viernes, 9 de noviembre de 2012

El cuento: origen y desarrollo (143) por Roberto Brey


143

Particularidades del carácter japonés

El escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa (1936-) dice al respecto:

      En esos tiempos remotísimos, la ficción constituía una parte sustancial de la vida humana y que los contadores de historias —los kataribe— cumplían una función social de primer orden. No sólo entretenían a los hombres y mujeres del común, en las aldeas y posadas, y a las familias encumbradas en los palacios y en la corte; además, a nobles y plebeyos les abrían las puertas de unos mundos fabulosos, de proezas extraordinarias y seres ejemplares o de pesadilla cuyas aventuras los desagraviaban de las miserias, rutinas y frustraciones que padecían en éste. En cierto modo, la ficción era el complemento, y para algunos acaso el sustituto, de la religión como fuente de la vida espiritual”.

Incomprensiones:
En el texto: Sumario de las cosas de Japón (1583), que el jesuita Alejandro Valignano realizó con el fin de dar cumplida cuenta al General de la Compañía de Jesús del estado general y especificidades de la Misión de Japón. En un fragmento señala:
«… Es de saber que acostumbran universalmente en todo Japón usar de una bebida hecha de agua caliente y de unos polvos de una hierba que llaman cha, que entre ellos es tenida en gran cuenta, y todos los señores tienen en sus casas un lugar particular donde hacen esta bebida… tienen también una manera de escudillas de barro con que dan de beber dicho cha y unos boyones en que conservan la dicha hierba todo el año … Y todas estas vasijas, cuando son de cierta manera (que solamente los japoneses conocen), son tenidas entre ellos en tanta estima que de ninguna manera se puede creer, porque muchas veces … por una de aquellas escudillas o boyones dan tres, cuatro y seis mil ducados y mucho más, siendo a nuestro parecer cosas de risa y de ningún valor. Y el rey Bungo… me mostró un boyoncito de barro… que realmente entre nosotros de ningún uso sirviera sino para meterlo en una jaula de pajaritos para que bebiesen agua en él, el cual compró el mismo por nueve mil taes de plata, … porque los que entre ellos son estimados han de ser hechos por algunos maestros antiguos; y ellos tienen tales ojos luego entre mil los conocen propiamente, como suelen hacer entre nosotros los plateros que saben distinguir las joyas falsas y las verdaderas, y este conocimiento no parece que podrá nunca alcanzar ningún hombre en Europa, porque por mucho que los miremos no podemos acabar de conocer en qué consiste el valor ni en que está la diferencia… Asimismo usan de tener un papel pintado con una avecita o con un arbolito de tinta negra, que cuando fue hecha por mano de antiguo que ellos conocen, recompran y venden… sin tener otro ningún valor a nuestros ojos y parecer… Y cuando nosotros decimos por qué gastan tanto dinero en estas cosas… responden que lo hacen por la misma razón porque nosotros compramos un diamante o un rubí por tan grande precio… antes dicen que las cosas que ellos compran y estiman tanto sirven para algún uso y por eso es menos culpable su imaginación en dar por ellas tanto, que la imaginación de los de Europa en comprar piedrecillas que no sirven para uso alguno…»

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