martes, 16 de junio de 2009

Libros para papá

Política
Volver a matar – Juan Bautista Yofre - $ 54
¡Pobre patria mía! – Marcos Aguinis - $ 35
La sorprendente historia de los vicepresidentes argentinos – Nelson Castro - $ 53

Historia
Historias inesperadas de la historia argentina – Daniel Balmaceda - $ 45
El diario íntimo de San Martín – Rodolfo Terragno $ 59
Timote – José Pablo Feinmann - $ 49

Novelas
El destino del cazador – Wilbur Smith $ 72
La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina – Stieg Larson - $ 79
Sábado – Ian Mc Ewan - $ 49
Duma Key – Stephen King - $ 69
El hombre más buscado – John Le Carré - $ 55

Management
Sí…de acuerdo – Roger Fischer - $ 55
Ser rico es posible – Marcelo Elbaum - $ 44
Historias de éxito – Robert Kiyosaki - $ 35

Premios Nobel
Desierto – Jean Marie Gustave Le Clezio . $ 69
Me llamo Rojo – Orhan Pamuk - $ 69
Infancia – John Maxwell Coetzee - $ 39

Recomienda Tierra de Libros, Albarellos 826, Acassuso (a metros del Coto, entre Perú y Alfaro)

martes, 9 de junio de 2009

Menú del sábado: Ian Mc Ewan

Fue una casualidad, esos azares erráticos que para los libreros encierra elegir una novela para leer “perche mi piace”, que “Sábado” haya llegado a mis manos. Una manera de contar particular, distintas líneas que convergen y divergen todo el tiempo, creo que el relato va para allá pero vuelve, se retuerce sobre sí mismo, luego avanza tres casillas y estoy casi como la Walsh en el País de Nomeacuerdo. Y todo pasa en escasas veinticuatro horas, de allí el título, una obviedad. Pero la historia no es obvia, ni tampoco sus personajes. Hay una historia de un hombre, de su familia, de lo que se pierde y de lo que verdaderamente importa. Hay un personaje molesto y todo fluye, confluye, nos lleva irremediablemente hasta que nos encontramos con el anticlímax del final. Como un remanso. O una revelación. En el idioma original, mejor. La alternativa es la edición de Anagrama.

Y ya que estamos sugiero luego pasar a “Chesil Beach”, que es una nouvelle de una pareja de recién casados en los años previos a los de la liberación femenina, el “flower power” y hasta los Beatles. Los queridos ’60 recién empiezan y Mc Ewan cuenta una historia chiquita, de desencuentros, de desamores; hay escenas que son cuadros. No en balde su “Expiación” fue llevada al cine con tanto éxito, logra descripciones en las que nos parece estar ahí, junto a los protagonistas. “Chesil Beach” deja un sabor agridulce, pero vale la pena.

Dos anécdotas sobre su vida, no demasiado divulgadas: al año pasado se encontró un hermano mayor que había sido dado en adopción por su madre durante la guerra. ¿Qué cómo fue? La madre quedó embarazada de su amante mientras su marido estaba en el frente. No puede enfrentarlo cuando vuelva con un hijo que no es suyo. El marido muere…La madre se casa con su amante y tienen a Ian. Cuando la madre adoptiva del hermano muere, éste encuentra en el altillo un pequeño recorte de diario, con un número de una casilla de correo. Devanando el ovillo, una tía le cuenta la verdad. Cincuenta años después o más, los hermanos se reencuentran. Y sí, es como decía Oscar Wilde: “La naturaleza imita al arte”.
La otra habla del costado muy humanitario del escritor, quien le dio cobijo en su casa a Salman Rushdie, el escritor indio, luego de que el ayatollah Komeini dictara la fatwa en su contra. También podría escribirse por lo menos un cuento con este episodio. Los dejo por cuenta de ustedes.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros

