jueves, 26 de septiembre de 2013

Las bibliotecas y la guerra

El titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González, disertó acerca de la histórica entidad que dirige actualmente, en el acto de clausura de la Feria del Libro que organizó la Biblioteca Popular de Martínez el lunes último, en conmemoración de su centenario. Intelectual de larga trayectoria, docente universitario y autor reconocido, González pasó revista a las diferentes direcciones que timonearon la biblioteca más importante del país y relacionó los mandatos con el contexto social y político en el que acontecieron.

La Biblioteca Nacional fue la primera biblioteca pública del Río de la Plata. Para Horacio González, su actual director, la entidad nació para conjurar la toma de las armas, una “conducta sacrificial” para dirimir cuestiones políticas, que para González fue usual en la Argentina desde la época fundacional de la patria.

“El decreto fundacional de la biblioteca nacional tiene ese espíritu, dice precisamente: “esta biblioteca servirá de ilustración popular en tiempos de guerra”; y luego anuncia la finalización de estos tiempos de guerra que son tiempos que no queremos” explicó González en la Biblioteca de Martínez, durante una disertación a la que fue invitado a participar como único orador.

La Biblioteca de Martínez viene festejando con múltiples actividades, durante todo este año, el centenario de su creación. La charla de Horacio González fue para la clausura de una Feria del Libro que simbólicamente comenzó el viernes 13-9, cuando se conmemoró el Día del Bibliotecario, y concluyó el 23, Día de la Bibliotecas Populares.

El intelectual se refirió a Mariano Moreno, indicó que fue el artífice del decreto de creación de la Biblioteca Nacional, y se refirió al inicio del documento “un escrito tremendo” donde el abogado sostiene con prosa ilustrada: “Los pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas. Frase extraña que dice que a los pueblos les cuesta hacer la guerra” y deben pagar el precio.

Para González, Moreno funda la biblioteca para conjurar la guerra con la ilustración, “pero tiene un ojo puesto en la guerra”. El intelectual puso de relieve el estilo literario directo y sin eufemismos de Moreno y recordó el párrafo que marca a fuego el objetivo fundacional: “si no cumpliera con la tarea de educación popular esta biblioteca merecería ser quemada como la de Alejandría”.

En esta misma línea de conjuro de las armas para la política el intelectual consideró que “Toda  conmemoración contribuye a mantener en la memoria y es pacífica”. También reveló que Manuel Belgrano fue uno de los principales donantes de libros para la Biblioteca Nacional, sobre todo de economía y filosofía griega, obras que son fundantes de la entidad.

También se refirió a dos religiosos, Saturnino Segurola y Chorroarín  que no denostaron la ilustración, como la iglesia conservadora por entonces, y dirigieron la entidad. Luego indicó que la Biblioteca Nacional expropió libros de los jesuitas, en la provincia de Córdoba, y con los años se volvió atrás y los devolvieron.

Esos movimientos de libros, al archivo nacional o a otras entidades, indican que “las bibliotecas no son estáticas”, que no son meramente administrativos sino producto de la historia, asegura González. Asimismo, el director ponderó el papel de los lectores en las bibliotecas. “El lector tiene el papel fundamental de revivir los libros a través de las lecturas” dijo.

Marcos Sastre, José Mármol, Paul Groussac -el director que más tiempo estuvo en el cargo (40 años)- Jorge Luis Borges. González nombró a todos los directores en su contexto social y político. Héctor Arias, titular de la Biblioteca Popular de Martínez, agradeció la intervención y la participación de los expositores durante los diez días de feria.

En diálogo con Prensa Libre, a modo de balance, Arias sostuvo: “Fue la primera experiencia. No hubo ambición lucrativa pues no es propio de la entidad. Los medios locales nos apoyaron en la difusión, no así los medios nacionales. La gente que concurre a la biblioteca y algunos vecinos visitaron la feria, hubo público en los espectáculos  y se vendieron algunos libros”.

El director también contó que el puesto de libros usados de la institución permitió obtener algunos recursos siempre bienvenidos en aras de volcarlos a la institución. Para Arias la semilla plantada tendrá sus frutos en la próxima edición en 2014. “Nuestro balance es positivo y ese superavit lo vamos a recoger el año que viene en la segunda feria”.







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