Guilgamesh, estatua en el Louvre. |
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Mesopotamia y Egipto
Estela dos Santos (1970 CEAL), destaca “Elegía por la destrucción de Sumer”, perteneciente
a la primera de las civilizaciones desarrolladas en la región: la sumeria. Y
considera que debe provenir de las escuelas poéticas sacerdotales de la época
tardía (XX a XVIII a. C). Es un “patético lamento de un mundo que siente la
proximidad de su fin”, explica.
Pero el máximo poema
mesopotámico es la “Epopeya de Guilgamesh”: “es asombroso encontrar una
sensibilidad poética cercana a la nuestra. La angustia de la muerte aparece
allí por primera vez, como tema literario, aunque todavía no se la vincule a la
noción del tiempo que pasa, como hará el poeta egipcio de la “Canción del
arpista”. El tema reaparece en el “Diálogo del amo y el esclavo”, fruto de una
filosofía escéptica que desemboca en el
sarcasmo”, opina Dos Santos.
La
Epopeya de Guilgamesh es una narración de la Mesopotamia de origen sumerio,
considerada como la narración escrita más antigua de la historia. (Si bien
estas versiones datarían del siglo VII a. de C., escrita en la biblioteca del
rey asirio Asurbanipal, algunos autores señalan el origen de la historia entre
los siglos XX y XII A. de C.). Para su realización se emplearon tablillas de
arcilla y escritura cuneiforme (se graba sobre las tablas con una caña tallada),
lo cual favoreció su preservación. La versión más completa preservada hasta la
actualidad consta de doce tablillas. La obra es muy leída en traducciones a
diversos idiomas y el héroe, Guilgamesh, ha pasado a ser un icono de la cultura
popular.
La
leyenda sobre este rey cuenta que los ciudadanos de Uruk, viéndose oprimidos,
pidieron ayuda a los dioses, que enviaron a Enkidu para que luchara contra Guilgamesh
y le venciera. La lucha es muy pareja, y al final los dos luchadores se hacen
amigos, y deciden hacer un largo viaje en busca de aventuras, en el que
aparecen toda clase de animales fantásticos y peligrosos.
En
su ausencia, la diosa Inanna (Ishtar y más tarde Astarté para los babilonios)
había protegido la ciudad. Inanna declara su amor al héroe Guilgamesh pero éste
lo rechaza, provocando la ira de la diosa que en venganza envía al Toro de las
Tempestades para destruir a los dos personajes y a la ciudad entera.
Guilgamesh
y Enkidu matan al toro, pero los dioses se enfurecen por este hecho y castigan
a Enkidu con la muerte. Guilgamesh muy apenado por la muerte de su amigo
recurre a un sabio llamado Utnapishtim, el único humano que por la gracia de
los dioses es inmortal, para que le otorgue la vida eterna, pero Utnapishtim le
dice que el otorgamiento de la inmortalidad a un humano es un evento único y
que no volverá a repetirse.
Finalmente,
Utnapishtim le indica a Guilgamesh que la planta que devuelve la juventud (mas
no la vida o juventud eterna), está en lo más profundo del mar. Guilgamesh se
decide a ir en su busca y efectivamente la encuentra, pero de regreso a Uruk
decide tomar un baño, y al dejar la planta a un lado, una serpiente se la roba
(de allí que las serpientes cambien de piel, como un símbolo de la vuelta de la
juventud). El héroe llega a la ciudad de Uruk donde finalmente muere.
Este mito, como se ve,
responde a las características mencionadas en los primeros capítulos de este
trabajo, donde la figura del héroe recorre un camino lleno de dificultades que
lo lleva a tratar de entender el sentido de la vida.
Del Egipto antiguo, lo que se puede llegar a conocer, en su mayor parte,
son versiones de estudiosos que han sabido traducir y acomodar para una mayor
comprensión.
“Sinuhé, El náufrago y Los dos hermanos”
Esta
historia está considerada como el mayor logro de la literatura egipcia antigua.
Combina en una singular narración una gama extraordinaria de estilos
literarios, y es también notable el examen que hace de los motivos de su
protagonista. El poema analiza continuamente las razones de la huida de Sinuhé
y su posible culpabilidad. Al situar a un miembro de la cultura egipcia en otra
sociedad, el poema explora lo que debe ser un egipcio, sin negar la presunción
egipcia de que la vida en el exterior de Egipto no tenía sentido. El escrito
data de La Dinastía XII (entre 1980 a 1790 a. C.).
Basándose
en esta historia, el escritor finlandés Mika
Waltari escribió en 1945 una novela llamada Sinuhé, el egipcio, aunque trasladándola a los tiempos de Akenatón
(1353-1336 a. C.), y mezclándola con las conspiraciones que hubo en
este reinado debido a la fracasada revolución religiosa. Fue llevada al cine en
1954, con dirección de Michael Curtiz.
Naguib Mahfuz, escritor egipcio ganador del premio Nobel, escribió
en 1941 Awdat Sinuhi. Se basa directamente en los textos antiguos, aunque se
toma la licencia de añadir algunos amoríos que no aparecen en el original.
El poema de Guigalmesh se
puede leer en:
La historia de Sinuhe en:
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