miércoles, 30 de junio de 2010

Premio municipal de literatura “Manuel Mujica Láinez”

La Dirección General de Cultura de la Municipalidad de San Isidro convoca a participar de la cuarta edición del concurso de cuentos Premio Municipal de Literatura “Manuel Mujica Láinez”.

Los interesados podrán participar presentando cuentos inéditos con tema libre. Las obras a presentar no deben exceder las 10 páginas, escritas en castellano, en hoja tipo A4, con letra tamaño 12, interlineado sencillo y por triplicado.

Los trabajos serán firmados con seudónimo y remitidos dentro de un sobre cerrado en cuyo exterior figure el título del cuento y el seudónimo del autor. Además, ese sobre deberá contener otro sobre cerrado en cuyo exterior figure el seudónimo y que contenga en su interior los datos personales del autor.

La entrega deberá hacerse personalmente a partir del 1 de julio hasta el 27 de agosto, de lunes a viernes, de 9 a 17, en:
* Dirección General de Cultura: Av. del Libertador 16.208, San Isidro, 4512-3210/13.
* Casa de Cultura de Acassuso: Perú 167, Acassuso, 4580-3111/12
* Centro Cívico Cultural de Beccar: Av. Centenario 1891, Beccar, 4512-3160
* Centro Cívico Cultural de Boulogne: Av. Rolón 2315, Boulogne, 4513-7803/04
* Casa de Cultura de Martínez Centro: Saavedra 1710, Martínez, 4793-9532
* Casa de Cultura de San Isidro: Av. Centenario 77 (local 7), San Isidro, 4512-3057
* Casa de Cultura de Villa Adelina: Av. de Mayo 964, Villa Adelina, 4513-7893/94

Las obras podrán también ser enviadas por correo a la Dirección General de Cultura (Avenida del Libertador 16.208, San Isidro, Código Postal: 1642). Se considerará como fecha de recepción la que figure en el sello postal hasta el 27 de agosto inclusive.

No serán admitidas las obras remitidas por correo electrónico.

El jurado, integrado por los escritores Ivonne Bordelois, Silvia Plager y Ernesto Mallo, se expedirá el martes 2 de noviembre de 2010 y su fallo será inapelable

* Primer Premio $ 2.000 (pesos dos mil), medalla y diploma.

* Segundo Premio $ 1.000 (pesos mil), medalla y diploma.

* 8 menciones con entrega de medallas y diplomas.
Los premios y menciones serán incluidos en una antología que se publicará en 2011. Los premios serán entregados en el transcurso del año. Si los ganadores fueran menores de edad no emancipados, el premio será entregado al padre, madre o tutor, quien deberá acreditar esta condición

Las obras que no hayan sido premiadas serán destruidas y los premios podrán considerarse desiertos.

viernes, 25 de junio de 2010

El cuento: origen y desarrollo (31) por Roberto Brey

31

Mark Twain

(1835-1910)

Samuel Langhorne Clemens nació el 30 de noviembre en una pequeña aldea de Florida, en Missouri. A los cuatro años su familia se trasladó a la cercana Hannibal, puerto fluvial en el río Misisipi y allí se inspiró Sam para muchos de sus escritos. Cuando tenía doce años muere su padre y debe ayudar a su hermano mayor en la imprenta del periódico local. En 1851 comienza a publicar algunos breves relatos de viajes en el Journal de Muscatine, que ya pertenecía a su hermano Orion.

Decidido a probar fortuna se enrola en un barco a vapor, y luego obtiene su título de piloto. Allí adquiere su seudónimo “twain” (deformación de two). “Mark twain” era el grito de habitual cuando se llegaba a las dos brazas de profundidad, que permitía que el barco pudiera navegar.

Al comenzar la Guerra de Secesión (en 1861) fue soldado de la Confederación junto a su hermano, y al tiempo que emprende varios negocios, casi siempre desafortunados, comienza a trabajar como periodista, en 1862, en el Territorial Enterprise de Virginia City y, al año siguiente comenzó a firmar con el seudónimo Mark Twain.

