miércoles, 20 de mayo de 2009

A propósito de Amélie Nothomb

En este métier eventualmente nos puede ocurrir que un libro nos llegue en calidad de préstamo. Quizás porque nunca nos quedaríamos con los ejemplares ajenos, vaya uno a saber… El caso es que una clienta me acercó “Stupeur et tremblements” de esta autora (“Estupor y temblores”, editado por Anagrama). Fue un verdadero hallazgo.
Novela corta que transcurre en Japón, que cuenta las peripecias de una intérprete belga novel trabajando para una superior japonesa en una firma de la misma nacionalidad, nos mete en una realidad desconocida. Escrita en primera persona padecemos lo mismo que la protagonista, con la misma intensidad. “Estupor y temblores” se debían experimentar ante el emperador, y lo mismo sucederá en la novela, pero es inútil tratar de explicar lo inasible de esta narración. Experiencia intransferible como pocas, hay que leerla.
Este fin de semana Maximiliano Tomás, editor de Cultura del diario “Perfil” hace un comentario sobre esta autora que publicó hace poco otra novela “Ni de Eva ni de Adán” y no puedo dejar de mencionarla entre los recomendados.
Oraciones cortas y simples, juego con las palabras. Muchas duelen o llegan hasta lo más hondo, pero dista mucho de ser una lectura sentimental, más bien de lo más racional que he leído últimamente. Ironías constantes, humor ácido y hasta corrosivo son algunas de las características de la autora.
Amélie Nothomb es especial (nació en Japón, vivió en China, Laos, París y ahora en Bélgica –siguiendo los derroteros de su padre diplomático durante su niñez, es de nacionalidad belga-) y tiene una mirada hipercrítica sobre todo lo que le ocurre. El devenir de su vida está en cuestión siempre, es protagonista y testigo a la vez de sus narraciones.
Se podría empezar por cualquier de sus novelas, todas conforman un caleidoscopio como diría Hesse “no para cualquiera, solo para locos”.
En español y todas editadas por Anagrama: “Estupor y Temblores”, “Ácido sulfúrico”, “El sabotaje amoroso” (mosaico de su infancia en China, maravilloso), “Cosmética del enemigo” y “Antichrista”. Tengan en cuenta que en todas las portadas está su cara, en una extraña cronología de su vida. Ojalá disfruten de estas lecturas.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros

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