sí. El más popular entre los estudiosos fue el formalista ruso Vladimir Propp (1895-1970). (Morfología del cuento, publicado en 1928, es uno de los libros más conocidos y apreciados en el mundo de los estudios folclóricos.)
Vladimir Propp, estudió los cuentos rusos en su forma y descubrió una serie de similitudes: “Los cuentos fantásticos reconocen treinta y un funciones. No todos los cuentos presentan todas las funciones, pero la ausencia de algunas no influyen en el orden en que aparecen las demás”. En las funciones Propp distingue un protagonista que se aleja de su casa trasgrediendo tal vez una prohibición y por momentos es víctima y héroe. Se encuentra con otros personajes que con ardides lo engañan, hasta que por fin, resuelve los problemas planteados después de una serie de peripecias y la situación vuelve a la normalidad, con el agregado de la experiencia y un posible matrimonio, final feliz y todo lo imaginable.

Además de estas funciones, que Propp advierte en cuentos de diferentes procedencias y que pueden tener diferentes combinaciones, también definió siete personajes básicos (el villano o antagonista, el proveedor, el ayudante u objeto mágico, la princesa a la que busca, el mandatario, el héroe y el falso héroe) y una innumerable cantidad de elementos. Todas estas partes constitutivas que establece, las compara con las formaciones orgánicas, diferenciándolas del cuento: “Mientras que en aquellas el cambio de una parte o de un rasgo implica el cambio de otro rasgo, en el cuento cada parte puede cambiar independientemente de las demás”.
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