En 1864 conoce a Artemus Ward, escritor humorista y conferenciante, que lo introdujo en el negocio de las conferencias. Su relato “La rana saltarina del condado de Calaveras" (1865) le dio una súbita popularidad y ese mismo año firmó un contrato con el Sacramento Union para escribir una serie de cartas sobre el servicio de pasajeros de la recién inaugurada línea de barcos de vapor entre San Francisco y Honolulu. En estas cartas aparece ya perfilado su estilo con una inimitable y mordaz ironía.

En 1867 viajó a Europa y Tierra Santa, aprovechando para escribir su libro de viajes “Los inocentes en el extranjero” (1869), donde explota con humor la decadencia y el aristocratismo antidemocrático europeos y, por otro lado, el provincianismo y la irreverencia de los estadounidenses en contacto con Europa. Con su habitual ironía afirmó: «He descubierto que no hay manera más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él».

En 1870 se casó con Olivia Langdon, el gran amor de su vida, a quien llamó Livy. Olivia era hija de un capitalista progresista que ayudó a escapar a muchos esclavos como parte de la red de liberación llamada Ferrocarril subterráneo. Twain siguió escribiendo libros de viajes, como A tramp abroad (1880) sobre una excursión a los Alpes y la Selva Negra alemana, y el clásico “Vida en el Misisipi” (1883), compuesto con materiales publicados o redactados anteriormente y que se centra en un período de introspección sobre su infancia y juventud y en el que figuran los más valiosos trabajos del escritor: Las aventuras de Tom Sawyer (1876), Las aventuras de Huckleberry Finn (1884).

Twain tenía opinión sobre los temas políticos de su época y los últimos años de su vida los pasó manifestando su oposición al capitalismo y al imperialismo de entonces.

Otra mala inversión lo arruinó completamente durante el pánico de 1893, pero logró salir dando conferencias por todo Estados Unidos y el mundo. Sobre esta experiencia publicó el libro de viajes “Siguiendo el Ecuador” (1897).

Su hija mayor, Susy, murió de meningitis, Livy se quedó inválida y otro hijo murió por un descuido suyo, como dolorosamente cuenta en su Autobiografía. Siempre luchando contra los apuros económicos, el escritor se sumió en el pesimismo. Finalmente su mujer muere en Florencia en 1904 y seis años después murió súbitamente su hija. Sin poder recuperarse, murió cuatro meses después, el 21 de abril de 1910, en Redding, Connecticut.

De Mark Twain puede leerse:

“Una fábula” en: http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=2852
"El hombre que corrompió Hadleyburg":
http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=2853

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jueves, 24 de junio de 2010

Carlos Enrique Urquía, el poeta de la amistad


Apuntes para una biografía de Carlos Enrique Urquía, la vida del poeta sanfernandino a través de sus libros.

Bajo este título el escritor y editor Hugo Boulocq presentará una semblanza del mayor poeta sanfernandino, de la generación neohumanista del 50. Urquía vivió toda su vida en San Fernando, salvo un lapso en el que dirigió una escuela de Formosa. Fundó la filial local de la SADE y otras entidades culturales en el distrito. Fue docente y profesor de lengua y literatura, y también secretario de cultura comunal en la década del 60. Falleció a los 83 años en su casa de Virreyes.

Amistad. Si hay una palabra para definir la poesía Carlos Enrique Urquía esa palabra es amistad, relata su amigo Hugo Boulocq, escritor y editor, que la próxima semana presentará la obra Apuntes para una biografía de Carlos Enrique Urquía, la vida del poeta sanfernandino a través de sus libros.

En charla con Prensa Libre Boulocq habló del autor de Amistad en las islas (1957), y de sus apuntes para una biografía que comenzó como un proyecto de un año y quedó terminada –con 160 páginas- después de seis años de consultar fuentes orales, recortes periodísticos, la obra del poeta y la propia memoria de su confraternidad con él.

Boulocq se planteó la tarea al año siguiente del fallecimiento del escritor (en febrero de 2003), y fue tanto el material sobre el poeta que el trabajo no solo se extendió en el tiempo, sino que se convirtió en una suerte de bosquejo –de allí el planteo de que son apuntes- sobre la vida del poeta, más que en un producto acabado.

El editor señaló que la obra más compacta de Urquía fue, Cuarenta años de poesía argentina, una antología en tres tomos sobre la poética nacional entre 1920 y 1960. Luego indicó que Urquía perteneció a la generación neohumanista de los ´50, a la que pertenecieron Juan Gelman, Oscar Hermes Villordo y José Isaacson, entre otros.

