Otros autores
Alejandro Nikolaievich Ostrovski (1823-1886), otro de los destacados de la época, fundamentalmente por su dramaturgia, fue el fundador del teatro moderno de su país. Conoció de cerca el mundo de los mercaderes, del que sacaría los personajes de la mayor parte de sus comedias. A menudo el mercader vulgar, egoísta e ignorante, que sólo se mueve a impulsos de su ambición
Una de sus primeras obras fue “La bancarrota” (1847). Pero tuvo que esperar a 1853, cuando la censura permitió la representación de la primera: “La prometida pobre”, ya publicada el año anterior en la revista “El moscovita”, en la que Ostrovski colaboraba. Hasta su muerte, Ostrovski produjo casi anualmente por lo menos una comedia, llegando a escribir más de cincuenta, siempre con dificultades económicas, y muy perseguido por la censura.
Ostrovsky no trató grandes problemas morales o sociales. No fue un revolucionario; como Gogol, creía en la honestidad, la bondad, la generosidad y la lealtad y en las tradiciones populares. Ataca al sistema de servidumbre, como muchos de sus compatriotas, no como un líder apasionado, sino como un reformista moderado.
Su realismo algunos lo llaman “sobrio, más bien común”, con una particular jerga popular, de difícil traducción. En él se puede estudiar la vida de Rusia, con su rusticidad y crueldad, pero con sus virtudes familiares.
La sátira:
Miguel Yevgráfovich Saltikov-Schedrín (1826-1889). Nacido en la provincia de Tula, con una educación descuidada, tal vez por las constantes disputas entre sus padres, tempranamente desarrolló un amor por la lectura, con el único libro de la casa: la Biblia. A los diez años ingresó en el Instituto de Moscú para los hijos de la nobleza, y luego en el Liceo de San Petersburgo, donde tradujo obras de Lord Byron y Heinrich Heine. Al graduarse, obtuvo empleo como oficinista en el Ministerio de Guerra.
A raíz de la publicación de la novela “Un asunto complicado” (1848) (eran épocas de una fuerte censura y las revoluciones estallaban por toda Europa), fue desterrado a Viatka, donde permaneció hasta 1856. Esos ocho años los pasó como funcionario de menor importancia del gobierno, pero esa experiencia le permitió estudiar la vida y costumbres de los funcionarios públicos en el interior, que pudo reflejar luego en sus escritos.
Su vuelta fue posible debido a que luego de que Rusia perdiera la guerra de Crimea (como ya se mencionó en el capítulo 70) se abrió un corto espacio de cierta liberalidad del régimen. Con posterioridad, fue nombrado vicegobernador de Tver (1860), hasta que abandonó la función pública en 1868, cuando empezó a dirigir, junto con Nekrásov, “Anales de la Patria” (que como se vio había sido dirigida antes por Belinski), publicación que siguió editando él, a la muerte del poeta, hasta que fue prohibida por el gobierno en 1884. Sus obras más representativas son: Narraciones inocentes (1863); Historia de una ciudad (1869-1870), una sátira de la historia de Rusia; Diario de un provinciano (1872); Cuentos (1878); La familia Golovlev (1880), su única novela, considerada su obra maestra; y Las antigüedades de Poshejonie (1889).
Saltikov-Schedrin es considerado un satírico de gran ferocidad, y fue citado por Lenin, que lo tenía entre sus escritores favoritos. No era para menos, ya que alguna vez Schedrin escribió: "El único objeto de mi obra literaria era indefectiblemente para protestar contra la codicia, la hipocresía, la mentira, el robo, la traición, la estupidez de los rusos modernos".
Gran parte de su obra fue publicada a modo de folletín en diversos periódicos y gozó de relativa popularidad. Para algunos críticos su escritura ha perdido mucho con el paso del tiempo, teniendo en cuenta los cambios producidos en la realidad social de Rusia; y muchos de sus comentarios, hoy son casi incomprensibles, ya que tuvo que utilizar ambigüedades y circunloquios para evadir la férrea censura de su época.
Sin embargo, muchas de sus sátiras y cuentos hoy pueden ser gozados por los lectores que sepan ubicarse en la época.
La novela “La Familia Golovlev” fue señalada por el particular crítico Dimitri Mirsky (1890-1939) como el más sombrío de los libros en toda la literatura de Rusia “tanto más sombrío porque el efecto se logra con los medios más simples, sin teatralidad ni melodramatismo (…) El personaje más notable de esta novela es Porfiri Golovlev, apodado 'Pequeño Judas’, el hipócrita que no puede dejar de hablar tonterías, (…) porque su lengua tiene la necesidad del ejercicio constante...”
Es interesante una cita que elige otro crítico, Kolpinski, de los escritos de Schedrin, con respecto a las luchas sociales que se daban en su época:
“El burgués francés de nuestros días no es apto ya para librar luchas heroicas ni para sostener ideales. Se ha hecho excesivamente pesado para no amedrentarse con sólo pensar en la abnegación personal (…) de buena gana aceptaría aunque fuese a Bonaparte si para el burgués fuera esta la única salida”. Y más adelante agrega: “Tiene ahora su propia república de acumulación de capitales… en la que no habrá ni ‘aventuras’ ni… ‘horizontes’. Esta república le ha proporcionado todo aquello en nombre de lo cual el burgués en otro tiempo prodigó a derecha e izquierda besos de Judas y sin remordimientos de corazón entregó su patria a manos de la primera ave de rapiña que encontró a su paso. Es decir, le ha permitido saciarse, le ha proporcionado sosiego y la posibilidad de acumular un tesoro”. (Es probable que Schedrin utilice ‘aventura’, por ejemplo, como sinónimo de ‘revolución’, para sortear a la censura.)
El cuento “Cómo un aldeano alimentó a dos generales” de S. S. se puede leer en: http://ddhh.chilenos.ru/print_694.htm
Los cuentos El Gobio Sabio, El cuervo solicitante y Las virtudes y los vicios, de S. S. en: http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=3626
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