Sobre “El jardín de Lili” de Cristina Macjus (Ed. Norma, colección Torre de Papel), presentado en Tierra de Libros el 17 de junio pasado.
La historia es sencilla. O no, vaya uno a saber. La cuestión es que Lili tiene un jardín y debe transplantarlo si quiere que se mude con ella desde Misiones a Buenos Aires. Llevarse todas las plantas de un jardín no es tarea fácil. Mudarse de una provincia del Norte de la Argentina a la mismísima capital de la República, tampoco.
La protagonista de nuestra novela no es Lili, qué va, Lili es la mamá. De nuestra amiga no sabemos el nombre, sólo conocemos sus “nicknames” en el chat con sus amigas que quedaron en el pago: empieza siendo “Transplantada”, para tornarse después “Niebla”, o “Cactus”, dependiendo de los vaivenes de su humor. La seguimos en sus reflexiones sobre la vida a los 11 años, su relación con la familia, su reencuentro con el abuelo y sus amores. Hasta que encuentra su lugar o quizás será que guarda un pedacito de selva en su cuarto y el trasplante es así menos doloroso.
“El jardín de Lili” es un relato para disfrutar siguiendo las peripecias de su protagonista, escuchando historias sobre bulbos, gajos y plantas, y también sobre abuelos y padres que envejecen, y hasta hay cartas misteriosas.
Cristina Macjus ya nos había cautivado con la impar historia del gigante y el hadita en “Anselmo Tobillolargo” (Ed. SM, colección Barco de Vapor), pero desde el lenguaje la apuesta se (re) dobla, regalando metáforas sobre casi todo, trabajando con sentidos dobles y hasta plurales que los chicos pueden asimilar. Todo es muy cercano porque las cosas que le pasan a la protagonista son reconocibles y queribles para los que leen.
Recomendado a partir de 10 años y hasta 100 sin parar!
Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
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