A lo largo de su carrera Urquía publicó más de una decena de títulos de autor, otras tantas obras colectivas, formó parte de antologías y fue un activo promotor de la lectura. En San Fernando, la calle Constitución al 600, donde se levanta la Biblioteca Popular Madero, fue rebautizada “Cuadra de los Escritores” merced a una iniciativa de su autoría.

El viernes 25 a las 20.30, la SADE filial Delta presentará la biografía sobre Urquía, en el Ateneo Popular Esteban Echeverría, en 25 de mayo 1168, con la presencia del autor y editor Hugo Boulocq, y de otro amigo, el compositor y escritor, Francisco Vázquez.

También fundó la revista Amistad, que salía cuatro veces al año, en cada cambio de estación; y un 25 de mayo, junto a 25 amigos de las artes locales, no solo la literatura, fundó la Sociedad Patriótica y Cultural Amistad 25, que perdura hasta la actualidad y suele destacar esquinas y rincones históricos de la ciudad con placas recordatorias.

Urquía fundó la SADE Filial Delta Bonaerense y la presidió por alrededor de 30 años. Una curiosidad que adelantó Bouloqc a Prensa Libre es la participación del poeta sanfernandino en las páginas literarias de la revista, Jurispridencia, del Colegio de Abogados de San Isidro, cuya sección dirigió también durante sus años de actividad.

El poeta sanfernandino también fue docente por años; dictaba la materia lengua y literatura en el Industrial Naval N° 1 y fue director del Colegio San Fernando. En los primeros años de su carrera docente durante un lapso dirigió también una escuela del interior del país, en Formosa, relató Boulocq.

“Fue un gran orador. Un amigo entrañable. La palabra que más lo define es humano. Tenía una visión optimista de la vida” definió Boulocq sobre el autor de La Cimbra (1961) y agregó: “Fue un poeta excepcional, de esos cuya obra se rescata recién con los años. Un representante fiel de la cultura sanfernandina junto a Atilio Betti y a Adolfo Cordero”.

El viernes 25 del actual, a las 20.30, la SADE filial Delta –que cumplió 37 años el 19 de mayo último- presentará la biografía sobre Urquía, en el Ateneo Popular Esteban Echeverría, situado en 25 de mayo 1168, con la presencia del autor y editor Hugo Boulocq, y de otro amigo del poeta, el compositor y escritor, Francisco Vázquez.

Urquía sobre el río

Fragmento del poema, Permanencia del río, en la página 72 de la obra, La Cimbra (1961), segundo libro sobre las islas delteñas del poeta sanfernandino. El propio autor relata que el título remite al palo que sostiene la línea que el isleño deja de noche para “pescar el surubí o su cachorro, el dorado grande, o cualquier pieza nocturna y solitaria”.

Río

Lúcida galería recostada
tendón de la corriente paralela
rienda lacia anudada en las mareas
vidrio central dejado en el paisaje

Por todo lo que es flor en las muñecas
y porque asilo un hombre
traigo además del canto el pugilismo
para mostrar que estoy y me defiendo.

viernes, 18 de junio de 2010

El cuento: origen y desarrollo (30) por Roberto Brey

30
Henry James y sus contemporáneos


El crítico Lionel Acher produjo un interesante trabajo a partir de escritos de James en los que opina sobre Maupassant. James, marcado por el puritanismo anglosajón, pero con “un deslumbrante cosmopolitismo” se dirige a un público anglosajón y puritano para hablarle del escritor francés. Allí, dice Acher, James aprueba totalmente a Maupassant al considerar: “el escritor no tiene otra misión que reproducir con fidelidad (la ilusión que se hace del mundo), con todos los procedimientos del arte que ha aprendido y de los que puede disponer”. Y, asegura Acher, se muestra reservado sobre el axioma de Maupassant: “la psicología debe ocultarse en el libro como se oculta en la realidad bajo los hechos de la existencia”.

Henry James no oculta tampoco su predilección por los cuentos de Maupassant, que “merecen un primer lugar en toda apreciación imparcial de su talento (…) resulta que su originalidad se encuentra en ellos perfectamente representada, y su brevedad, extrema en algunos casos, no les impide constituir una colección de obras maestras. (Hablo de los mejores, pues son desiguales).” ¡Vaya elogio, proviniendo de uno de los más grandes cuentistas de todos los tiempos!

