sábado, 28 de febrero de 2009

Sobre el personaje

por Juan Disante

El autor se alimenta de su primera memoria: las influencias. Y la influencia es vivencial o/y visceral: lo experimentado y lo sentido. Y es la imaginación quien combina las dos influencias. Es su mejor instrumento.
El escritor se inclina siempre a producir hacia dos polos: la razón o la imaginación. A veces usa uno, a veces otro. A veces los dos términos de sus cualidades personales. Pero es la imaginación quien da cuenta de su arte para combinar las ideas.
El personaje siempre encarna y proyecta todo lo que el escritor quiere decir.
Y siempre, en narrativa, existe un personaje (como definición amplia). Real o fantástico. Humano o animal. Explícito o implícito.
Hay una gama que va desde el personaje corporizado como tal hasta el personaje oculto detrás del texto. El personaje desplegado en toda su acción (vena y carácter), hasta aquel que es todo pensamiento. El personaje puede ser una entidad singular e inexistente en la realidad (pero explícito), puede aparecer en la narración sin forma totalmente definida (implícito), o puede estar plasmado sólo en la ideas que está plasmando el escritor.
Se puede decir que el personaje es el sujeto y conjurar el mundo (en todas sus formas), el objeto.
"El arte no sólo crea un objeto para un sujeto, sino un sujeto para el objeto". C. Marx.
De lo que se trata es de depurar lo escrito de la influencia originaria y dotarlo de un discurso propio o diferente.
Su personalidad se construye creando juegos fantásticos o realistas.
Esto implica copiar, eliminar, sustituir, agregar, etc.
De algún modo El Personaje es el centro de interés. Él debería empujar el mensaje. Y hay que insistir que no puede ser un oficio que se centre sobre la atención única y exclusiva del "mensaje", olvidándose de la vivencia de los otros medios del personaje: la palabra, el gesto, las acciones, las pasiones, etc.

Los hombres son el resultado de sus condiciones sociales materiales, por lo tanto los personajes son también la consecuencia de estas condiciones.
Y de este modo en cada período histórico, con el cambio de las condiciones histórico-sociales, cambia la estructura de los personajes. Y, por ende, situar a cada personaje en sus momentos y coyunturas es hacerlos verosímiles. Y en 2° lugar, se crean complicidades con el lector. Siempre habría que buscar complicidades en literatura. La historia que se cuenta es de cómplices. El mundo es el mismo, los conflictos son los mismos, pero ¡atención!, los diálogos y la forma del relato son diferentes. Cada expresión del Personaje debe poseer un continente de significaciones y responde a sus intenciones y al medio en el cual se desenvuelve.
Hay una puja, una lucha permanente entre el escritor y la realidad. Porque la aparición de un personaje de ficción siempre es una modificación de la realidad. A veces un cuestionamiento del mundo.
La conciencia de un determinado personaje puede universalizarse y convertirse en la "conciencia de todos" (como los protagonistas de "Los miserables"). Cosa de por sí transgresora. Incluso cuando desesperadamente busca dirigir su texto, se encuentra que quien lo enfrenta no es él, sino el lector, la realidad.
Pero, el lector, es una conciencia amorfa, no es objetiva por su amontonamiento de subjetividades. Los lectores pueden rechazar textos extraordinarios y aceptar textos condenados a morir por su anacronismo.
"El público" no es más que una abstracción. Peligrosa. Implica para desgracia del escritor la debilidad de querer gustarle a todo el mundo. Y en la vida, ya se sabe, querer gustar a todos es siempre tener que traicionar a alguien. No escribir para nadie.
No es extraño que lo bueno sea rechazado en su comienzo. Una historia puede anunciar una tempestad y nadie está dispuesto a enfrentarlas. Pero, paradójicamente, quien salva una buena historia es la llegada de la tempestad.
Dialéctica compleja y difícil para quien escribe una historia.
No existe un personaje puro. Vivimos en un mundo de contradicciones y los personajes son los contrarios. El Personaje no se asume por sí mismo, necesita de la confrontación con los otros personajes. Ahí aparece el conflicto.


Coincidiremos en considerar al conflicto como el choque entre dos o más fuerzas, y no simplemente, como una situación afligente o dolorosa.
Todo autor trabaja con el tema y los personajes que le corresponden.
La propiedad de ellos es una variante que está sujeta a la obsesión o a la posesión de la que es presa el autor. Un tema o personaje puede no pertenecerles a un autor, pero, desde el mismo momento en que el autor los incorpora, es que lo hace propio y eso es lo importante. Se entabla una relación de propiedad subterránea entre ambos. El autor no busca al personaje y al tema. Estos buscan al autor. El autor los encuentra.
Hay algo extraño, cuando el autor comienza a detenerse sobre los personajes, no se vuelca a aquellos ajenos a su tiempo social y a los que movieron sus afectos.
Se inclina primeramente por la suya, por esa oscura memoria de su infancia, de su pasado glorioso o fatal, de su miedo y valor, de su amor y odio, de su dolor.
Sin embargo, no necesariamente los personajes deben rememorar para ser creíbles. No es la única posibilidad la de construir la psicología de los Personajes. Sobre la palabra que recuerda. Se puede vivenciar el pasado a partir del desdoblamiento del Personaje, de la fractura de su tiempo. Hay un lugar para el Personaje en su multiplicidad temporal: pasado, presente y futuro.
Rayuela contradice las leyes de su género. Cortázar nos ofrece un texto que se lee a los saltos. Mientras que Ia novela tradicional gira alrededor de un tema, unos personajes y motivos que desaparecen y vuelven a aparecer. Es un todo organizado en episodios encadenados y construidos con elementos muy trabados.
Generalmente hay un héroe novelesco (fuerte).
Hay una idea principal e ideas secundarias. Hay un hilo conductor. Hay un argumento.
El destinatario de la novela en general es pasivo, a pesar de que la recree a su manera.
Hay fragmentos narrativos, hay situaciones, hay episodios y hay capítulos. Se ensamblan todos estos elementos:
Los fragmentos se aglutinan en torno a uno más intenso, creando una situación. Las situaciones se organizan en torno a un mismo hecho, para constituir un episodio.
Los episodios se organizan en torno a un núcleo temático
Una novela es una continuidad narrativa.
Tiene una tensión interna, más o menos pronunciada.
Hay una curva dramática.
El conflicto es el punto máximo de tensión.
En torno al conflicto se agrupan un número de escenas. Puede haber una primera, segunda y tercera parte escalonada.
Se puede destacar la acción, el personaje o el ambiente (espacio).
Se dice que Los Personajes son un elemento más en el edificio de la ficción.
"son seres ficticios, no de carne y hueso"
Todo Personaje, aunque ficticio, es tomado de la realidad. Más que creíbles, deben ser verosímiles.
Los Personajes se mueven siempre en coordenadas de espacio-tiempo.
Se consigue una mayor intensidad a través de un narrador protagonista y de monólogo interior que de un narrador omnisciente.
Si hay un giro hacia la primera persona, hay menos ataduras a moldes.
El Personaje es una síntesis de muy diversos elementos.

Juan Disante

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