Valeria y Enzo. |
-¿Cómo surge la idea de montar una editorial?
-Hacía tiempo que Valeria Iglesias organizaba el ciclo de lecturas Outsider, donde gente del adentro y del afuera de la literatura se presentaba para dar a conocer sus textos. Iban escritores y poetas, pero también actores, músicos, contadores o cajeros de supermercado que escribían, pero que no “pertenecían” al mundo editorial, a las fiestas o al “ambiente”. Con esa idea, una vez invitó a leer a Enzo Maqueira (a mí, ¿no?, que estoy respondiendo esta entrevista). Entre charla y charla, me preguntó si era posible publicar los textos del ciclo Outsider en la editorial en donde yo trabajaba. Le dije que no, porque no estaba dentro de lo que esa editorial podía publicar. Entonces le propuse que hiciéramos nuestro propio sello. Ella aceptó enseguida, con la idea de llevar al papel el espíritu inclusivo del ciclo Outsider. Y aquí estamos.
-¿Qué características tiene el concurso para elegir autores para la antología?
-Fue un concurso abierto a todas las personas que escriben, pero no a escritores. Lo que buscábamos era que participaran personas que no pertenecieran al mundito literario, que no tuvieran contactos, que no tuvieran un nombre ni ningún amigo adentro. Queríamos abrirles la puerta a todos esos escritores que ni siquiera saben que lo son, o que no tienen intenciones de serlo. Era una manera de abrirle la puerta a una literatura que existe, pero que se pierde detrás de la cortina que levantan la lógica del mercado, la academia y la red de contactos.
El primer "libro doble". |
-Presentamos la colección “Doble mano” de libros dobles. De un lado, la novela de un autor consagrado; del otro, la de un autor inédito. El primer libro de la colección incluyó las novelas Los zumitas, de Federico Jeanmaire y El silencio del río, de Juan Martín Guastavino. Juan había salido finalista del premio Clarín dos veces, pero nunca había publicado. Era un outsider, a pesar de haber escrito una gran novela y pese a que por muy poco no había entrado al mundo de los escritores por una de las puertas más grandes. Lo juntamos con Federico Jeanmaire, que ganó el Clarín y el Emecé, además de tener una gran trayectoria. Ahí es donde Outsider se planta como un puente entre los que están afuera y los que están adentro.
-¿Y la otra?
-Es la colección de las antologías. El primer volumen incluía los relatos y poesías de los que habían participado del ciclo Outsider. Hay relatos de gente que después se hizo un lugar, como Juan D. Incardona o Gabriela Cabezón Cámara, y otros de gente que viene de lugares tan diferentes como la música, el diseño o el modelaje. Por ejemplo, ahí estaba Julieta Prandi, una outsider típica, siempre menospreciada por el prejuicio de los que se creen dueños de la literatura. La segunda antología Outsider fue planteada como un corte transversal de lo que se escribe hoy en Argentina. Hay cuentos de autores súper consagrados, como Federico Andahazi y Guillermo Martínez, de otros escritores emergentes y de los tres ganadores del concurso Outsider, por completo inéditos. Otra vez aparece la idea del puente, de abrir puertas, de incluir y compartir.
-¿Cómo obtienen el apoyo de los escritores reconocidos y logran los derechos por las obras?
-Presentándoles el proyecto. Es suficiente. Todos se sienten muy atraídos por la idea de colaborar y de ceder sus textos para darle la posibilidad a otro autor de encontrar a sus lectores.
-¿Qué apoyo reciben de organismos oficiales o privados?
-La editorial pudo dar sus primeros pasos gracias a la ley de Mecenazgo del gobierno de la ciudad. En cuanto a los privados, por el momento no nos ocupamos de eso. Ya veremos.
-¿Lograron insertarse en el mercado?
-El distribuidor, el boca a boca y la prensa hacen que la editorial se conozca y que los libros estén en las mesas de las librerías o en los suplementos culturales. Pero, por su propia definición, Outsider no debería insertarse en el mercado, si es que esas palabras tienen la connotación que suelen tener. Nos conformamos con que nos lean, nos conozcan y se acerquen. El mercado tiene sus editoriales y no necesita de nosotros.
-¿De qué manera logran visibilidad en las librerías que no suelen apostar a lo que no es seguro?
-La idea de reunir a autores mainstream con emergentes o inéditos apunta en esa dirección: que la presencia de los grandes autores llame la atención de los libreros y los lectores. Y que detrás de esos nombres súper conocidos aparezcan los otros, los outsiders.
-En cuanto a la calidad de las obras, ¿cuál es el perfil de lo elegido?
-Que sea buena literatura, con toda la subjetividad que puede tener esa respuesta.
-¿Piensan que pueden subsistir en el mercado?
-Sin dudas, siempre y cuando recordemos que nuestro mercado no es “el” mercado, sino un sector de lectores que tiene ganas de abrirse a lo nuevo, de la mano de escritores que ya conoce. Ahí podemos subsistir, aunque esa palabra suena a resignación antes de tiempo. Digamos que podemos crecer, desarrollarnos, agrandarnos y, quién dice, morir con dignidad cuando llegue el momento.
-¿Cuál es la respuesta y la expectativa después de este breve período de permanencia?
-Todo va encaminado hacia esa muerte digna. No es derrotismo, sino pura realidad: hoy somos apenas un bebé que da sus primeros pasos; esperamos convertirnos en una editorial adulta en algún tiempo (previo paso por la adolescencia con todos sus descubrimientos). Después, será el momento de descansar.
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