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martes, 2 de junio de 2009

MARAT - SADE

En el teatro Gral. San Martín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pude ver la obra MARAT-SADE de Peter Weiss, dirigida por Villanueva Cosse y la recomiendo.
Se desarrolla dentro del Hospicio de Charenton, en el París de 1808, simbolizando la alienación como parte generadora del sistema mercantilista. Los supuestos “locos” se rebelan y dicen grandes verdades, pero son duramente reprimidos. Cuando alguno dice: “¿Qué más quieren los dueños del trigo? Sólo queremos comer”, es llevado inmediatamente bajo la ducha fría para someterlo. La demencia y la razón surgen como dos estados inseparables de aquel momento post-revolucionario. Se presenta la chifladura, no sólo como madre de todas las pasiones, sino a las instituciones psiquiátricas como verdaderos mecanismos de control social. Y se presenta el criterio de racionalidad como una verdadera “razón de estado” que todo lo justifica.

El fondo de la obra trata del debate entre dos concepciones enfrentadas del análisis social y político de la época posterior a la toma de la Bastilla en Francia: el de Jean Paul Marat y el del Marqués de Sade.
En el manicomio, Marat, líder de las masas populares, reposa dentro de una bañera con agua, como forma de contrarrestar la espantosa picazón que invade su cuerpo, desarreglo a todas luces auto-inmune y psicosomático. Proclama: “Los fracasos no nos obligan a abandonar la lucha; aún equivocada la lucha es vital” […] “Más que de libertades, debemos hablar de desigualdades.” […] “El Clero dice que no le demos importancia al sufrimiento en la tierra, que el reino de los cielos está más allá. Pero nos cobra onerosos impuestos acá.”
De Sade, vestido de impecable blanco y con zapatos de altos tacones, le contesta: “El pescador desea la revolución porque no obtiene pica. El hambriento pide una “baguette” todos los días. El que tiene un zapato chico desea una horma más cómoda. La población quiere pequeñas mejoras. Pero como la revolución no puede ofrecerle esas minucias, la abandonan”. […] “La revolución se vuelve falsa cuando se transforma en terror”. […] “Retírate de la ideología e incorpórate al mundo real”.
Sade sale de la prisión de La Bastilla en la revuelta de 1789 y milita junto a Marat en los primeros años de la Revolución. Francesa. Es miembro de la Convención Nacional Francesa representando a la extrema izquierda, pero tiempo después se distancia del compromiso radical y termina en un nihilismo descreído e individualista, incorporándose al pensamiento de la aristocracia liberal. Aunque como viejo participante de la gesta de 1789, maneja una mirada sumamente crítica, ingeniosa y penetrante, aunque despechada, de la sociedad. “La solución final es la desaparición de todos los seres humanos”.
La discusión entre los dos cobra la forma de un debate entre el ideal revolucionario que sostiene Marat contra viento y marea y la libertad individual que persigue Sade.
Marat es autonomía. Robespierre es institución. Dantón es pura pasión. De Sade ideólogo del hedonismo libertario. En Marat no se trata solamente de Libertad, sino de un crecimiento antropológico y colectivo que provoque acumulación de deseos, necesidades, voluntades. Es esencialmente solidario, cooperativo y materialista.
Marat tiene el apoyo popular, pero prontamente sus seguidores lo abandonan para ir tras la mística defensa de la patria francesa. Se consolida la revolución de los artesanos y comerciantes, pero los obreros no aparecen todavía organizados y con la firmeza sostenida en La Comuna de 1848. Los triunfos de Napoleón en el exterior son el trampolín que le permite producir el golpe de estado del 18 brumario, en donde se autoproclama emperador “republicano”.
El proceso termina tragándose a todos los hijos de la revolución: Robespierre guillotina a Dantón, luego le toca el turno al primero y, finalmente, Charlotte Cordey, figura destacada del Clero y de la alta sociedad, termina asesinando a Marat en su propia bañera.

