sábado, 29 de septiembre de 2012

El cuento: origen y desarrollo (139) por Roberto Brey

Heike monogatari

139

El
periodo
Kamakura

(1185- 1333)

Japón entra en el periodo feudal una vez que el gobierno militar se estableciera en Kamakura. La dinastía Genji, al ganar la batalla contra la dinastía Heike, dominaría al Japón. Yoritomo, jefe de la dinastía Genji fundó su gobierno Taicún en Kamakura. Este sería el primero de una serie de gobiernos militares que durarían alrededor de 700 años hasta la restauración de Meiji en 1868.
Durante esta época, se crean varias sectas budistas, ya que la angustia general les permitía reclutar numerosos adeptos de entre el pueblo. La escuela Zen obtendría un cierto éxito en la clase militar, donde la vida era simple y rigurosa. El principio de Zen influenciaría mucho el arte y la literatura. 

En este periodo se sigue cultivando la poesía, pero es la prosa la que predomina. Debe mencionarse al ermitaño Kamo no Chomei (1154-1216), autor de Hojoki (Narración de mi cabaña), conjunto de pensamientos y máximas de carácter religioso y filosofía. Yoshida Kenko's Tsurezuregusa (Ensayos en el tiempo libre) (1330) una obra con reflexiones sobre la vida. Los dos trabajos plantean la cuestión de la salvación espiritual. A esto se le pueden añadir relatos bélicos, novelas históricas y epopeyas (gunki) como Heike monogatari (historia de la familia Heike y sus guerras con otros clanes).

Muerte del emperador Antoku en la batalla de Dan-no-ura (1185).  Fragmento del Heike monogatari:
“Entonces, la dama Nii, ya resuelta a llevar a cabo su idea, vistióse con un vestido doble de oscuro luto gris y, alzando sus largas faldas, puso la Sagrada Joya bajo su brazo y en su faja la Sagrada Espada. Cogiendo al emperador en brazos, dijo: "Aunque no soy más que una mujer, no caeré en manos del enemigo. Acompañaré a mi Señor Soberano. Que me siga aquel que lo desee". Y se desplazó lentamente hacia la borda del navío.
 El emperador contaba entonces tan solo con siete años de edad pero parecía mucho mayor. Era tan adorable que parecía irradiar una brillante aureola y su largo cabello negro le caía suelto espalda abajo. Con una expresión de sorpresa y ansiedad en el rostro, preguntó a la dama Nii:"¿Dónde me lleváis?".
Ella se volvió hacia el jovencísimo soberano con lágrimas en las mejillas y le contestó: "Tal vez Vuestra Majestad no sepa que ha renacido para ocupar el trono imperial en este mundo como resultado del mérito en las Diez Virtudes acumulado en anteriores existencias. No obstante, ahora un malvado karma os reclama. Volveos hacia el este y despedíos de la divinidad del Gran Santuario de Ise, y luego hacia el oeste y recitad el nembutsu, para que el buda Amida y los Santos os den una bienvenida en la Tierra Pura del Oeste. Japón, pequeño como un grano de mijo, es ahora un valle de lágrimas. Existe una tierra pura de felicidad bajo las olas, una capital donde no existe el dolor. Es allí donde llevo a mi Soberano".
Confortándole, guardo su largo cabello entre sus ropas tornasoladas. Cegado por las lágrimas y juntando sus pequeñas manos, el infante imperial se volvió en primer lugar al este, para despedirse de la divinidad de Ise, luego hacia el oeste, para recitar el nembutsu. La dama Nii le apretó en sus brazos y con las palabras: "En las profundidades del océano está nuestra capital", se hundió por fin con él bajo las olas.

Los periodos Muromachi y Azuchi-Momoyama (1336 – 1603)
En 1336, la dinastía Ashikaga establecería su gobierno feudal en Kioto, reemplazando al gobierno de Kamakura. Hasta mediados del siglo XV, los Shogun llevarían una vida brillante y los pabellones de oro y plata construidos por ellos mismos son un buen ejemplo de la prosperidad de aquella época. Otra obra maestra es el jardín de piedras del templo Ryoanji, buen ejemplo de arte inspirado por el budismo zen.
Sin embargo, la última mitad del periodo Muromachi y el periodo Azuchi-Momoyama que le siguió, serían dominados por las guerras civiles. Las luchas se sucederían durante más de un siglo por todo el país.

Durante estas guerras civiles, el arte y la literatura no cesarían de progresar: el teatro nô, la ceremonia del té, los adornos florales y el diseño de los jardines que imitaban los países naturales tomarían forma poco a poco, y las reglas que se establecieron entonces, aun permanecen en vigor. Por otra parte, los majestuosos castillos aparecerían, no solamente con el objetivo de la defensa militar, sino además para demostrar el poder del señor feudal a sus súbditos.
El nô, es un drama lírico muy estilizado, de escenografía sencilla, que interpretan pocos actores provistos de máscaras.
Otros géneros típicos fueron el joruri y el kabuki. El primero consiste en la recitación, acompañada de música, de asuntos guerreros o amorosos, siempre muy elevados; es propio del teatro de títeres en el que la acción y los diálogos interpretados por el recitador se representan por actores encapuchados portadores de títeres. El segundo está basado en la danza, el canto y la recitación. Actualmente es el género japonés más difundido.


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