Heike monogatari |
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El
periodo
Kamakura
periodo
Kamakura
(1185- 1333)
Japón entra en el periodo feudal una vez que el gobierno militar se
estableciera en Kamakura. La dinastía Genji, al ganar la batalla contra la
dinastía Heike, dominaría al Japón. Yoritomo, jefe de la dinastía Genji fundó
su gobierno Taicún en Kamakura. Este sería el primero de una serie de gobiernos
militares que durarían alrededor de 700 años hasta la restauración de Meiji en
1868.
Durante esta época, se crean varias sectas budistas, ya que la angustia
general les permitía reclutar numerosos adeptos de entre el pueblo. La escuela
Zen obtendría un cierto éxito en la clase militar, donde la vida era simple y
rigurosa. El principio de Zen influenciaría mucho el arte y la literatura.
En este periodo se sigue cultivando la poesía, pero es la prosa la que
predomina. Debe mencionarse al ermitaño Kamo
no Chomei (1154-1216), autor de Hojoki (Narración de mi cabaña), conjunto
de pensamientos y máximas de carácter religioso y filosofía. Yoshida Kenko's Tsurezuregusa (Ensayos en el tiempo libre) (1330) una obra con
reflexiones sobre la vida. Los dos trabajos plantean la cuestión de la
salvación espiritual. A esto se le pueden añadir relatos bélicos, novelas históricas y epopeyas
(gunki) como Heike monogatari
(historia de la familia Heike y sus guerras con otros clanes).
Muerte del emperador Antoku en la batalla de Dan-no-ura (1185). Fragmento del Heike monogatari:
“Entonces, la dama Nii, ya resuelta a llevar a cabo
su idea, vistióse con un vestido doble de oscuro luto gris y, alzando sus
largas faldas, puso la Sagrada Joya bajo su brazo y en su faja la Sagrada
Espada. Cogiendo al emperador en brazos, dijo: "Aunque no soy más que una
mujer, no caeré en manos del enemigo. Acompañaré a mi Señor Soberano. Que me
siga aquel que lo desee". Y se desplazó lentamente hacia la borda del
navío.
El emperador
contaba entonces tan solo con siete años de edad pero parecía mucho mayor. Era
tan adorable que parecía irradiar una brillante aureola y su largo cabello
negro le caía suelto espalda abajo. Con una expresión de sorpresa y ansiedad en
el rostro, preguntó a la dama Nii:"¿Dónde me lleváis?".
Ella se volvió hacia el jovencísimo soberano con
lágrimas en las mejillas y le contestó: "Tal vez Vuestra Majestad no sepa
que ha renacido para ocupar el trono imperial en este mundo como resultado del
mérito en las Diez Virtudes acumulado en anteriores existencias. No obstante,
ahora un malvado karma os reclama. Volveos hacia el este y despedíos de la
divinidad del Gran Santuario de Ise, y luego hacia el oeste y recitad el nembutsu,
para que el buda Amida y los Santos os den una bienvenida en la Tierra Pura del
Oeste. Japón, pequeño como un grano de mijo, es ahora un valle de lágrimas.
Existe una tierra pura de felicidad bajo las olas, una capital donde no existe
el dolor. Es allí donde llevo a mi Soberano".
Confortándole, guardo su largo cabello entre sus
ropas tornasoladas. Cegado por las lágrimas y juntando sus pequeñas manos, el
infante imperial se volvió en primer lugar al este, para despedirse de la
divinidad de Ise, luego hacia el oeste, para recitar el nembutsu. La dama Nii
le apretó en sus brazos y con las palabras: "En las profundidades del
océano está nuestra capital", se hundió por fin con él bajo las olas.
Los periodos Muromachi y Azuchi-Momoyama (1336 –
1603)
En
1336, la dinastía Ashikaga establecería su gobierno feudal en Kioto,
reemplazando al gobierno de Kamakura. Hasta mediados del siglo XV, los Shogun
llevarían una vida brillante y los pabellones de oro y plata construidos por
ellos mismos son un buen ejemplo de la prosperidad de aquella época. Otra obra
maestra es el jardín de piedras del templo Ryoanji, buen ejemplo de arte
inspirado por el budismo zen.
Sin
embargo, la última mitad del periodo Muromachi y el periodo Azuchi-Momoyama que
le siguió, serían dominados por las guerras civiles. Las luchas se sucederían
durante más de un siglo por todo el país.
Durante
estas guerras civiles, el arte y la literatura no cesarían de progresar: el teatro nô, la ceremonia del té, los adornos
florales y el diseño de los jardines
que imitaban los países naturales tomarían forma poco a poco, y las reglas que
se establecieron entonces, aun permanecen en vigor. Por otra parte, los
majestuosos castillos aparecerían, no solamente con el objetivo de la defensa
militar, sino además para demostrar el poder del señor feudal a sus súbditos.
El nô, es un drama lírico muy
estilizado, de escenografía sencilla, que interpretan pocos actores provistos
de máscaras.
Otros géneros típicos fueron el joruri
y el kabuki. El primero consiste en
la recitación, acompañada de música, de asuntos guerreros o amorosos, siempre
muy elevados; es propio del teatro de títeres en el que la acción y los
diálogos interpretados por el recitador se representan por actores encapuchados
portadores de títeres. El segundo está basado en la danza, el canto y la
recitación. Actualmente es el género japonés más difundido.
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