Teniendo bien presente que en la Francia previa del siglo XVIII, más de la mitad de la población ganaba su sustento con ingresos de la agricultura, entonces puede decirse que las causas de la Revolución Francesa puede encontrarse en los siguientes puntos: La incapacidad de las clases gobernantes para hacer frente a los problemas de Estado, los excesivos impuestos a los campesinos, el empobrecimiento de los trabajadores de la ciudad, la agitación intelectual alentada por el “Siglo de las Luces” y el ejemplo de la guerra de independencia estadounidense.
“La incipiente clase obrera encabezaba las luchas para conquistar sólo el terreno y las mejores condiciones para su propia emancipación, pero no, ni mucho menos, la emancipación misma” (1).
Pero paulatinamente las banderas transformadoras van cayendo, y se termina consolidando la revolución burguesa y liberal con el definitivo apoyo popular y campesino. En 1794 se prohíbe la organización gremial de los trabajadores.

No se la pierdan. El entusiasmo que transmite la obra “Marat-Sade” es un aire de rescate -si bien sesentista- de La Revolución como concepto que fija el fin de una época y abre un comienzo esperanzador de otra. ¿Por qué digo de los sesenta? Porque los sesenta fueron los años de la discusión ideológica, del desarrollo de los sueños y las utopías. Mientras los setenta fueron su consecuencia lógica: la bronca organizada tras el asalto al cielo. Los ochenta son los años del desasosiego y la derrota. Los noventa del desencanto y la impotencia popular que traen aparejados la nueva coronación del liberalismo neo conservador. ¿Quién puede decir dónde estamos hoy parados?
Experimentados banqueros y doctores de Harvard, desde un barrio de diez manzanas a la redonda, llamado Wall Street, han arrastrado al mundo actual a una catástrofe cuya escala y duración aún no visualizamos.
Todo el mundo observa, espera, se miran entre sí.
Por eso, es magnífico que una obra teatral, en menos de dos horas, nos recuerde que siempre existirán algunos, los Marat, que defiendan una sabiduría tan antigua y permanente como la noción de equidad.
Sobre el fracaso, al final de la obra, desde lo alto del escenario, comienzan a bajar enormes barrotes que configuran los que rodean a una cárcel. Dentro de ellos quedan todos encerrados: los internados, los custodios, los funcionarios oficiales, las monjas, los políticos, los represores, los médicos. Es decir, toda la sociedad. El único que queda fuera de las rejas, y del lado del público es el revulsivo escéptico Marqués de Sade (Lorenzo Quinteros), que observa la escena... espera... nos mira.
Lo aparentemente incorpóreo de la década del sesenta, siempre puede volver.

(1) “El 18 Brumario de Napoleón Bonaparte”. Carlos Marx.

Juan Disante

miércoles, 27 de mayo de 2009

TERAPIA


por Juan Disante


Escribo poemitas, licenciado. Siempre he sido una persona bastante depresiva, que ha estado abatido por rachas. Pero salí de esos pozos sin otra ayuda que la de mi propia voluntad. Fui a verlo varias veces a Mario Benedetti para proponerle que sea mi padre. Pero, me dijo que la objetivación también era una de sus fijaciones mentales y que padres e hijos se libran de los mismos fantasmas por medio de la escritura, me recomendó que insistiera. Recordé que también Roberto Arlt creía que escribir puede ser un imperativo para mantener la salud mental y sacudirse los demonios interiores para no andar por la vida con las manías de siempre. Y entonces me di cuenta que, después de escribir un poema donde vuelco una emoción, me quedo de lo más tranquilo. Pero, después de un tiempo me vuelve la intranquilidad. Me doy cuenta que necesito un padre, esto es, una especie de patria. ¡Claro!, eso mismo, una patria en sentido estricto. Pero después comprendí que las patrias tienen un sello retrógrado, de resonancias castrenses y autoritarias. Entonces me vuelve la depresión. Me ataca la exasperación. No me conformo. No puedo salir del berenjenal de subas y bajas. Ahora entiendo, Alfonsina Storni se suicidó presa de un amor no referenciado. ¿Y Leopoldo Lugones? ¿Acaso no se fue a la derecha por tanto verbo, por tanta licencia? Después ¡Pum! Todos los nacionalismos son restrictivos porque son paternalistas. Por eso que siempre conviene matar al padre. Pero antes de morir papá, que nos deje el pabellón del lenguaje. Desde que empecé a escribir poemitas he sido fiel a esa defensa del lenguaje. Pero descubrí que si uno no tiene padre, la corrupción del lenguaje nos hace rápidamente decadentes. Por eso que insistí tantas veces con Benedetti. Cuando lo vi en la Feria del Libro le dije a boca de jarro: “Pero, Don Mario, ¡seamos hispano hablantes!, trabajemos para mantener ese estilo léxico. ¡Sea mi padre!”. Extrañado, me miro como a un hijo. Pero calló. Los críticos suelen cansar en sus reseñas contando la historia de un libro determinado. ¡Y a mí qué me importa lo que se cuenta en ese libro! Lo que me importa es cómo se cuenta, el estilo del texto. Ese es el papel del padre que busco: la seducción de las formas. Después de todo, los temas que se cuentan son siempre los mismos: el amor, el odio, el nacimiento, la muerte, los siete pecados capitales y algunas cosas más. Lo que cambia es el estado de ánimo del estilo. Sí Licenciado, escribo poemitas, pero soy muy discontinuo, casi intermitente, a tiempo incompleto. A lo mejor mi afición por la literatura es relativa, negadora. Me escondo tras un poema en un estallido de euforia, después dejo de escribir durante muchos meses. Cuando estoy deprimido la literatura me parece un estorbo. ¿Le parece que esto tiene que ver con que soy un poco ciclotímico? La última vez fui expeditivo. Le dije a Benedetti: “Vamos, decídase Don Mario… ¿Usted no querría ser mi padre? Tan siquiera distante, ¿postizamente?” No tuve respuesta.
Pero, Licenciado, le juro que yo no lo maté.

