El cuento:
del origen a la actualidad (7)
Poe por
otros
“…algún maestro desventurado a quien la
inexorable Fatalidad ha perseguido encarnizada, cada vez más encarnizada, hasta
que sus cantos no tengan más que un solo estribillo, hasta que los cantos fúnebres
de su Esperanza hayan adoptado este melancólico estribillo: ¡Nunca! ¡Nunca
más!” (Edgar A. Poe: El cuervo.)
Baudelaire

“¡Lamentable tragedia la vida de Edgar A.
Poe! ¡Su muerte, horrible desenlace, cuyo horror aumenta con su trivialidad! De
todos los documentos que he leído he sacado la convicción de que los Estados
Unidos sólo fueron para Poe una vasta cárcel, que él recorría con la agitación
febril de un ser creado para respirar en un mundo más elevado que el de una
barbarie alumbrada con gas, y que su vida interior, espiritual, de poeta, o
incluso de borracho, no era más que un esfuerzo perpetuo para huir de la
influencia de esa atmósfera antipática. Implacable dictadura la de la opinión
de las sociedades democráticas; no imploréis de ella ni caridad ni indulgencia,
ni flexibilidad alguna en la aplicación de sus leyes a los casos múltiples y
complejos de la vida moral.”
Baudelaire
no oculta su admiración por EAP de quien, a diferencia de Borges, valora mucho
su poesía:
“No es por sus milagros materiales, que le
han dado, empero, su fama, por lo que él conquistará la admiración de las
gentes que piensan, sino por su amor a lo Bello, por su conocimiento de las
condiciones armónicas de la belleza, por su poesía profunda y gimiente,
siquiera trabajada, transparente y correcta como una joya de cristal; por su
admirable estilo, puro y singular -apretado como las mallas de una cota-,
complaciente y minucioso -y cuya más ligera intención sirve para llevar
suavemente al lector hacia un fin deseado-, y, en fin, sobre todo, por ese
genio especialísimo, por ese temperamento único que le ha permitido pintar y
explicar de una manera impecable, sorprendente, terrible, la excepción en el
orden moral. Diderot, para escoger un ejemplo entre cientos, es un autor
sanguíneo. Poe es el escritor de los nervios, e incluso de algo más, y el mejor
que yo conozco. (…)”
Y describe
así su estilo:
“En él, toda entrada en materia es atrayente
sin violencia, como un torbellino. Su solemnidad sorprende y mantiene el
espíritu alerta. Percibe uno en seguida que se trata de algo serio. Y
lentamente, poco a poco, se desenvuelve una historia cuyo interés todo se basa
sobre una imperceptible desviación del intelecto, sobre una hipótesis audaz,
sobre una dosificación imprudente de la Naturaleza en la amalgama de las
facultades. El lector, apresado por el vértigo, se ve obligado a seguir al
autor en sus atractivas deducciones.”
Jean Paul Sartre
En
Baudelaire (1949), el filósofo y crítico francés compara a ambos poetas:
"Baudelaire anudó lazos de amistad con
un muerto. Su larga relación con Edgar Poe tiene por objetivo profundo el
acceso a ese orden místico. Se ha dicho que le atraían las turbadoras
semejanzas que la vida del poeta americano ofrecía con la suya. Esto es cierto.
Por esta identidad de destino sólo tenía interés para él porque Poe había
muerto. Vivo, el autor de Eureka sólo hubiera sido una carne vaga como la suya:
¿cómo apoyar una en la otra, dos injustificables gratuidades? Muerto, por el
contrario, su figura se concluye y se precisa, los nombres de poeta y mártir se
le aplican naturalmente, su existencia es un destino, sus desventuras parecen
efecto de una predestinación. Entonces es cuando las semejanzas adquieren todo
su valor: convierten a Poe en una imagen de Baudelaire en el pasado, algo así
como el Juan Bautista de ese Cristo maldito.”
El poeta
Stephane Mallarmé (1842-1898), famoso por haber compuesto “La siesta de un
fauno”, que inspiró a Debussy para su música, traductor de la obra de Poe en
Francia, escribe sobre su tumba:
El poeta en
Él mismo al fin cual lo convierte
la
eternidad, suscita con una espada armado
a su siglo
que tiembla por haber ignorado
en esta voz
extraña el triunfo de la muerte.
De la Hidra
el escándalo antiguo, de que acierte
a dar lengua
más pura el ángel al poblado,
vil proclamó
por ellos a gritos el pecado
que un
brebaje sombrío al sortilegio vierte.
Si nuestra
idea hostil a la nube y al suelo
con ambos en
la tumba de Poe no esculpe, oh, duelo,
y en un
bajorrelieve guirnaldas no coloca,
granito aquí
clavado por un desastre obscuro,
de la
Blasfemia al menos que un límite esta roca
marque a los
vuelos negros sueltos en el futuro.
Poemas de
Baudelaire pueden leerse en: http://amediavoz.com/baudelaire.htm
Poemas de
Mallarmé en: http://amediavoz.com/mallarme.htm
Roberto Brey