Benito Pérez Galdós (1843-1920)
Considerado el más grande novelista español del siglo XIX y uno de los mayores del mundo, su estilo realista le dio un impulso especial a la narrativa española. Además, su obra monumental abarca toda la vida social y política de la época como un gran fresco sobre las cambiantes vicisitudes de España y el espíritu de su gente. Toda España y todos sus sectores sociales son representados en sus más de cien obras. La descripción de personajes y situaciones no salían sólo de su imaginación; desarrolló al máximo sus dotes de observador y supo investigar en documentos y en testimonios directos los hechos que relata con fidelidad y realismo en toda su obra, particularmente en los “Episodios nacionales”. Estrella Gutiérrez habla de un “mundo galdosiano”, lleno de personajes verdaderos, con diálogos que parecen copia fiel del natural.
Nacido en las islas Canarias e hijo de un oficial del ejército, desde chico mostró aptitudes literarias, estimuladas tal vez por las historias militares que le contaba su padre.
De muy joven, y como tantos escritores de la época, empezó a colaborar con periódicos de Madrid, adonde se había trasladado para estudiar derecho, publicando poesías, ensayos y algunos cuentos. Poco después viajó a Francia, donde quedó impresionado por la novela naturalista, que lo estimuló para realizar su primera obra de ese carácter: “La fontana de oro” (1868).
El mismo Galdós separó a sus novelas en tres grupos: de la primera época, que incluye la ya mencionada, que relata los episodios de la revolución de 1820 y el trienio liberal, se destacan “El Audaz” (1871), con la misma temática; “Gloria” (1877), la más representativa del grupo; la más famosa “Marianela” (1878), retrato de una pobre, ignorante, fea y desgraciada muchacha.
El segundo grupo responde a “Episodios nacionales”: 46 novelas que relatan en forma amena la historia de España en gran parte del siglo XIX.
El tercer grupo, las novelas contemporáneas, incluye a “Fortunata y Jacinta” (1887), la historia de la mujer y la amante de Juanito Santa Cruz, donde describe a la pequeña burguesía madrileña, su obra maestra, según Menéndez y Pelayo, “por el calor de humanidad que hay en ella; por la riqueza del material artístico allí acumulado”.
También se puede recordar a “Nazarín” (1895), la historia de un sacerdote dispuesto a hacer el bien bajo cualquier circunstancia, aunque los resultados no sean los deseados, inolvidablemente llevada al cine por Luis Buñuel; o “Misericordia” (1897), la historia de una criada que llega a los mayores sacrificios, muestra la vida de los sectores más humildes de Madrid, con una visión crítica de las clases altas y de la Iglesia.
Lamentablemente Galdós produjo muy pocos cuentos, los que acá se muestran y uno o dos más.
Es interesante conocer cómo veía Galdós la situación de España en 1889, en este fragmento de un discurso leído ante la Real Academia Española:
“Podría decirse que la sociedad llega a un punto de su camino en que se ve rodeada de ingentes rocas que le cierran el paso. Diversas grietas se abren en la dura y pavorosa peña, indicándonos senderos o salidas que tal vez nos conduzcan a regiones despejadas (...). Contábamos, sin duda, los incansables viajeros con que una voz sobrenatural nos dijera desde lo alto: por aquí se va, y nada más que por aquí. Pero la voz sobrenatural no hiere aún nuestros oídos y los más sabios de entre nosotros se enredan en interminables controversias sobre cuál pueda o deba ser la hendidura o pasadizo por el cual podremos salir de este hoyo pantanoso en que nos revolvemos y asfixiamos. Algunos, que intrépidos se lanzan por tal o cual angostura, vuelven con las manos en la cabeza, diciendo que no han visto más que tinieblas y enmarañadas zarzas que estorban el paso; otros quieren abrirlo a pico, con paciente labor, o quebrantar la piedra con la acción física de substancias destructoras; y todos, en fin, nos lamentamos, con discorde vocerío, de haber venido a parar a este recodo, del cual no vemos manera de salir, aunque la habrá seguramente, porque allí hemos de quedarnos hasta el fin de los siglos.”
Galdós muere pobre y sin recursos el 4 de junio de 1920, luego de haber quedado ciego y habérsele negado el premio Nobel –tal vez por su anticlericalismo- en 1912, pero con el reconocimiento de sus coterráneos demostrado en diferentes homenajes, en la multitud que acompañó su entierro, y en el creciente valor que el mundo le fue otorgando a su obra.
¿Dónde está mi cabeza? (cuento) se puede leer en:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01361642088915408423802/p0000001.htm#I_1_
El don Juan en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/galdos/donjuan.htm
Rompecabezas en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/galdos/rompeca.htm
La Fontana de Oro en:
http://www.gutenberg.org/cache/epub/11070/pg11070.html
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