viernes, 22 de mayo de 2009

Cuerpo presente


Poema de Rodolfo Alonso


Tantas como soñamos
merecer una

(Una mujer

Muslos de tempestad
senos de viento
sagrado olor a mar)

Toda mujer
sentada
en el augusto trono
de su cintura

Inmensa

jueves, 21 de mayo de 2009

“Grageas Idiomáticas” 5

El amigo Francisco Vázquez, estudioso del idioma y vecino de San Fernando, sigue colaborando con sus “grageas idiomáticas”, que bien pueden servir para que empecemos a tratar mejor a nuestro idioma. (Hoy del 41 al 50)

41) Solárium: Latinismo aceptado para designar el sitio más acondicionado para tomar el sol. Pero, ¿a qué haber ido a buscar afuera lo que tenemos dentro? En castellano existe una bella palabra para designar eso mismo, que debiera reemplazar al latinismo: Solana.
42) agarrar: En las comarcas lingüísticas, por ejemplo, la Argentina, donde el verbo coger se echa a mala parte, todo el sistema relacionado con el acto de apoderarse de algo, de recibirlo, de asirlo, se desmorona, y el agarrar y el tomar adquieren connotaciones y significados accesorios destinados a suplir al verbo de más uso en el castellano general, allí proscripto. En un estado lingüístico normal podríamos decir que quien ase de algo por sí, lo coge, quien lo recibe de otro, lo toma, y si la acción encierra fuerza, incluso desesperación, lo agarra, o se agarra. Es lo ideal, pues reserva un distinto verbo para cada una de estas distintas acciones. Desterrado coger, los otros dos verbos, agarrar y tomar, tratan de suplirlo en la forma que mejor pueden.
43) abolir: Tradicionalmente se lo ha considerado verbo defectivo, ya que solían usarse sólo las formas cuya desinencia empieza por i, En la hora de ahora se ha querido hacer uso del resto de las formas de la conjugación, y se han podido leer engendros como «Se abole la pena de muerte – Los nuevos poderes abolen la discriminación …» ¡Dios nos libre de semejante novedad! Las usuales hasta ahora son las formas en que, como dijimos, la desinencia del verbo empieza en i: «abolía – aboliesen – abolíamos -» Incluso la forma aboliemos, a pesar de que cumple con la regla, por poco usada nos suena mal. Manera sencilla de cumplir la reglita en las dos frases dadas: «Se abole la pena de muerte: Se ha abolido, o se está por abolir… - Los nuevos poderes abolen la discriminación: Han abolido, o abolirán…", según el sentido que quiera dársele.
44) apercibirse por percatarse: Por mucho que la Academia lo haya aceptado, al apercibirse por ‘percatarse, caer en la cuenta’, lo seguiré considerando un galicismo de tomo y lomo, digno de ser expulsado del campo de juego mediante la consabida tarjeta roja. Mal uso de apercibirse: Se apercibió de la presencia del policía, y se dio a la fuga (se percató, notó) – El ciervo, al no apercibir la presencia del tigre, siguió paciendo (al no percibir, al no presentir) -Apercibir en castellano significa preparar, prevenir. Buen uso de apercibir: Apercibieron el viaje con la debida anticipación. ”Hombre apercibido anda seguro el camino”, reza el refrán, en el sentido de “Hombre prevenido vale por dos”.
45) apurar, apurado y apuro han desalojado en la Argentina (ignoro lo que pase en otros puntos del imperio idiomático castellano) a las expresiones dar prisa, presuroso, de prisa y prisa. Con esto no estoy queriendo decir que apurar, apurado y apuro no sean voces correctas castellanas; pero el sentido primigenio de apurar ha sido el de averiguar, extremar (quiso apurar la verdad - apuró su celo hasta extremos intolerables); el de apurado, pobre, o dificultoso (se hallaba apurado de dinero – en trance tan apurado, me encomendé…), y el de apuro, aprieto, conflicto (es un buen auxiliar para semejantes apuros). La acepción americana de apurar, apurado y apuro, ya ha sido convalidada por la Academia en su Diccionario.
46) autostop: En algunas regiones donde no se usa nuestro ‘hacer dedo’, utilizan el anglicismo autostop. Nuestra expresión, además de gráfica, pues hace referencia al ademán de quien pide lo lleven moviendo el pulgar en la dirección hacia la que desea ir, tiene la virtud de ser netamente castellana. Conservemos nuestra terminología, que sería deseable importásemos a los sitios donde se utiliza la expresión bárbara.
47) beige: Palabra usada principalmente por mujeres y costureras. Es galicismo antiguo, incorporado, así, en crudo, por la Academia a su Diccionario, con la definición de ‘color castaño claro’. ¿No había palabra nuestra que significase ese color? ¡Por supuesto que sí!: Trigueño.
48) bistec: Anglicismo incorporado por la Academia a su Diccionario, por partida doble, ya que también incorporó bisté (¿qué no ha introducido en su lexicón desde hace unos años a esta parte la docta Corporación?). Nosotros no usamos esas voces pues en la zona de influencia de Buenos Aires se usa el anglicismo, pero argentinizado bife, al que se le agrega ‘de costilla’ cuando se trata de una chuleta. En el castellano general se emplea la voz filete para la loncha de carne sin hueso, y chuleta para la con hueso. En varias provincias argentinas la voz chuleta es de uso común.
49) bombacha: La prenda interior femenina llamada en la Argentina bombacha, es denominada bragas en España.
50) campus: Si había una voz importada que en español no habíamos menester, ésa es campus, pues para designar lo que éste significa tenemos ciudad universitaria, recinto o predios universitarios.