Pero para Acher la admiración por Maupassant escritor, por parte de un crítico objetivo como James, cede en un punto ante su propio moralismo victoriano, al achacarle el exceso de importancia que el francés le otorga al sexo, al reprobar la visión de la vida que propone Maupassant. Critica en el cuento “Descubierta” (1884) lo que llama “erupción de anglofobia casi inconcebible (…) de irresponsabilidad y mal gusto”. Señala también: “sus observaciones están despojadas de toda superstición, de todas nuestras complacencias inglesas, de nuestras superficialidades delicadas y a menudo imaginativas”. Para señalar después que Maupassant es un escritor “a la vez tan licencioso y tan impecable…”

Para el argentino Tomás Eloy Martínez, el aporte central de Henry James será “la creación de realidades que están siempre en duda”, afirma en un reciente artículo. “Todo lo que suceda será de una manera o de otra. El lector así tiene que decidir cuál es el verdadero lugar de cada cosa…”

Coincide con que cierta “incomodidad lo aquejaba al narrar la vida sexual de sus personajes”, y cita a “Washington Square” (1881), “Otra vuelta de tuerca” (1898) y “Los embajadores” (1903) como referencia de lo que se sugiere sin decir.

Martínez considera que muchas de sus ficciones tienen varios sentidos posibles “y que solo en la ambigüedad encuentran su razón de ser.” Y que “por su complejidad y la delicadeza de su ejecución, la obra de James tiene pocos herederos”, y de entre ellos rescata al Bioy Casares de “Moscas y arañas”

Algunos cuentos de Henry James que se pueden leer en Internet:
Los amigos de los amigos: http://es.wikisource.org/wiki/Los_amigos_de_los_amigos
El árbol de la ciencia: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/james/arbol.htm
La edad madura http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/james/edad.htm
La figura en el tapiz: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/james/figura.htm
La leyenda de ciertas ropas antiguas:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/james/leyenda.htm
Lo mejor de todo:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/james/mejor.htm

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jueves, 17 de junio de 2010

"Árbol de familia"

Podrían ser las meigas gallegas, el machí o chamán Mirá Más Lejos o la mismísima María Héguiz, y todos juntos, conjurados por las páginas de María Rosa Lojo, los que hicieron que el sábado 5 de junio por la tarde pasáramos en Tierra de Libros una tarde mágica. Quien escribe, absolutamente tomada por la emoción de escuchar palabras viejas en una voz nueva, que convocaba, evocaba, invitaba a recordar, tuvo el placer de compartir con un auditorio atento, respetuoso y participativo la presentación de "Árbol de familia".

En esta novela encontramos personajes entrañables, inolvidables, seres humanos con contradicciones, héroes cotidianos que vivieron el desarraigo como algo trágico. Un árbol puede ser también un entramado, sus ramas pueden formar una textura, en definitiva, un texto literario. De la mano magistral de la autora, donde nuestro idioma revive en todo su esplendor, tenemos el placer de leer historias de vida con las que sin duda nos sentiremos identificados. Más allá de pertenecer o no a las corrientes de inmigrantes de pre o posguerra. Más allá de ser españoles, o italianos, o polacos, o alemanes. El disfrute está garantizado.

Hablamos también de "Finisterre", un texto que consideramos un poco "precuela" del libro en cuestión, novela epistolar e histórica, donde se entremezclan Oscar Wilde, Manuelita Rosas y la protagonista Elizabeth Amstrong, con los epígrafes de Rosalía de Castro y las coplas que se escuchaban cuarenta años antes en la pampa argentina, cuando el Restaurador gobernaba por primera vez estas tierras. En 1835 también había gente que cruzaba "La Mar Océana" como le gusta decir a María Rosa, desde Inglaterra a una Argentina en ciernes, ida y vuelta, una y otra vez. Y mientras se siguen tejiendo las historias. ¿Cuál será el delicado borde entre la ficción y lo real? ¿Cuántas cautivas gallego-irlandesas habrán pasado sus días aquí y luego se habrán vuelto a su otro lugar en el mundo, el fin de la tierra?

