viernes, 9 de septiembre de 2011

El cuento: origen y desarrollo (89) por Roberto Brey


89

España en el siglo XIX

Después del recorrido por los escritores rusos de segunda mitad del siglo XIX, vamos a ver ahora a los españoles del mismo período.

Ya se había hablado aquí (capítulo 57 y siguientes) sobre el absolutismo decante del siglo XVIII, con la resistencia ofrecida por la «Ilustración» primero, propugnando el predominio de la razón, y del “neoclasicismo”, como una vuelta a los valores de la antigua Grecia. Como reacción a ese pensamiento, surge a fin de ese siglo el “prerromanticismo” y luego el “romanticismo”, ya en el XIX, que pone un mayor énfasis en los sentimientos y en las pasiones.

En el terreno político, a partir de 1812, con la derrota de Napoleón se restablece el absolutismo, con el interregno del llamado Trienio liberal, que encabeza en 1820 el teniente coronel asturiano Rafael de Riego.

En 1823, con el auxilio extranjero retoma el poder Fernando VII, quien ejecuta, encierra o envía al exilio a los liberales, hasta que una nueva crisis económica y la muerte del rey en 1833, lo lleva a su hermano Carlos a la auto proclamación como rey, y con su sobrina, la princesa Isabel, como heredera, abrirá el período de las guerras carlistas por la sucesión de la corona.

El carlismo, en su carácter antiliberal y reaccionario, procura el establecimiento de una rama de la dinastía de los Borbones encarnada por Carlos, hermano de Fernando. Con su consigna: "Por Dios, por la Patria y el Rey", contribuirá a llenar de sangre un siglo donde se suceden guerras, reyes, levantamientos y constituciones.

En ese clima se desarrollará el Romanticismo en España, con Espronceda, Bécquer y Larra como la avanzada de la literatura y el periodismo, hasta mediados de siglo


Con parte de los liberales del lado de Isabel II y los absolutistas del carlismo, en medio de sucesivas luchas y cambios de bando, Isabel es destronada en 1868, se produce el reinado de Amadeo de Saboya y luego se impone la Primera República (11 febrero 1873), para caer en un nuevo golpe que proclama rey a Alfonso XII en 1875. Se abre así un período de cierta estabilidad con alternancia de conservadores y liberales, con alejamiento de los militares del poder, con elecciones manipuladas, con el “caciquismo” dominando las zonas rurales, donde se concentra la mayor parte de la población.

Con los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, comienzan a tomar auge ideas socialistas y anarquistas; predomina la agitación social y el terrorismo.

El fin de siglo y el principio del nuevo traería nuevas conmociones, como el desastre de la Guerra de Cuba en 1898 y la llamada Semana Trágica de julio de 1909, con motivo de la huelga general de Barcelona contra la movilización de reservistas por la guerra de Marruecos, que provoca 113 muertos, 341 heridos y más de mil encarcelados.

(Una de las consecuencias de “La Semana Trágica” fue el inicio de un creciente declive del sistema político que, como suele ocurrir en todo el mundo, para subsistir apeló a una mayor represión del movimiento obrero, con la consecuente pérdida para la monarquía alfonsina, que culminaría el 14 de abril de 1931 con la huída de don Alfonso y la proclamación de la II República. Por otra parte, el tiempo daría la razón al pueblo español opuesto a la aventura africana, pues la guerra de Marruecos, comenzada en 1909, duraría casi veinte años y en ella perecería un número aún sin determinar, pero muy elevado, de soldados españoles, la mayoría pertenecientes a las clases más modestas del país.)

Pero ya en la segunda mitad del siglo XIX será el tiempo del Realismo que, como diría Fermín Estrella Gutiérrez, coexistía con el Neoclacisismo y el Romanticismo.

En el realismo, con ese deseo de desterrar lo artificioso y lo exageradamente idealista del romanticismo se destacarían Valera, Alarcón, Pereda, Galdós, con sus variantes naturalistas (más fotográfico, documental), de Emilia Pardo Bazán o regionalistas (Clarín, Pereda, Palacio Valdés, Coloma, Picón, Fernán Caballero).

La segunda mitad del siglo, también al decir de F. E. Gutiérrez, sería el del resurgir de la novela. Los escritores peninsulares toman de los franceses el espíritu, pero sumando el paisaje y el carácter español


Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891)

Novelista de transición, comenzó a escribir relatos breves de muy acusados rasgos románticos hacia 1852. De exaltado liberal y anticlerical, fue cambiando a lo largo de los años hasta convertirse en conservador y católico militante.

De entre las novelas de Alarcón destaca “El sombrero de tres picos” (1874) dentro de la picaresca y el color local y “El capitán veneno” (1881) novela breve que, junto a la anterior, consiste en lo mejor de su novelística. Otra de sus novelas es “El escándalo” (1875), orientada a defender la moral católica; también es interesante la costumbrista “El niño de la bola” (1880).

Pero son especialmente valiosos sus cuentos, que no están cargados con tesis moralistas como sus novelas, y donde se destaca la gracia y lo ameno de sus escritos, en los que conviven la temática amorosa, con el terror y lo humorístico.

Los cuentos y novelas breves abarcan tres volúmenes: Cuentos amatorios (1881), con los más conocidos El clavo y La comendadora; las Historias nacionales (1881), en las que se destacan El carbonero alcalde y El libro talonario, entre otras; y Narraciones inverosímiles (1882), para algunos con cierta influencia de Poe.

Como muchos escritores de la época, Alarcón, escribe sus cuentos con cierta característica expositiva, como si las historias necesitaran cierta justificación para ser relatadas. Una presentación de la época, del lugar o de ciertas costumbres; la excusa de un relato contado antes por otro; la presencia de un tercero conocido como protagonista; y hasta algún tipo de interpretación por quienes escuchan el relato, como parte del mismo texto.


“El amigo de la muerte” puede leerse en:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/35737064103793617400080/p0000001.htm#I_1_

La Comendadora en:
http://es.wikisource.org/wiki/La_comendadora

El clavo en:
http://es.wikisource.org/wiki/Categor%C3%ADa:El_clavo

El carbonero-alcalde en:
http://es.wikisource.org/wiki/El_carbonero-alcalde

El libro talonario en:
http://es.wikisource.org/wiki/El_libro_talonario_(Alarc%C3%B3n)


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