miércoles, 20 de mayo de 2009

A propósito de Amélie Nothomb

En este métier eventualmente nos puede ocurrir que un libro nos llegue en calidad de préstamo. Quizás porque nunca nos quedaríamos con los ejemplares ajenos, vaya uno a saber… El caso es que una clienta me acercó “Stupeur et tremblements” de esta autora (“Estupor y temblores”, editado por Anagrama). Fue un verdadero hallazgo.
Novela corta que transcurre en Japón, que cuenta las peripecias de una intérprete belga novel trabajando para una superior japonesa en una firma de la misma nacionalidad, nos mete en una realidad desconocida. Escrita en primera persona padecemos lo mismo que la protagonista, con la misma intensidad. “Estupor y temblores” se debían experimentar ante el emperador, y lo mismo sucederá en la novela, pero es inútil tratar de explicar lo inasible de esta narración. Experiencia intransferible como pocas, hay que leerla.
Este fin de semana Maximiliano Tomás, editor de Cultura del diario “Perfil” hace un comentario sobre esta autora que publicó hace poco otra novela “Ni de Eva ni de Adán” y no puedo dejar de mencionarla entre los recomendados.
Oraciones cortas y simples, juego con las palabras. Muchas duelen o llegan hasta lo más hondo, pero dista mucho de ser una lectura sentimental, más bien de lo más racional que he leído últimamente. Ironías constantes, humor ácido y hasta corrosivo son algunas de las características de la autora.
Amélie Nothomb es especial (nació en Japón, vivió en China, Laos, París y ahora en Bélgica –siguiendo los derroteros de su padre diplomático durante su niñez, es de nacionalidad belga-) y tiene una mirada hipercrítica sobre todo lo que le ocurre. El devenir de su vida está en cuestión siempre, es protagonista y testigo a la vez de sus narraciones.
Se podría empezar por cualquier de sus novelas, todas conforman un caleidoscopio como diría Hesse “no para cualquiera, solo para locos”.
En español y todas editadas por Anagrama: “Estupor y Temblores”, “Ácido sulfúrico”, “El sabotaje amoroso” (mosaico de su infancia en China, maravilloso), “Cosmética del enemigo” y “Antichrista”. Tengan en cuenta que en todas las portadas está su cara, en una extraña cronología de su vida. Ojalá disfruten de estas lecturas.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros

lunes, 18 de mayo de 2009

Ese distante Pepe

Escrito por Juan Disante


José Manuel Caballero Bonald es español, pero no lo reconozco. Lo configuro argentino. Merecería serlo. Más aún, lo creería mi propio padre.
Insiste que siempre ha sido una persona bastante depresiva, que ha estado abatido por rachas. Pero ha salido de esos baches sin otra ayuda que la de su propia voluntad.
Quiero que sea argentino, porque también Roberto Arlt creía que escribir puede ser un imperativo para mantener la salud mental y no encontrarse con los demonios interiores.
Y quisiera que fuera mi padre porque también la objetivación es una de mis fijaciones mentales. Padres e hijos se libran de sus fantasmas por medio de la escritura. Eso de contar las cosas es una terapia para no andar por la vida con las mismas manías.
Dice Pepe: “Después de esbozar una poema donde se acomoda una emoción profundamente vivida, uno se queda de lo más tranquilo, aunque sepa que ha usado las trampas del oficio”.
Pero Pepe Bonald no quiere ser mi padre. Y mucho menos argentino. Me ha dicho que ha tenido cuatro o cinco patrias, muy repentinas, muy transitorias.
“Lo que nunca he tenido es una patria en sentido estricto, entre otras cosas porque todas las patrias tienen como un sello derechizante, retrógrado, de resonancias castrenses, que las hace muy poco transitables”.
Estás irritado Pepe. Y creo que con el tiempo te vuelves quijotescamente más exasperado. Como yo. Como nosotros. ¿No serán los años Pepe?
“No me conformo. Por ahí siguen haciendo de las suyas los gerifaltes de turno y por ahí se generaliza el desprecio por los derechos humanos, la insolidaridad, las mentiras colaterales, las guerras inicuas, las hambrunas”.
No lo sabemos, a pesar de haberlo sufrido, nunca hemos pensado en una solución posible a este berenjenal. Alfonsina se suicidó presa de un literario amor no referenciado, Leopoldo Lugones acudió a la derecha, desesperado por tanta licencia.
“Todos los nacionalismos son restrictivos”.
Pues entonces, Pepe, seamos hispano hablantes. Aunque la corrupción del lenguaje nos haga decadentes. ¿No es la lengua nuestra verdadera patria?
“Desde que empecé a escribir he sido fiel a esa defensa del lenguaje como herramienta de trabajo. Siendo escritores ¿cómo no vamos a cuidar y mantener en el mejor estado posible ese caudal léxico? Cuando oigo por ahí hablar con cierto desdén del papel del estilo en un texto literario, se me acentúa el instinto de conservación de la literatura como obra de arte. Los críticos suelen alargarse en sus reseñas contando la historia de un libro determinado. ¡Y a mí qué me importa lo que se cuenta en ese libro! Lo que me importa es cómo se cuenta, la calidad del texto, su seducción artística. El escritor que olvide que el estilo es el sostén, el factor desencadenante de toda auténtica literatura, es que se ha equivocado de oficio, es que confunde la literatura con la crónica periodística”.
Después de todo, los temas que se cuentan son siempre los mismos: el amor, el odio, el nacimiento, la muerte, los siete pecados y algunas cosas más.
Acá en Argentina tuvimos a Arturo Cerretani, un escritor que manejaba el exquisito instrumento de la escritura, la sutil transparencia humana, pero cruelmente olvidado por los fuegos de artificios del comercio editorial.