En este caso, lo cierto no importa, tan sólo lo verosímil. Y la autora logra que le creamos a pie juntillas. En "Finisterre" y en "Árbol de familia".
En la presentación del sábado tuvimos una voz nueva, dije, fue la de la actriz, cantante y narradora María Héguiz, quien nos encantó a todos. Sin excepción. Ella recreó momentos de "Árbol de familia" de un modo tan especial que hasta la autora, dicho por ella misma, creía estar escuchando las palabra escritas por otro… Ése es el hechizo que ejerce la Héguiz, al ponerse en el cuerpo de "La Embruxada", "Margot", "Julia" y especialmente "Doña Ana" en su diálogo final con su amiga Asunción.

El "finale" fue un brindis con Malbec, firma de ejemplares y la promesa de volver de ambas, autora y actriz, para la reedición próxima de "La princesa federal". Que así sea.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
tierradelibros@fibertel.com.ar

viernes, 11 de junio de 2010

El cuento: origen y desarrollo (29) por Roberto Brey

29

Henry


James

(1843-1916)

Una vida de aristócrata fue la que tuvo Henry James en su país. Nacido en Nueva York, dentro de una familia irlandesa que resolvió todos los problemas económicos para varias generaciones, desarrolló su amor por la cultura europea, como producto de los viajes promovidos por su padre, que lo consideraba como parte ineludible de su educación. Intentó tomar, tanto de Europa como de América, lo mejor de ambas culturas, pero finalmente llegó a naturalizarse como británico poco antes de su muerte.

Como Irving y Hawthorne, James también vivió en Europa y conoció innumerables intelectuales. Europa fue el destino de muchos (intelectuales y nuevos ricos) para adquirir ese barniz de cultura y de urbanidad, que pudieran alejarlos del “salvajismo” de América. Para ellos era inocultable la admiración que sentían por el viejo continente, la patria de sus ancestros. Todo lo contrario de lo que ocurría con Mark Twain, que en su literatura solía burlarse de lo que para otros era el inigualable carácter europeo.

Según el crítico Jaime Rest, Henry James se inspira en Europa para obtener su literatura de más alta calidad. Y el propio James, en uno de sus cuentos analiza horrorizado el destino de un norteamericano, que de no haber obtenido la cultura europea, se hubiera convertido en un mediocre comerciante sin aspiraciones trascendentes. Sin embargo, Rest rescata “un gran sentido crítico y un absoluto equilibrio en el análisis de los sentimientos encontrados que origina el enfrentamiento de culturas…” Y sugiere que ese tema no sólo deriva de la experiencia del escritor en sus viajes por Europa, sino también por la influencia que recibe de Hawthorne.

Y sobre el tema es el propio Henry James quien escribe en un ensayo biográfico sobre Hawthorne: “Un hombre que tuvo el honor de llegar al mundo nada menos que en el día (4 de julio de 1804) en que la gran República sufre su más agudo ataque de autoconciencia... y es saludado por el tañido de campanas y el trueno de los cañones... recibe por esto el encargo de realizar algo grande”.

Para su biógrafo, León Edel, James no tiene nada que ver con ese individuo esquivo y distante con el que a veces se lo identifica, sino que por el contrario, tuvo vinculaciones con casi todos los escritores más importantes de la época, entre los que nombra a Browning, Stevenson, Daudet, Turguéniev, Emile Zolá, Maupassant, Conrad, H.G.Wells, Kipling. Edel asegura que James domina la literatura de los Estados Unidos “porque las ramificaciones de su carrera son abundantes –y complejas-, en comparación con las vidas más simples y las obras más simples de otros novelistas norteamericanos. En verdad, el llamado ‘renacimiento’ del interés por la obra de James ha consistido en descubrir que es una gran figura mundial de las letras, un verdadero puente entre el movimiento romántico y todo lo que es ‘moderno’ en el arte del siglo veinte.”

Como se dijo antes, si dos fuerzas gigantescas atraviesan la literatura norteamericana de fin del siglo XIX, una de ellas bien podría estar representada por Henry James con su cosmopolitismo y la otra por quienes intentan encontrar una voz propia, una fuerza ‘nacionalista’, encarnada en la literatura de Mark Twain.

