En estas reuniones el tema literario aflora, pero también actividades conexas, proyectos, conversaciones sobre lo difícil que se hace publicar desde el barrio; pero también el cómo transformar el problema en oportunidad para inventar soluciones creativas a la impresión, distribución, promoción y tantas acciones que aglutina un solo objeto: el libro.
El encuentro se repite los últimos sábados de cada mes. La SADE Zona Norte es una asociación sin fines de lucro con la misión de «defender, enaltecer y difundir la literatura argentina». Actualmente encabeza la entidad la escritora, Estela Garrido, vecina de Martínez, poeta, y alma mater del grupo de escritores.
Los encuentros
Esta vez la reunión es un viernes, en Nicanor. La atmósfera es la misma. La escritora relata que anualmente la entidad publica una antología en forma cooperativa. También reciben a colegas de otros pagos, de Chile, de Paraguay, para intercambiar experiencias, y concurren a congresos y otras actividades literarias en el interior y en países limítrofes.
Así, recibieron al poeta local radicado en Chile, Rubén Boronat, –recuerda Garrido- y estuvieron en el 1er. Encuentro de Escritores del Mercosur 2001, en Paraguay. Localmente representaron a la zona en la Feria del Libro del Conurbano Bonaerense en Tres de Febrero, y organizaron y organizan juegos florales, tertulias y presentaciones.
La primera publicación de la entidad fue en 2000, una recopilación de experiencias de vida, e historia, del cacique toba Clemente López -un poblador originario de tierras norteñas asentado actualmente en Derqui con su gente- elaborada por la escritora Antonieta Pardo de Ferreira y que lleva el título Q´om Indio Toba.
A la fecha llevan editadas cuatro antologías de cuento y poesía, a saber: Vivencias, Matices, Reflejos y Poiésis. Organizan un concurso por año y editan, El Broquel, un boletín con información sobre rondas literarias, ensayos sobre escritura y poemas de autores locales, y ensayos cortos de creadores nacionales o extranjeros consagrados.
Otra de las actividades de la asociación es la recorrida de lectura por escuelas, geriátricos y entidades varias, como el colegio Las Lomas Oral, otra asociación sin fines de lucro que trabaja, para que los niños que no oyen aprendan a hablar, se integren y se desenvuelvan dignamente en la sociedad.
Los escritores
En este encuentro surgen dos cuestiones nunca ausentes entre los escritores: las motivaciones del acto creativo y los avatares para publicar. Sobre el primer punto, las opiniones son variadas como los disparadores que impulsan la escritura, sobre el segundo hay unanimidad: publicar es carísimo, el otro tema es el dar a conocer la obra.
Para Garrido y sus colegas, Martha Isabel Muñoz, Nelly Nava y Marta Cifuentes el acto creativo nace en la cabeza del escritor; y para Muñoz esto es tan así que reafirma: «en mi mesa de luz tengo algo siempre», es decir, el anotador y la birome para plasmar lo que llega en el momento preciso.
Garrido da el ejemplo de su novela, El caminante memorioso, una obra que nació como un pequeño escrito de seis carillas en los ´80, y con los años fue sumando páginas, a quince luego, a treinta más adelante, hasta llegar al formato final al momento de la edición. «Hay un momento en el que el escritor se da permiso», resume Nava.
Cifuentes -que además de escribir ilustra sus obras- destaca el aporte, no siempre conciente, de lo vivido por los ancestros, y como ejemplo relata la propia experiencia. Se remonta a la historia trágica de su abuelo, un piamontés que en estas tierras formó familia con una mujer de los pueblos nativos, lo que le valió el desprecio de su colectividad.
Eduardo Márquez, por su parte, dice que la inspiración nace de la experiencia. Márquez tiene 70 años y comenzó a escribir hace una década. Su tema es el tango y es el barrio de Beccar donde nació. José Aníbal González nació en Tierra del Fuego y de adolescente vino a la urbe, pero su tema es el terruño, los pueblos originarios del sur.
Para Erica Schuhmayer la promoción y la distribución de la obra es el gran desafío para los autores. En esta difusión hormiga, como la llama otra de las escritoras, ayudan las familias, los amigos, los colegas, y los medios de comunicación zonales –los periódicos, las radios, los blogs literarios- que siempre tienen un lugar para los vecinos creativos.
La palabra más leve, la más fuerte, la que no se dice, la que se empeña, las palabras de siempre que son todo nada.
Esos pequeños garabatos escritos que penetran y se afirman, son la llave de apertura, a una fábrica de sueños.
La ceguera del mundo no tiene palabras. La no palabra es un llano silencio.
La palabra dicha, una vez aflorada es la voz que establece la comunicación, esa breve intensidad del verbo que une con mágicos hilos un despertar de sensaciones.
La palabra escrita es el origen de un sendero; es descubrir un claro manantial para nutrirse en sus aguas.
Creación colectiva
Por SADE Zona Norte
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