Y acá en La Pampa solemos decir que el ternero que llega último al bebedero, encuentra el agua turbia.
“No me parece que la transparencia sea un mérito. Lo que en ningún caso tiene sentido es la carencia de estilo, porque el estilo es un estado de ánimo. Insisto un escritor sin estilo es un amanuense”.
¿La escritura es un músculo que hay que ejercitar a diario?
“No. Yo soy un escritor discontinuo, intermitente, que sólo trabaja a tiempo incompleto. A lo mejor es que mi afición por la literatura es relativa. No tengo nada que ver con esos colegas que trabajan a destajo, cada día, desde las ocho de la mañana hasta las trece. Dicen que si no escriben a diario sienten remordimientos, y luego se reúnen y parlotean todo el tiempo de literatura. Vaya un aburrimiento. A mí sólo me interesa la literatura mientras escribo un libro, pero cuando lo termino me puedo pasar meses y años alejado de todo ese mundillo profesional. Quizá tenga algo que ver con esa actitud el hecho de que siempre he sido un poco depresivo, un ciclotímico que muda rápidamente de cierta euforia al abatimiento. Cuando estoy deprimido la literatura me parece un estorbo, una actividad ingrata, algo así”.
Pero Usted debe saber que el mundo editorial obliga a escribir por necesidad.
Acá tenemos otro dicho campero que dice: “Hasta la hacienda baguala cae al jaguel con la seca”.
“Yo en ningún caso escribo por obligación o por encargo. Yo escribo cuando me siento absolutamente necesitado de hacerlo. Si me sale bien, sigo adelante, y si no me sale bien, lo dejo y en paz. Por eso, cuando pasan varios meses y me siento incapaz de escribir a mi gusto, pienso muy en serio en librarme de todos esos quebraderos de cabeza y dejar de escribir”.
¡Lo veo tan argentino, Pepe!
“Lo que también me haría dejar de escribir definitivamente es cuando no creyera que el fundamento de un texto literario es su articulación artística.”
Pepe, por último… ¿Usted querría ser mi padre?
“¡…! ”
Tan siquiera distante… ¿postizamente? Vamos, decídase. Pepe.
“ ¡…!“

Juan Disante

jueves, 14 de mayo de 2009

Cultura local en la Feria del Libro

Más de una docena de expresiones culturales de escritores y organizaciones de la sociedad civil local, relacionadas con la cultura y la educación, se presentaron este año en la 35 Feria del Libro que se realizó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los pabellones Azul y Amarillo de la tradicional muestra internacional albergaron presentaciones de libros y conferencias lo que se sumó a varias editoriales que en otros pabellones exhibieron para la venta títulos de autores locales.

Escritores
Ediciones AqL, a cargo del editor local, Luis Alberto García, presentó a los autores Leticia Pérez de la Riestra, Chela Salas, Ricardo Martí, Mirta Serrano, Beatriz Baldón, también a María Cristina Chumilla y Erica Muriel, entre muchos otros.
Además estuvo la editora de la revista local de salud, ADN, Susana Etcheverry, que también conduce el programa cultural, Nosotros y la Gente, junto a Edgardo Fassolla, por la FM 90.1 de Vicente López y que el 7 de este mes festejó los 10 años en el aire.