Cuentista
Para Jaime Rest, la capacidad novelística de James es incomparable, aunque su “detallado análisis de la conciencia y de la conducta a veces deriva hacia una atmósfera enrarecida que puede fastidiar al lector” no acostumbrado. Pero también asegura: “…la naturaleza del cuento moderno –con su característico manejo de una realidad fluida y caleidoscópica- se presta sobremanera para el temperamento de James, que halló esta forma muy apta para el despliegue de su estrategia irónica.”

Rest cree que el centenar de relatos cortos que escribió son de una “calidad excepcionalmente uniforme”, pero rescata algunos relatos que tipifican esa percepción. Los fantásticos: “El altar de los muertos”, “Los amigos de los amigos”, “La fuente sagrada”, “Otra vuelta de tuerca”. Experiencias de artistas: “La Lección del maestro”, “La figura en el tapiz”, “El árbol de la ciencia”, “Lo real”.

James también ejerció la crítica literaria (“El arte de la ficción”, “El futuro de la novela” y centenares de artículos sobre escritores), incursionó en el teatro con éxito escaso y escribió varios libros de viajes y tres volúmenes de autobiografía.

Si bien James puede ser considerado un narrador realista (sin militancia en el realismo como movimiento artístico, aclara Rest), se destaca en la indagación del hombre y su mundo circundante, “a través de un detenido estudio de los niveles más profundos de la relación interpersonal, en los cuales se cargan de sentido las actitudes inexpresadas y las palabras superficialmente imprecisas.”

La ambigüedad fue considerada una de las características de su escritura, que indaga en la condición humana, en los móviles que guían a su personajes, que generalmente terminan en el fracaso y la muerte a causa de sus antagonistas.

Uno de sus relatos más famosos (llevado al cine en numerosas adaptaciones) es “Otra vuelta de tuerca” (1898, año en que nace Hemingway), que cuenta la historia de una institutriz que debe educar a dos niños huérfanos en una apartada y rica mansión. Contratada por el tío de los niños, se encuentra con una difícil situación cuando empieza a descubrir extrañas conductas en ellos y conoce la historia de la muerte de la persona a quien sustituye y de la relación sentimental que la unía a un jardinero que trabajó en la casa con anterioridad. Aparentemente la relación influía en los niños y, de alguna manera, sigue presente a través de apariciones que sólo ella ve. Por sus características, el drama que se desata y su final bien puede ser considerado un perfecto relato de terror. Claro que algunos críticos se inclinan por acentuar el carácter psicologista de la historia, poniendo en duda los hechos, que bien pueden estar sólo dentro de la mente de la trastornada institutriz. En el relato, la historia proviene de la lectura realizada por un tercero, de la crónica de los hechos que dejó escrita la protagonista (un recurso común entonces), por lo que de esa manera el autor parece desentenderse por completo de la autenticidad de la narración.
Pero lo que más pesa en la historia es que por primera vez aparece un niño protagonizando un relato terrorífico (para colmo son dos), lo que le da mayor efecto al relato, acentuado además por la ambigüedad señalada, que posibilita las diversas interpretaciones que produce.

Cabalmente reconocido después de su muerte, James se convirtió en el escritor más representativo del cosmopolitismo y un precursor de las innovaciones literarias del siglo XX.

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miércoles, 9 de junio de 2010

Dicente (Bicentenario)

Por Juan Disante



Quise ser dicente
de dos siglos,
de sus llanos, montañas y ríos
sin hálitos humanos.
Y a poco de ver
encontré al Hombre
con su signo,
su espada filosa y su mimo.

Ya no sólo es celeste y soles,
el vuelo es revesado azul
latitud del norte,
centenarios ávidos.

Todo mi interés en ese argentífero
cantero de bienes,
sin desapego
ni la llama
ni el colmillo.

