En su libro:
“Las palabras y los días”, el escritor argentino Abelardo Castillo, que
dedicara una obra de teatro a Poe (Israfel) sueña a Chaplin como una
reencarnación de Poe:
“Chaplin, ignora que una vez fue Poe. Sin
embargo, en alguna película aparecerá -de espaldas- ante la puerta de una
taberna, con el pie envuelto en un trapo. Y uno recuerda entonces un salto que
consignan todas las biografías de Poe, y un reventón, el más inmortal
desfondarse de un zapato que registra la historia de la poesía porque le
aconteció al único par de botines que tenía el más grande poeta de su tiempo.
No sé si Poe se envolvió el pie en un trapo, pero a la taberna fue. Siempre
iba. Un año antes de morir Poe, Estados Unidos anexó los yacimientos de oro más
grandes del continente; Poe no tuvo tiempo de hacer la mochila e ir a descubrir
alguna veta: vendió el poema más bello de la lengua inglesa en cinco dólares.
La pequeña Virginia Clemm, entonces, murió tísica. Otro hombrecito, muchos años
después, filmará una cinta, descubrirá un yacimiento y salvará una muchacha.
Los dos entendieron que la redención de los
hombres está en ser como los chicos; Carlitos nos recuperó para la infancia de
la risa; Poe para la del miedo, para la del horror puro, elemental. A veces los
sueños de Poe se enmarañan con los de Charlot y escribe un cuento como El
método del profesor Alquitrán y el doctor Pluma, que pudo ser imaginado por
Chaplin; y éste filma Monsieur Verdoux,
que pudo ser una pesadilla de Poe. Usher
tapiaba a sus mujeres; Verdoux las quema.
Cada hombre es la proseguida tentativa de
otro hombre. El que yo digo anduvo a tropezones una terrible noche de
Baltimore. Recortada contra los torvos callejones, su apostura antigua de
caballero sureño raída, le daba una vaga apariencia de dandy del arroyo. Al
doblar una esquina -borracho a muerte, con láudano- estuvo a punto de caer
despatarrado y el vigilante que lo seguía se atusó el bigote. Durante un
segundo sólo hubo la luna histérica, de albayalde, sobre la calle. Y entonces
ocurrió. El Caballero de la Tropezante Figura, de pronto, había resuelto para
siempre el problema más grande de su vida. Era el 7 de octubre de 1849, y para
eso se había escapado de su casa una remota Nochebuena. Maravillosamente
recuperó el equilibrio. Abrió los pies, revoleó el bastón, le crecieron
desaforados zapatazos de polichinela, giró sobre sus talones, y al regresar -quitándose
el sombrero con rápido saludo- pasó, muy orondo, ante el perplejo vigilante
nocturno. Después, se inventó un camino.
Y así anda por el mundo, de lo más atento,
saludando a la gente por cualquier motivo, salvando muchachas, rompiendo
vidrios, levantando una bandera roja, comiéndose los cordones de los botines, jugando,
para siempre a ser Carlitos”.
Seguidores
Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), el
creador de Sherlock Holmes, que algo le debía a EAP dijo en 1909:

Otro poeta
francés, Paul Valéry (1871-1945),
vincula la poesía de Poe a la psiquis y remarca el aporte de Poe a la
literatura:
"Bajo un cielo totalmente distinto, en
medio de un pueblo que aún estaba absorbido por la construcción de su realidad
material y que, todavía indiferente hacia su pasado, sólo trabajaba con vistas
al futuro y dejaba la más completa libertad a todo tipo de experiencias
naturales, allí se encontraba un hombre que analizaba las cuestiones psíquicas,
entre ellas también la creación literaria, con una originalidad, una agudeza y
una clarividencia como hasta entonces no se habían encontrado, al menos en esa
medida, en una mente con capacidad poética. Antes de Edgar Allan Poe, nunca
había sido investigado hasta sus presupuestos el problema de la literatura,
nunca había sido reducido a una cuestión psicológica y tratado por medio de un
análisis en el que se empleasen decididamente la lógica y la mecánica de los
efectos. Por primera vez se consideraron las relaciones recíprocas entre obra y
lectores como el fundamento positivo del arte. La misma observación, las mismas
diferencias, las mismas notaciones cuantitativas, las mismas líneas directrices
son tan válidas para aquellas obras cuyo fin es producir un violento impacto en
el mundo de las emociones y conquistar un público ávido de fuertes estímulos y
aventuras insólitas, como para los más refinados productos literarios y para el
delicado organismo de las creaciones poéticas. Decir que este análisis posee
validez tanto en el terreno de la narración como en el de la poesía, que se
puede emplear tanto en la construcción de lo puramente imaginado y fantástico
como en la imitación literaria y en la descripción de la realidad, significa
que este análisis es notable por su validez general. Y lo que realmente tiene
una validez general posee también la característica de la fecundidad. Haber
llegado al punto en que se domina todo el campo de acción implica
necesariamente tener a la vista una gran cantidad de posibilidades: regiones
inexploradas, caminos por abrir, comarcas por colonizar, ciudades por
construir, relaciones por establecer, medidas que ampliar. Por lo tanto, no es
de extrañar que Poe, en posesión de un método tan capaz y seguro, haya sido el
creador de varios géneros literarios y haya proporcionado los primeros y más
impresionantes ejemplos de la narración científica, de la moderna poesía
cosmogónica, de la novela policíaca pedagógica y de la introducción de
situaciones y estados psicológicamente enfermizos en la literatura; así como
tampoco puede admirarnos que toda su obra evidencie en cada página la actuación
de una inteligencia y de una voluntad hacia la inteligencia que no aparecen con
tales dimensiones en ninguna otra carrera literaria."
(Variété,
1930)
Roberto Brey