Editorial Corregidor presentó El destierro de la Reina, de Ana Bisignani, una escritora argentina residente en Olivos, que estudió profesorado de Literatura e hizo dos especializaciones docentes en literatura infantil.
Actualmente coordina talleres literarios para niños y adultos, y sus alumnos han logrado importantes premios en nuestro país y en España. Bisignani también ha publicado diez antologías de cuentos y poesía, auspiciadas por la comuna de Vicente López.
“Esta novela de estilo lúcido y exacto, donde lo poético está siempre en el borde de la frase, nos sugiere algunas de las claves del (fructífero) desencuentro europeo y americano”, ha escrito sobre la obra el escritor Jorge Torres Zavaleta.
“A pesar de que la mayor parte de la novela transcurre en la Argentina, podría considerarse que impera la idiosincrasia española”, le dijo Bisignani a Prensa Libre y explicó que su texto tiene cercanías con La Casa de los Espíritus, de Isabel Allende.

Alumnos y docentes
La asociación Ciudadanía Solidaria presentó diferentes proyectos que lleva a cabo con otras organizaciones de la sociedad civil bajo el lema “Construyendo Nuestra Argentina” entre los cuales se destaca el Módulo Participación Ciudadana.
Mediante este programa alumnos secundarios de varias escuelas de la zona norte investigan sobre problemáticas barriales y luego desarrollan y elaboran proyectos de bien común para sus barrios, y los debaten y votan en el Concejo Deliberante de San Isidro.
Justamente, los alumnos Magalí Ayala y Paula Russo, de la escuela Media N° 9, de Martinez, y Natalia Sánchez y Carolina Ariza, del Nicolás Copérnico, de Villa Adelina, explicaron los alcances del programa y sus experiencias.
El director del Copérnico, Oscar Busch, se mostró “reconfortado” por la visión de los alumnos y por el hecho de que puedan “manejarse con autonomía cuando terminan el colegio y aprendan a convivir en forma tranquila que es lo que busca el colegio”, sostuvo.

Otros proyectos que se presentaron con la mira puesta en el desarrollo de niños y adolescentes fueron Mirando al Futuro: Energías Alternativas sobre un centro de ciencias exploratorio; y Conbeca, un programa para escolares carecientes.
También se difundió el trabajo de Fundación Normatil, que colabora con otras instituciones para que concluyan sus proyectos educativos en ejecución, y Diseño Comunitario, que forma para la resolución de conflictos por la paz.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Claudia Piñeiro y los talleres literarios

Tras la conferencia que la escritora realizó en Tigre, con motivo de la apertura de los talleres literarios, Claudia Piñeiro conversó con Pensa Libre sobre la utilidad de los talleres para quienes se inician en la escritura.

-¿Los talleres son un medio útil para iniciarse en la escritura?
-A mi me parece que es una de las posibilidades. En mi caso fue absolutamente útil. Tenés una persona que te enseña y un montón de compañeros leyendo tus materiales, que no están si uno estudia en soledad.
-¿Todos los talleres son iguales?
-Hay de distinto tipo. Hay escritores que los dan con la convicción, la profesionalidad y el objetivo de sacar escritores. Y otros que son más para pasar en tiempo, por el placer de escribir sin la necesidad de una exigencia. Según lo que uno decide hacer de su vida elige uno u otro.
-¿Cómo es el primer paso?
-Lo primero es leer muchísimo. Sin una gran cantidad de lectura encima uno no puede escribir. Esto es lo primero. Cuando encuentre textos que le gusten que los lea. Que no dude en leerlos. Esto le va a disparar situaciones de escritura.

lunes, 11 de mayo de 2009

Un cartel en la Feria del Libro

Una de las cosas que se pueden encontrar en una página.


martes, 5 de mayo de 2009

Daniel Santoro: Civilización y Barbarie en la literatura argentina

El artista Daniel Santoro presenta el jueves 7 a las 19.30 en la Quinta el Ombú, Av. del Libertador 600, San Fernando, su obra: "Civilización y Barbarie, un recorrido visual en busca de nuestra identidad".
Las contradicciones entre la literatura y la política argentina, su abordaje provocador de la iconografía peronista, son parte de la obra de este artista particular que atraviesa los géneros literarios, plásticos y escenográficos sin transición.