Montaraz cielo sin sures
donde el mito hace historia
y la inocencia pueblo,
rito.

viernes, 4 de junio de 2010

El cuento: origen y desarrollo (28) por Roberto Brey

28
Herman Melville (1819-1891)


“Si Emerson, Thoreau y Whitman son los profetas esperanzados, y Hawthorne es el alma puritana atormentada por la culpa, Melville es un titán perseguido por el mal”, lo definiría Nora Dottori. Pero para ella, éste no se encierra en la introspección: “sale a buscar el mal por el mundo, y no vuelca esta búsqueda en estructurados relatos, sino en una epopeya grandiosa, desgarrada y vital.”
Nacido en Nueva York y perseguido por la humillación que la quiebra comercial de la familia le produce, a los 15 años trabaja como empleado y al poco tiempo se embarca como marinero. Varios años transcurre en los barcos balleneros de la entonces floreciente industria, recorriendo el Pacífico y llegando a vivir con los indios de Tahití, y a su vuelta, a partir de 1846, traduce en libros las experiencias vividas.
“Typee” (1846) describe la vida en el paraíso indígena de Taipi, comparándola con el mundo occidental.

En “Omoo” (1847), en tono de comedia dramática describe la vida de los vagabundos y de la degradación que el blanco provoca en los indígenas. “Mardi” (1849), una alegoría de difícil interpretación y dos novelas con experiencias marineras, serían el prólogo a su obra más famosa: “Moby Dick” (1851). De una estructura singular, la simbólica persecución del mal, encarnado en la ballena blanca, era presentada como novela, pero en ella coexistían largas descripciones del mar, de la vida marinera, de la caza y de las ballenas en sí, de su mitología y de su inserción en la literatura y la leyenda.

Libro controvertido por sí mismo, toda la obra de Melville sufrió diferentes y contradictorios avatares hasta el presente, pero Moby Dick permitió múltiples interpretaciones. El horror representado en su blancura, en el capítulo ‘La blancura de la ballena’ puede hasta remitir a las páginas de Poe que rescata Borges del Nantucket de Arthur Gordon Pym como: “una sistemática pesadilla cuyo tema secreto es el color blanco”.

Los cuentos de Melville también hablan de la maldad humana, de las almas perdidas en un mundo incomprensible, como “Bartleby”, el cuento publicado 1856, tomado de sus experiencias tempranas como oficinista, las que curiosamente retoma en la Aduana de Nueva York después de la mala acogida con que fuera recibida Moby Dick. Para algunos, ese cuento puede haber sido producto de su decepción, encarnada en la decisión de Bartleby de “no copiar más”. Y para algunos influyó en otros escritores, como Emily Dickinson en su poema “There’s a certain slant of light”. Para otros, Batherbly permite prefigurar a Franz Kafka.

Melville escribe sobre su amigo, al que también consideraba su maestro, Nathaniel Hawthorne:

“A pesar de toda la luz de veranillo de San Martín que ilumina la parte de acá del alma de Hawthorne, el otro lado –como la mitad oscura del globo terráqueo- está envuelta en una oscuridad diez veces negra. Pero esta oscuridad no hace sino destacar más la aurora que lo mueve todo, avanza constantemente a través de él y circunnavega su mundo… Es cierto, sin embargo, que de esta gran potencia de oscuridad que hay en él deriva la fuerza de sus apelaciones a ese sentimiento calvinista de la Depravación Innata y el Pecado Original de cuyas visitaciones, en una u otra forma, no está siempre y enteramente libre ninguna mente que piensa profundamente. Pues en ciertos estados de ánimo ningún hombre puede pesar este mundo sin poner en el platillo algo que se parezca de algún modo al pecado original para nivelar la balanza desnivelada… Ahora bien, es esa oscuridad de Hawthorne la que me llama tanto la atención y me fascina tanto; esa oscuridad es la que produce la sombra infinita de su fondo, ese fondo contra el cual Sahkespeare destaca sus más grandes concepciones, las cosas que le han dado su fama más alta si bien más circunscripta como el más profundo de los pensadores… Hay en él esas cosas profundas y lejanas, esos destellos ocasionales de la verdad intuitiva, esas indagaciones breves y rápidas en el mismo eje de la realidad; son las mismas cosas que hicieron Shakespeare a Shakespeare. Por boca de personajes enigmáticos como Hamlet, Timón Lear y Yago dice hábilmente, o a veces insinúa, las cosas que sabemos son terriblemente ciertas, que sería todo menos locura que cualquier hombre bueno dijera o que insinuara. Atormentado por la desesperación, Lear, el rey frenético, se arranca la careta y dice las locuras de la verdad vital…”

El cuento más famoso de Melville, “Bartleby”, puede leerse en:
http://www.booksfactory.com/cgi-bin/schlabo/dl4.pl?bartleby_escribiente

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jueves, 3 de junio de 2010

Bernardo Lozier Almazán presentó su nueva reseña histórica de San Isidro

Con la presencia de numeroso público y conocedores de la trayectoria del historiador Bernardo Lozier Almazán, fue presentada en sociedad , el miércoles 26, la Nueva Reseña Histórica del Partido de San Isidro, obra que supera ampliamente la edición del año 1986 del mismo autor en investigación, datos y presentación.

