miércoles, 25 de abril de 2012

Fernando Sorrentino, un escritor al que le gusta más leer


El escritor Fernando Sorrentino habló con Prensa Libre sobre sus gustos literarios, su obra y su manera de entender la literatura como escritor y lector. Vecino de Martínez, profesor de lengua y literatura, el libro de entrevistas, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (1974), de su autoría, fue traducido al inglés, al búlgaro, al italiano, al chino, al húngaro, al rumano y al portugués. Además tiene cuentos traducidos al iraní, al hebreo, al indio y al árabe. Entre sus creaciones, además, se destacan los títulos de literatura infantil y juvenil.    


“Me gusta más leer que escribir, y en verdad escribo muy poco. A lo largo de casi cuarenta años no tengo demasiada bibliografía para exhibir” dice en la web una módica autobiografía de Fernando Sorrentino (69), vecino de Martínez, docente de literatura y lengua en secundarios y autor de, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges.

El diálogo con el autor de El Aleph forma parte de una (larga, a pesar del propio Sorrentino) lista de obras que el escritor inició en 1969 con el cuento, La regresión zoológica, publicado en la revista Nuestros Hijos, e incluye además, novelas, ensayos, obras para niños y adolescentes y entrevistas  que se tradujeron a distintos idiomas.

Sorrentino es un hombre práctico y amante de la libertad. Esta impresión es la que surge de la charla con Prensa Libre. “Escribo al azar no tengo disciplina de escritor” revela, y declara no conformar grupo, corriente literaria u otro colectivo, salvo el de los seguidores de los albicelestes de Avellaneda (al decirlo muestra un banderín de la Academia).
De pequeño leía, como todos los de su generación, las célebres historietas; en la adolescencia no se perdió a Emilio Salgari, Julio Verne o Constancio Vigil, pero tuvo “un antes y un después”, según definió, cuando conoció a Charles Dickens con las aventuras de  David Copperfield.

La escritura de Sorrentino está llena de argumentos, que no por raros dejan de ser verosímiles. “No me gusta la literatura fotográfica, sino aquella donde pasan cosas” sostiene sobre lo que crea, y cita entre sus gustos como lector, a Marco Denevi y al Julio Cortázar de las primeras obras; “a (Frank) Kafka le besaría los pies” grafica.

Vivió en Palermo viejo hasta que se casó –“en el cuadrilátero de Santa Fe, Juan B. Justo, Córdoba y Dorrego” describe-. Reconoce como su primer maestro a Julio Valderrama Acosta. A los 12 años Sorrentino había leído el Quijote, de Cervantes; La guerra gaucha, de Lugones; Pago Chico de Payró; y Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes.

Entre 1969 y 1970 una editorial le ofreció la posibilidad de escribir sobre un personaje destacado y él eligió a Jorge Luis Borges. “No lo conocía así que fui a la Biblioteca Nacional (Borges la dirigía, por entonces) y golpeé la puerta del despacho, me atendió la secretaria primero y después apareció Borges” le relató a Prensa Libre.  
“Iba a la biblioteca con el grabador Phillips y hablábamos allí. Así estuve dos o tres meses pues a veces iba y no estaba” relató el autor. La obra recién se publicó por primera vez en 1974, por las idas y venidas económicas de la editorial. Luego se reeditó con notas revisadas y actualizadas en 1996 en El Ateneo, y en 2007 se volvió a reeditar en Losada.

Esta obra fue traducida al inglés, al búlgaro, al italiano, al chino, al húngaro, al rumano y al portugués. El escritor recuerda hasta la actualidad el relato de Borges sobre la lectura de La Divina Comedia, una versión bilingüe inglés-italiano, en el tranvía que iba entre el domicilio, en Las Heras y Pueyrredón y su trabajo, en una biblioteca de Almagro.
Otra obra con índice de buena prosa y saludable recepción es el cuento, Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza (publicado en 2005), traducido al portugués, pero además requerido en varias oportunidades, según confió el autor, como guión para cortometrajes cinematográficos.

Actualmente se encuentra en la redición de, Cuentos del Mentiroso, en Puerto de Palos
La primera salida fue en 1978 con Plus Ultra. Cuando se le pide alguna referencia de esta obra surge que el propio Sorrentino podría ser el personaje, pues como docente disfrutaba poniendo a prueba la inocencia de sus alumnos con relatos de todo tipo.

Actualmente no se despega del ordenador para escribir, pero guarda su Remington como trofeo bien merecido por las palabras que supo hilvanar. “Ante un fracaso me lamenté, pero resultó que ese fracaso fue beneficioso” dice sobre los avatares de la escritura independiente; “ese mal (si lo hubo) fue para bien” reafirma optimista como es él.

GC

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