Fue en la sede del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" (Adrián Beccar Varela 774, San Isidro). Su directora, la arquitecta Marcela Fugardo de Rivero Ayerza, se refirió al generoso gesto de Lozier Almazán de donar sus derechos de autor a la Asociación de Amigos del Museo para fomentar sus actividades de promoción cultural, y anunció que el nuevo libro será enviado a las bibliotecas de las escuelas de San Isidro facilitando a docentes y alumnos el acceso a tan necesaria información sobre la historia local.

Seguidamente, en nombre del Instituto Cultural Argentino - Uruguayo, el arquitecto Edgardo Licen, sintetizó la relación de esa institución con el Museo –en tiempos en que Lozier era su director- ponderando la buena recepción que tuvieron sus propuestas, cimentando lazos de promoción cultural entre ambas naciones.
Poco después, Bernardo Lozier Almazán agradeció la presencia del numeroso público, en especial la de los historiadores Pedro Kröpfl y Daniel Balmaceda, así como la de muchos amigos que no quisieron faltar al acto de presentación del libro.

Finalmente, dedicó sus últimas frases para agradecer a Ivonne Rousset de Tedesco, quien se ocupó de prologar la Nueva Reseña Histórica del Partido de San Isidro, y a la arquitecta Marcela Fugardo, directora del Museo por su intervención en el surgimiento de esta Nueva Reseña Histórica.

martes, 1 de junio de 2010

Recomendaciones Bicentenarias

En este mayo tan especial la industria editorial se ha visto inundada con propuestas que nos invitan a revisar lo que sabíamos (y sobre todo lo que no sabíamos o habíamos olvidado) sobre el querido 25 de mayo de 1810. Me parece que los que hicieron punta (comenzaron la colección el año pasado) son la gente de editorial El Ateneo con su colección sobre el Bicentenario: así van desfilando el pensamiento de Juan Bautista Alberdi (con prólogo de María Rosa Lojo), el de Bartolomé Mitre, el de José Hernández, el del radicalismo, el de socialismo y la izquierda (con prólogo de Ricardo de Titto). Otra propuesta interesante es “1807 Por qué Buenos Aires no es Buenos Aires City”, de Lucio Picabea, sobre las invasiones inglesas. Recordemos que es una de las causas por las que en estas orillas se empezó a pensar en la posibilidad de independizarse de la corona española. Para los que añoran más mitos de Felipe Pigna, salió “1810. La otra historia de nuestra revolución fundadora”, donde el autor rastrea los orígenes de la Gesta de Mayo y el comienzo de nuestra identidad como nación. O bien seguir con uno más de Daniel Balmaceda “Historias de corceles y de aceros”, plagado de anécdotas de aquellos años, pero con todo un sustento histórico detrás.

Hablando de Pigna, hay una colección que se orienta más bien para la historieta en el sentido de que la estética es ésa, tenemos “Invasiones inglesas”, “La revolución de mayo”, “Güemes”, “Belgrano”, como para que los chicos se desasnen abundantemente y sin aburrirse. Y los grandes también. Recomiendo especialmente para la franja de 10 a 12 años “La rosa del río” de Laura Ávila, Col. Mar de Papel (Ed. Crecer Creando) y “El aprendiz” de Mario Méndez de Alfaguara, la primera ambientada durante las invasiones y la segunda con el diario de Hipólito Vieytes como fondo de la revolución.

También me gustará mencionar el bellamente editado “Argentina Bicentenario 1810-2010 Siete días en 200 años”, de Fabián Sevilla e ilustraciones de Alexiev (Ed. Sigmar), un excelente recorrido con muy buen soporte visual por estos años y con la yapa final de un mapa con lugares destacados que incluye el Cementerio de Puerto Darwin en Islas Malvinas. Para leerlo con nuestros hijos o para que ellos lo disfruten solos.

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
4798-2965